Dicho y hecho.
Desde quienes se encontraban en los
corredores y el cubículo por el que hizo el descenso la pareja hasta los seres
feéricos y elementales presentes en el enorme salón que funcionaba como sala de
espera y recepción – había trece ventanillas desde las que derivaban a la gente
a las diversas áreas médicas y otras cinco para trámites específicos – en la
planta baja repitieron con el oriundo delas Heras el mismo esquema que con
Oliverio, Lursi y Kevin. El mismo reconocimiento dedicado al compañero
sentimental de Nadia, con su pierna izquierda entablillad ay vendada, quien se apoyaba
en un bastón para caminar, y los otros dos hombres, con las diminutísimas
marcas en las partes visibles de sus cuerpos, concretamente la cara y las
manos: aplausos y ovaciones con discreción, porque estaban en un hospital, y
felicitaciones se prolongaron durante esos cinco o seis minutos que demandó a
la pareja llegar desde la habitación en el cuarto piso hasta la puerta que daba
a la calle. En el caso del originario de Las Heras, además, uno de los
principales motivos del reconocimiento había sido el haber ayudado a llegar al
mundo a un nuevo integrante de la comunidad, un motivo seguido bien de cerca
por aquel que hubiera de sindicarlo como el autor intelectual de la salida
heroica. Nadia y las hermanas de aura lila, ya en la entrada, no pudieron (ni
quisieron) reprimir el gruñido cuando la media catorcena de féminas que estaba
allí para atención médica, quiso incluso ser fotografiada con estos cuatro
hombres; el personal y propietarios de “El Tráfico”, el tradiconalísimo bar de
Barraca Sola, y los del salón de juegos en Altos del Norte, les aseguraron, y
fue suficiente solo con la palabra, la gratuidad total de Abril, y el personal
del Consejo de Infraestructura y Obras les garantizó a todos (Oliverio recién se
estaba enterando de esto) descuentos
proporcionales a los daños, para cuando tuvieran que comprar los materiales e
insumos – de este alto organismo político dependía el Mercado central de la
Construcción – para las reparaciones en sus viviendas. Y estos premisos estaban
justificados en todos los casos.
Incluso Lili, la cabeza del Estado, estaba
allí, para dar al grupo las mismas felicitaciones y ovaciones (además, estaba
supervisando obras en la estructura), porque el médico, el artesano-escultor y
el ingeniero se habrían negado a abandonar el hospital hasta que su otro “contrayente”
del convenio de sangre fuera oficialmente dado de alta y dejado el dormitorio,
que había compartido con Oliverio, brevemente, y con una mujer que ya había
sido trasladada a otra habitación, para atenciones más específicas. Nuevamente,
la reina Lili estaba sin su escolta de hadas guardianas, algo cada vez más
habitual, y, para varias, olvidada de todo rastro de protocolo y etiqueta, como
hacía siempre que no se encontraba trabajando (lo de las obras era algo
circunstancial). “Gracias”, fue la palabra pronunciada al unísono por los
hombres al abandonar el amplio y equipado salón, todavía abarcados por las
felicitaciones, y fue justo en el momento en que su futuro yerno, Oliverio,
ponía los pies en el exterior, que llamó la atención del cuarteto para las
últimas palabras del momento, y anunciarles:
_Cada uno de los seres feéricos y elementales
que vivimos en esta ciudad contrajimos con ustedes una gran deuda de gratitud,
sobre todo aquellos a quienes nos ayudaron directamente en estos días tan
difíciles. Eduardo, Kevin, Lursi y Oliverio, les damos las gracias por este
gran servicio que prestaron al reino de Insulandia como un todo y a la ciudad como
parte del todo – esas palabras eran más o menos las mismas que dijera a todos
los individuos que durante las jornadas anteriores habían puesto sus vidas en
juego para salvar la de otros – Ahora tienen hasta la mañana del primer día de
Abril, el tercero de LLol en el calendario antiguo, para seguir recuperándose y
descansar, aunque se que ustedes dos, Lursi y Oliverio, ya se reincorporaron a
sus respectivas obligaciones en la función pública – dispuso Lili, cuando Kevin,
Eduardo, Cristal, Isabel y Lía, esta con su primogénito durmiendo plácidamente
en sus brazos, empezaban la caminata hacia la puerta espacial más cercana. Lo
dicho, Oliverio y Lursi se iban a quedar allí, y también Nadia – El segundo día
del mes entrante me gustaría verlos en el Castillo Real a las diez horas en
punto de la mañana. Ahora vayan y disfruten del descanso, Se lo ganaron en
buena ley.
Las puertas espaciales eran uno de los más
grandes logros científicos y tecnológicos de todos los tiempos.
