46. El
botiquín hogareño.
Contiene unos pocos medicamentos básicos,
pócimas y otros suministros indispensables, que conforman el lote de insumos
que, por iniciativa de las cúpulas del Consejo SAM, se distribuye gratuitamente
en cada vivienda, por la mañana con la salida del Sol el tercer día de cada
mes. En el mundo y la sociedad de los seres feéricos las farmacias y otros
comercios afines son inexistentes y la comercialización de cualquier
medicamento fuera de los centros médicos, hospitales, salas de primeros
auxilios, postas sanitarias, dispensarios, el Hospital Real y otras
instalaciones del sector se encuentra totalmente prohibida. EL noventa por
ciento de los medicamentos y pócimas se vende solo con la prescripción médica.
El total de las ganancias producto de la
comercialización de esos suministros e insumos va a parar a las arcas del
Consejo SAM, empleándose la mayoría de esos ingresos en el pago al personal, la
compra o restauraciones de equipos y
elementos y el mantenimiento de las instalaciones médicas en todo el reino, además
de eventuales reformas y mejoras en ellas y otras dependencias. Con tales
ingresos, este Consejo tiene cubierta la quinta parte de su presupuesto anual.
47. Carbón vegetal y madera.
El uso de ambos elementos, aunque para fines
prácticos es la misma cosa, para conservar el calor en los hogares en los días
fríos, algo no aplicable en el reino de Insulandia (hace calor hasta en pleno
invierno), para cocinar, como combustible para hacer andar máquinas y
maquinarias de todo tipo (1) y, entre las hadas más tradicionalistas, como uno
de loso componentes en las piras ardientes. El uso de estos elementos es uno de
los aspectos propios que se benefició en su momento de la transculturación, y
aunque se trata de un agente contaminante que no puede ser evitado, sus
consecuencias y efectos en el medio ambiente son prácticamente inexistentes.
(1). El descubrimiento reciente del mineral
que tiene un futuro promisorio como energía pura y no contaminante, bien puede
significar, a largo plazo, una reducción sustancial en la deforestación y la
tala a pequeña escala en todo el mundo.
48.
Bustos y maniquíes.
En el caso de los maniquíes pueden ser las
figuras (el cuerpo) enteras o partes de ella. Su uso y la de los bustos se da
en cada unidad fabril y/o comercial del sector textil, dentro y fuera del
mercado central específico. Un aspecto que es producto total de la
transculturación. Una ayuda por demás valiosa paras las hadas a la hora de
confeccionar indumentaria e incluso calzado, y para los compradores, tanto de
un sexo como del otro, porque los ayuda a imaginar como van a verse con esas
prendas.
49.
Campanadas para anunciar la hora cero.
La sonora y estridente campanada con que en
Insulandia se anuncia la llegada del nuevo día, proveniente desde cada torre y
atalaya de esas que abundan en el país, a cargo de las hadas guardianas. El
tañido es lo bastante potente y ruidoso como para que se escuche en varios
kilómetros a la redonda y el eco resultante se prolongue entre cinco y quince
segundos.
50.
Bicicletas.
Representan el medio de transporte terrestre
predilecto, algo que las hadas incorporaron a su sociedad y su vida cotidiana
con el correr de los últimos cuatro
siglos, desde que a un puñado de visionarios se les ocurriera la idea de
construir un vehículo monoplaza que fuera liviano y más maniobrable que
cualquier otro transporte terrestre. No se las elige en este mundo teniendo en
cuenta la superpoblación y los problemas demográficos, porque ninguno de los
dos existe, sino por su bajo costo, de entre ciento cinco y doscientos
cincuenta y cinco soles (estos son los
precios en Insulandia) , lo sencillas que son las eventuales reparaciones (ni
siquiera se requiere el uso de la magia), lo bastante livianas como para
cargarlas en caso de averiarse durante un viaje, su maniobrabilidad en
cualquier terreno y bajo todas, o casi todas, las condiciones atmosféricas y
por la posibilidad de ejercitar las piernas a medida que van pedaleando. Se
estima que en la actualidad, en el reino de Insulandia hay una bicicleta cada
cinco o seis habitantes, lo que también demuestra su practicidad y aceptación.
51. Los
obsequios en la última semana de Diciembre.
