jueves, 19 de septiembre de 2013

"Desgracias" en público

Es una situación por demás incómoda y vergonzante para su protagonista, que desesperadamente va a tratar de hallar una manera para disimular el incidente y hacer que la culpa recaiga en otra persona, usualmente una que se encuentre cerca suyo. La persona que desafortunadamente sea la protagonista, hombre o mujer (¡si, mujeres también!) va a tratar, disimulada o súbitamente según la situación lo amerite - que tan rápido se den cuenta los demás de quien fue el autor o la autora del pedo de la flatulencia -, de dejar el lugar, comentando en voz más o menos alta, o en silencio, sobre la ordinariez del /a perpetrador /a, haya hecho esta persona un acto involuntario (suelen ser estos la mayoría aplastante) o uno intencional. En muchos casos el incidente no pasará a mayores, pero en otros es muy probable que quienes sufrieron la ventosidad por hallarse cerca o muy cerca terminen rezongando y puteando insultando a quien la haya expelido. Ellos son quienes peor la pasan, al tener que sufrirlo, y la situación empeora y se complica por dos factores clave: las dimensiones del lugar en que haya sido expelida la flatulencia y la cantidad de personas en ese lugar. Imagínense, pro ejemplo, un ascensor con la capacidad máxima para cinco o seis personas, pero en el cual hay ocho; un ferrocarril metropolitano para pasajeros en pleno horario pico y en invierno, una reunión de negocios repleta de ejecutivos de ambos sexos que esperan un respeto a rajatabla de las buenas costumbres y la etiqueta, un pasillo angosto atestado de gente, un aula en plena clase... el pedo la flatulencia podría quedar marcada a fuego en el olfato y la memoria de quienes hayan tenido que sufrirla, quienes, por supuesto, le van a recordar su falta al /la autor /a.




--- CLAUDIO ---

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