_Pocos
minutos más tarde, Cristal y yo llegamos al Hospital real, con el corazón en la
boca y comiéndonos las uñas. Por cierto que ninguna de las dos no podía ya
continuar aguardando el suspenso, la ansiedad y conteniendo los nervios.
Estábamos muertas del susto y en extremo preocupadas – intervino Isabel,
meciendo suavemente al bebé. Se habían acercado las damas a los hombres, a
causa del triste sentimiento que les
provocara ese sexteto de luces ascendiendo velozmente y formando centenares de
chispas. Había, al parecer, muerto una familia entera - Kevin nos dijo dónde te encontrabas, pero
primero viajamos al Hospital Real, por precaución. Mi hermana y yo te vimos sin
conocimiento, de nuevo, y trasladado por tres hadas médicas, y Lía no hacía otra
cosa que pedir ayuda para su hijo, para ella misma y para vos. A las cosas que
recuperaron ustedes, Oliverio y Lursi – dirigió su vista a los hombres, en
tanto dos hadas guardianas volaban raudas al lugar desde el que habían emergido
esas seis luces – las trajimos en otro viaje. Eran más importantes las vidas en
juego y completar tu desempeño domo partero, Eduardo. Y el momento del fin de
esa salida, de la cual continúo insistiendo con que fue suicida, fue cuando te
llevaron a la habitación.
_Muy
buen desempeño como partero – la corrigió Cristal, que exhibía con orgullo un
prendedor con el sello del Consejo SAM. Oficial y legalmente, ya era una
profesional de la salud – Las hadas con quienes hablé desde que Lía nos contó como
la ayudaste a dar a luz opinaron que hiciste un trabajo excelente. Por eso van a
darte la Medalla de la Natividad. Incluso algunas, entre ellas yo, consideramos
que podrías presentarte como estudiante, ser médico y… ¿qué les pasa?.
_Creo
que esa fue una pregunta innecesaria – dijo con acierto la madre primeriza a su
amiga, sonriendo –. ¿No se te ocurre la respuesta?.
La
obviedad se palpaba en el aire.
Los
hombres, en tanto llegaban al fin a La Fragua, do dejaban de ver a cada
lateral, girando la cabeza velozmente.
_Ni
se les ocurra. Tienen que descansar y recuperarse – advirtió Isabel. Eduardo
volvió a saber lo que era contar con una persona que se preocupara por el, por
suerte, a reafirmarlo. Y Kevin descubrió que tenía en ella, además de una pariente
a futuro, a una amiga –. Se lo merecen y se lo ganaron. Ustedes dos hicieron
mucho más de lo que se esperaba, y estamos muy agradecidas. También lo deberían
estar haciendo Lursi y Oliverio, que compartieron con ustedes esa salida, y
Nadia, que estuvo trabajando sin descanso desde que empezara la catástrofe,
pero con lo tercos que son… no se preocupen, Kevin y Eduardo. Dedíquense ahora
a recuperar sus energías, porque ya van
a tener tiempo de sobra para ayudar. Nadie les va a reprochar el hecho de que
se tomen veinticuatro horas para ustedes, para descansar.
La
réplica de su novio no se hizo esperar.
_Pero
no me siento bien conmigo mismo ni voy a poder descansar un momento como
corresponde, sabiendo que mientras yo
estoy sentado, acostado o durmiendo, para continuar con mi recuperación,
cientos de miles, o de millones, en las partes del reino que fueron afectadas(todas),
por lo pronto los habitantes de la Ciudad Del Sol, van a estar trabajando a
tiempo completo en las reconstrucciones y recuperaciones, cada uno haciendo lo
que puede o lo que sabe, hacen falta todos cuantos sean posibles – argumentó,
sin esperanzas de que su compañera sentimental cambiara de parecer. Esta vez
estaba absolutamente seguro de que eso no iba a ocurrir –. Miren todo esto con
detenimiento, por favor – pidió a las hermanas y Lía, que hicieron caso –; ¿qué
es lo que ustedes pueden ver? – habían dos hadas del Departamento de
Silvicultura, dependiente este organismo del Consejo EMARN, que estaban saneando
el terreno en aquel sector donde había estado plantada una palmera –. Toda la
población del país, desde la reina Lili para abajo, está contribuyendo con algo…
aportando su granito de arena. Lo mismo debe estar pasando en otras partes del continente
centrálico. Tomen como ejemplos a Lursi y Nadia. Según lo que ustedes me
contaron, apenas se separaron por unos momentos breves desde que terminara el
desastre, y Oliverio ya está reunido con su equipo de notables, observando y
evaluando los daños en las dependencias de IO dispersas por esta ciudad.