Regalos que en la sociedad de los seres
feéricos no se les dan a las personas por circunstancias o motivos religiosos,
como una manera de celebrar aquellos y rendirles su tributo, sino para una de
las máximas y más grandiosas celebraciones de las hadas y las otras especies
del reino elemental: la transición treinta y uno de Diciembre – uno de Enero
(Nios numero treinta – Baui número uno, en el calendario feérico antiguo), que
las hadas en particular celebran con toda la pompa, a lo grande. La costumbre,
tan antigua como la celebración misma, es obsequiar ropa o calzado, o ambos, a
cualquiera mayor de dieciocho años, artesanías y objetos decorativos a aquellos
que tengan entre trece y diecisiete, y juguetes a los menores de hasta doce
años.
52. Los
juegos de mesa.
Para las hadas representan un modo por demás
eficiente de estimular su coeficiente intelectual y sus capacidades de
deducción, razonamiento, lógica, de análisis y para la toma de decisiones, como
así también para su memoria fotográfica. Para tales fines se emplean juegos de
rol y de ingenio, existiendo en la actualidad unas cinco entenas que son
invenciones cien por ciento feéricas y otros incorporados por la asimilación de
las diferentes culturas humanas, como el tres en uno, el ajedrez, las damas, el
hex, el domino y el sudoku, siendo este último el más reciente en ser
incorporado. De esa manera, las hadas adquieren una inteligencia que se
mantiene constante o aumenta, con el paso de los años.
53. Los
complejos portuarios
En el reino de Insulandia existe media decena
(1) y sus dimensiones, presupuesto anual asignado, infraestructura, capacidad
operativa y cantidad total de personal empleado hacen de ese quinteto, operado
conjuntamente por los Consejos CEST, HE, IO y T, los más grandes en su tipo en
el país y a niveles continental mundial. Siendo un archipiélago de miles de
islas, islotes y atolones, esos complejos son vitales para la economía y el
comercio insulares. Se los conocer popularmente como “ComPor” y están numerados
del uno al cinco, por ser idénticos hasta en el detalle más insignificante.
Cada uno abarca la superficie de treinta y siete kilómetros cuadrados y son
islas que se encuentran en la zona periférica del país, en los que los residentes son una parte de
los trabajadores portuarios y sus familias. En cada “ComPor” funciona un puerto
para cargas, con dieciséis muelles principales y ocho secundarios, de cincuenta
y cinco metros de largo por doce punto seis de ancho; el astillero, para la
construcción y reparación de todo tipo de embarcaciones; el puerto civil (2),
para pasajeros, con trece muelles de treinta metros por diez, y una base de la
Armada Real que aloja a una oncena de embarcaciones que atracan en sus once
muelles, de cuarenta metros de longitud por unce de ancho.
(1). Hay otros dos complejos portuarios
actualmente en construcción y uno más en la mesa de trabajo de los ingenieros.
(2). Incluye el servicio postal naval.
54. La
Armada
Las embarcaciones militares en el mundo de
los seres feéricos tienen una eslora (longitud) que va desde los seis hasta los
trescientos un metros y una manga (ancho) de entre tres y sesenta y uno. Según
esas dimensiones y su peso pueden llevar hasta sesenta cañones, entre tres y
seis de estos montados en plataformas giratorias, y la tercera parte de esa
cifra en catapultas, que respectivamente tienen un alcance máximo de hasta
cuatro mil ciento sesenta y setecientos metros. Bajo la cubierta pueden llevar
un máximo de diez arpones móviles, cuyas descargas alcanzan ciento uno punto
setenta y cinco metros, con lo que representan la última defensa de la
embarcación. Los cañones de avancarga y catapultas pueden lanzar cualquier cosa
(materiales combustibles en llamas, vidrio, piedras afiladas, trozos de acero,
elementos cortantes varios…) con la que causar uno o varios daños a los buques
enemigos, e incluso hundirlos.
Insulandia tiene en la actualidad quinientas
cincuenta embarcaciones de guerra, porque, como sostienen las hadas: “La
inexistencia de guerras e hipótesis de conflicto nunca tienen que implicar una
desinversión, ni mucho menos un desastre”.
Las hadas poseen en sus setenta y seis países
buques militares porque una cuarentena de decretos y leyes, entre reales y
mundiales, consideran como crimen de guerra el atacar, averiar, inutilizar y
hundir una embarcación enemiga con el uso de sus poderes, y destruir de la
misma forma, parcial o totalmente, cualquier estructura en uso y/o lugar
habitado que se encuentre a cuatro kilómetros o menos tierra adentro desde la
costa.
55.
