lunes, 13 de agosto de 2012

Irse de vacaciones

Si la idea de las vacaciones es disfrutar por equis cantidad de tiempo de aire puro, paz, tranquilidad y armonía, ¿cuál es el objeto de dirigirse a las ciudades más grandes, pobladas y que tienen, en su mayoría, alta densidad de población? Quiero decir, ¿por qué las personas que viven en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, alguna de las tres zonas (Sur, Oeste y Norte) del Gran Buenos Aires y la ciudad de La Plata eligen para pasar los fines de semana largos, las vacaciones de invierno, las de verano u otro tipo de receso lugares tales como Mar del Plata o las demás ciudades de la costa atlántica, Córdoba, Villa Carlos Paz e Iguazú?
Siguiendo con ese postulado, se traslada desde la gran área metropolitana que conjuntan la Capital federal y las regiones colindantes  a los lugares clásicos para vacacionar la gran cantidad de males, epidemias y aspectos negativos que, desafortunadamente, aquejan a las grandes ciudades. Hechos varios de inseguridad, accidentes en la vía pública con transportes automotores y ciclomotores, descontroles por las noches, humo, smog, ruido, otras formas de contaminación ambiental y sonora, cortes de calles y/o avenidas, saturación ocupacional en hoteles y otros alojamientos, daños en la propiedad privada y en la pública de diversa consideración, precios cada vez más elevados, falta de solidaridad…
En la provincia de Buenos Aires, sin ir más lejos, existen numerosos lugares y poblados en los que las personas de las grandes ciudades podrían hallar un verdadero remanso de paz, calma y quietud. Claro que ello viene casi siempre, por no decir solamente siempre, de la mano de la inexistencia de infraestructura hotelera, la escasa población, la poca o nula existencia de lugares y puntos turísticos y el hecho de no haber los puntos que abundan en esas grandes ciudades, como por ejemplo bares y restaurantes, clubes deportivos de gran magnitud y enormes espacios verdes de uso público bien mantenidos y cuidados.
Pero, si ven las cosas como yo y por ende piensan como yo, esos lugares “poco o nada ortodoxos” les van a parecer auténticas joyas y van a disfrutar la estadía en ellos.





--- CLAUDIO ---

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