_Hace u cuatrimestre, más o menos, los
expertos del Consejo de Ciencias hallaron un nuevo elemento de origen natural
mientras hacían una prospección del suelo en Ufuke, uno de los trece reinos de
Lunaris, con los expertos locales – informó Isabel a Eduardo – Es un elemento
inofensivo por donde se lo mire, y una vez expuesto al oxígeno se transforma en
energía pura, no contaminante y no explosiva. Los expertos terminaron de
estudiar al elemento Inu, así llamaron, recién al empezar Marzo, y concluyeron
que tendría varias aplicaciones, si conseguían ponerlo en algún recipiente y
encauzarla.
_¿Varias aplicaciones?.
_Si, varias – afirmó el hada, en tanto dejaba
una moneda de cincuenta soles en el cántaro junto al marco de oro – y una de
ellas es esta, las puertas espaciales. Creen que también podría servir para el
alumbrado artificial y, lo más importante, como combustible, lo cual
significaría el más grande de todos los respiros para los árboles, porque la
deforestación caería a la tercera parte… Pero es un descubrimiento muy
reciente, y es muy pronto para hacer esos cálculos y para alegrarse. No sabemos
cuántas son las reservas de ese elemento, donde pudieran haber otras, cuantas
ni, como dije, como contenerlo.
_La parte buena de eso que no se destruye ni
contamina el ambiente con la extracción, ni tampoco hace falta una enorme
infraestructura ni decenas de trabajadores para obtenerla – se alegró Lía, aun
meciendo a su hijo – Es solo la excavación, tres o cuatro personas y listo.
Allí está el elemento Inu… ¡ah!, y tampoco requiere de un presupuesto grande.
Por lo que se, ese elemento se extrae en forma de mineral sólido y tiene color
ópalo, y se vuelve gaseoso durante el minuto y medio posterior a entrar en
contacto con el oxígeno. Ese es el tiempo que tienen los operarios para poner
al Inu en el recipiente.
_¿Qué pasa si no lo logran?., inquirió
Eduardo.
_Nada, porque el Inu es suma y totalmente
inofensivo – aseguró Lía –. Ese elemento, de conseguirlo, vuelve a la forma
sólida y pierde todo valor como energía. Pasa a ser solo un objeto decorativo.
Por lo tanto se está trabajando intentando determinar cuáles son los elementos
que hacen que el Inu conserve su forma gaseosa, que es cuando nos va a servir.
Hasta ahora solo se descubrió uno, el oro… otro uso para este metal precioso.
Pero de acá a que se hayan puesto en vigencia todas las aplicaciones, y esto es
un hecho, van a pasar muchos meses, yo diría que años. Todas las economías
crecerían mucho en muy poco tiempo.
_Útil como energía y como combustible. Pero,
como dijo Lía, falta mucho para eso., sintetizó Cristal, ya habiendo atravesado
la puerta espacial, consciente que se podrían activar decenas de aquellas, sino
era que más, si el Inu fuera tan efectivo y provechoso como prometía.
Habían empezado los diez minutos de caminata,
ya en Barraca Sola. Las mujeres marchaban adelante con precaución, porque el
camino no atravesaba su mejor momento, las hermanas flanqueando a la madre
primeriza – los hombres tenían una “excelente vista” marchando detrás del trío –
concentradas en el bebé que Lía sostenía en sus brazos, riendo, poniendo la
ternura de manifiesto y anunciando Cristal e Isabel “No nos extrañen, por favor”,
a sus compañeros sentimentales, que a unos pocos metros detrás de ellas, menos
de cinco, se sumergieron en su propia conversación sobre lo ocurrido después
que Eduardo entrara a la vivienda de Lía, y fue cuando concluyó su historia allí
– omitió todos los detalles que, como fuere, invadieran la intimidad de la
Consejera de Desarrollo Comunitario Y Social –, que el experto en arqueología
submarina le preguntó al artesano-escultor:
_¿Dónde te habías metido?, porque cuando Lía
y yo salimos a la calle vi la bolsa a un lado del acceso a la sala principal y
manchas de sangre que eran recientes. Temimos lo peor y ella requería de ayuda
médica especializada.
_Si, estuve allí, despejando la entrada todo
cuanto fuera posible, para facilitar la salida a ustedes dos. También yo creí
que Lía había ido a un refugio, y recién caí en la cuenta de que no con ese
pedido de socorro –aseguró Kevin, una ojeada echando a los alrededores. La
calle era un completo desastre y numerosos seres feéricos estaban trabajando.
Se preguntó si el mismo no debería estar allí dándoles una mano –, pero pasó
algo que me obligó a irme. La reina Lili se estrelló a cinco metros de mí con
heridas cortantes en las manos, raspones, arañazos y una costilla rota. Lía y
su hijo te tenían a vos, y la integridad del poder político insular se hallaba
en peligro – su expresión denotó incredulidad –. La reina herida no es algo que
se vea a diario, me costó creerlo. ¿Te cuento lo que pasó?.
_Está bien., pidió Eduardo, que en ese
momento vio un gigantesco trozo de tela elevarse en el aire.
Los globos serían mucho más que útiles por
estos difíciles días.
Continúa…
--- CLAUDIO ---
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