Nadie
dice que las viejas costumbres tienen que desaparecer, sino todo lo
contrario. Es más, al contenido de este artículo también hay que
difundirlo para que no quede únicamente en la memoria de nostálgicos /as
que vivieron aquella época, quienes hoy rondan los 30 o 40 años o
superan esa edad. Hoy, los juegos infantiles en la casa o la calle
perdieron su espacio ante el teléfono celular, las computadoras y otras
formas de la tecnología aplicadas al entretenimiento, y eso genera, por
supuesto, ostracismo. Para decirlo en concreto, aunque suene mal,
generaciones de pelotudos de ambos sexos que van increyendo al paso del
tiempo. Cada vez se ve a menos menores de edad jugando a juegos tan
legendarios como la mancha a través de sus múltiples variantes, a saltar
a la soga, a las canicas, a la rayuela y eso. Ya prácticamente
desaparecieron del paisaje urbano las nenas jugando con muñecas y los
nenes con autitos de colección. Hoy pasan horas frente a la computadora o
con un teléfono celular en las manos, lo que a la larga, a causa del
abuso crónico de las teclas y botones, podría provocarles artritis o
algo similar.
No
es que le cambio de lo viejo por lo nuevo sea del todo malo, pero en
manos equivocadas es un error; y sería ideal el poder darle un espacio a
lo clásico. ¡Aún estamos a tiempo de hacer que no se olvide!.
- Ilustra al artículo el juego de canicas, uno de mis preferidos en mi infancia
--- CLAUDIO ---
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