_Eduardo
y yo tendríamos que estar trabajando y colaborando con todos esos seres
feéricos y elementales, en cualquier cosa que se requiera. Por ejemplo, yo
tendría que ir cuando antes al MC-A para saber que se perdió y que no, y
escribir un reporte para el Consejo Real – agregó Kevin –. Vamos a necesitar
fondos para posibles reparaciones, por si el nuestro, ese que tenemos en
reserva, no fuera suficiente – tenía que ponerse como ejemplo para todo el personal
de ese mercado central –. Ustedes, Lía e Isabel, también deberían de viajar ya
mismo al Plaza Central y ver que está pasando, porque la ayuda también hará
falta en el Museo Real de Arqueología y el Consejo de Desarrollo Comunitario y Social.
Pero nosotros dos – habló también por Eduardo – deberíamos acompañarlas a casa,
cambiarnos e inmediatamente volver a salir, aun sabiendo que Lía y ustedes dos
nos lo van a impedir de alguna manera.
_Claro
que no vamos a permitir que salgan – aseguró Isabel, firmemente. Su hermana y
su amiga convalidaron esas palabras con gestos faciales –. Requieren de por lo menos
otras veinticuatro horas de cero actividad. ¿Piensan acaso que yo no quiero
salir a ayudar y reincorporarme a mis obligaciones en el MRA?. Si, también quiero
sumarme. Pero primero están ustedes dos. Nos lo pidió la reina. Asegurarnos que
no salgan y se tomen su merecido descanso.
_La
reina Lili dijo también que tenías que hacerme caso con…, intervino entonces Eduardo,
pero su compañera sentimental hizo una interrupción.
_Si,
me acuerdo perfectamente de eso. Pero tanto ella como yo creemos que vos ya te
adaptaste a nuestro mundo y nuestra sociedad., y que lo que te queda por hacer
es continuar aprendiendo. Esta vez no vas a poder escudarte en eso – precisó Isabel
–. No es que esté en desacuerdo con tu deseo. No puedo dejar que salgas, y
tampoco estoy tratando de ocultar algo que haya allí, que no quiero que veas.
Es simplemente que en estos momentos me interesa mucho más que estés cien por
ciento recuperado.
_Ustedes
dos, Kevin y Eduardo, y estas son palabras con las que coincido por completo,
se tienen que restablecer del todo antes de hacer cualquiera otra cosa. Eso
queda fuera de toda discusión – intervino Cristal, en tanto Lía volvía a mecer
a su primogénito, cantándole una canción de cuna melódica –. Toda la población
feérica de la Ciudad Del Sol, especialmente aquellas personas a las que
ayudaron y salvaron, están orgullosas de ustedes y nadie les va a pedir otra
cosa. Kevin, Eduardo… incluso los “héroes” necesitan descansar, un tiempo para
ellos, ¿o no lo creen así?. No se tienen que lamentar por el hecho de no poder
estar junto a las cuadrillas de trabajo ni sentirse mal con ustedes mismos – y a
la hermana de Isabel se le ocurrió reparar en aquellos métodos de
convencimiento, eficaces, y las intenciones del par de hombres, razón por la cual
agregó – Mucho me temo que esta vez los mimos y besos no van a funcionar ni dar
resultado alguno, así que, por favor, no se molesten en intentarlo.
_¡Carajo!.,
protestaron Eduardo y Kevin al mismo tiempo, y el trío de mujeres se
escandalizó.
El
sexo femenino era menos propenso a decir groserías, tanto en público como en
privado.
Continúa…
---
Claudio ---
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