Eternas compradoras
La notable manía por las compras por parte de
las mujeres, que no existe sábado en que no “depreden” los mercados centrales y
fuera de ellos otros comercios. En realidad, lo hacen todos los días, pero el
sábado es el momento por excelencia para las compras. Ropa, calzado,
artesanías, objetos decorativos, cosméticos y demás productos de belleza fueron
ayer y son hoy sus artículos favoritos y muchas los compran en cantidades. Los
hombres que deciden acompañarlas se ven obligados a cargar la mayoría (o todas)
las compras ya efectuadas hasta sus casas o, ellos lamentan esta opción, los
siguientes comercios en el itinerario de las damas.
56.
Sahumerios y velas perfumadas.
Su uso para aromatizar cualquier espacio
cerrado. Las hadas también usan los sahumerios porque, creen, como lo hacen
muchas culturas humanas, aunque este es un aspecto desarrollado mucho antes de
la aparición de aquellos, que alejan las malas vibras y los pensamientos
negativos. Están, tanto como las velas perfumadas, presentes en un sinfín de
rituales, ceremonias y, de acuerdo a las estadísticas oficiales, una sola hada
puede llegar a gastar entre veinte y cuarenta soles cada semana en esos artículos.
Son realmente económicos, puesto que la docena cuesta nada más que cinco soles.
57.
Llamadores.
Están instalados en cada vivienda, tanto las
solitarias como aquellas en núcleos poblacionales. En algunos casos, tal vez en
el cuarenta por ciento, se trata de manijas instaladas en la entrada principal
de la casa, en tanto que los otros casos son campanas de hierro forjado sobre
arcadas del mismo material. Ambas opciones, e incluso otras, implican los
objetos de una excelente calidad instalados a un metro con sesenta y cinco
centímetros del suelo, y en lugar de un monótono y monocorde sonido, las campanas,
por como se las construye, producen un
dulce y suave sonido que se prolonga durante cuatro segundos, cada vez que
alguien llama a la puerta.
58. La
recolección de residuos.
Es un servicio público a domicilio, que
funciona las veinticuatro horas día por medio (lunes, miércoles, viernes, domingo,
martes, jueves y sábado), una alternativa práctica a los vertederos públicos,
que también son vaciados día por medio por los recolectores. Este servicio, que
tiene una tarifa mensual de cien soles, está a cargo de la empresa estatal
CONLISE (Conserve Limpio Insulandia, Sociedad del Estado), a cargo esta de los
Consejos EMARN y DCS. Usan contenedores que son movidos mediante magia y que,
yendo de casa en casa (1), recuperan todos los residuos no orgánicos, como
envases vacíos y papeles viejos, y los llevan a las plantas TCDs, donde tienen
dos destinos: la destrucción total o el reciclado para uno o varios usos
nuevos.
(1). Recurren a las puertas espaciales para
cubrir grandes distancias.
59. La
provisión de agua.
Aunque las casas tiene conexiones que
posibilitan el suministro permanente, cada aldea, caserío, paraje y ciudad
cuenta con un gigantesco tanque contenedor al que los habitantes acuden en
busca del elemento que trae la vida. El enorme recipiente a dieciocho metros
del suelo, con su docena y cuarto de bombas extractoras, es un reservorio al
que el líquido llega después de pasar por las plantas de purificación y
tratamiento; y un complemento para los arroyos, riachos y ríos cercanos a o en
los poblados. Los tanques pueden almacenar un cuarto de millón de litros que se
renuevan constantemente, de manera que los poblados, como así también un número
importante de las viviendas solitarias, nunca carecen de agua, un servicio
público totalmente gratuito en la sociedad de las hadas.
60.
Fuegos artificiales.
Pueden ser solo de luces, solo de sonido o
combinados esos dos efectos. Se los emplea en todas y cada una de las
celebraciones y festividades, incluidos los cumpleaños, ceremonias nupciales y
logros personales varios. La Fábrica Pirotécnica Insular, Sociedad del Estado
(FPISE), con la superficie de once y medio kilómetros cuadrados, es una isla
sin ningún habitante de ninguna especie elemental, a mil cuatrocientos
cincuenta y nueve punto tres kilómetros al oeste-noroeste de la Ciudad Del Sol,
y es la mayor compañía del rubro en el reino insular, y el personal llega a las
ocho de la mañana desde las porciones de tierra vecinas. En este caso el
problema mayúsculo no es la contaminación, sino los potenciales accidentes
entre el personal y el entorno, razón por la cual las medidas de seguridad son
en la empresa especialmente extremas, el mantenimiento es constante y las
revisiones e inspecciones se hacen dos veces cada mes, el séptimo y el
decimonoveno día hábil de cada uno.
Continúa…
--- CLAUDIO ---
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