De esa manera se puede calificar a cualquiera persona que
lucre con las necesidades de los demás. Pasa muy a menudo, y eso desde ya que
no es nada bueno para quien requiere, con mayor o menos urgencia, de la ayuda.
Hay personas, y no son pocas, que de verdad tiene problemas y necesidades, más acuciantes en
algunos casos y menos en otros, pero los tienen. Y es en este momento cuando
hacen su aparición los inescrupulosos de todo tipo, dispuestos a llenarse sus
bolsillos con aquellos ingenuos e ingenuas desesperados /as que a ellos acuden
cuando dejan de dar resultados, al menos no los que se esperan, y se acaban las
respuestas tradicionales, como las que se encuentran en la religión para las
cuestiones de fe, o la medicina para las de salud.
A lo largo de los años fueron proliferando curas “milagrosas”
para todos y cada uno de los males vinculados a la salud, como por ejemplo los
problemas de presión y de circulación, la postura, los pies, la caída del
cabello y dolores físicos varios. Fueron además proliferando manosantas,
curanderos, videntes, parapsicólogos que lucran sin saber de que se trata
siquiera el problema en cuestión, preocupándose por consiguiente poco o muy
poco por sus “pacientes”, más si por engañarlos haciéndoles creer que poseen
las soluciones que los desprevenidos e incautos van a buscar: males de amores,
problema en el trabajo, en la salud, de dinero, dificultades en la familia,
crisis espirituales y de fe, etcétera… Esta clase de estafas existen porque hay
gente que cree que puede resolver sus males y problemas con esa clase de “soluciones
mágicas”, pero lo verdadero en este asunto es que lo único que logran es
permanecer en igual estado o, a veces, empeorar.
Existen por donde se mire promociones y publicidades de esta
clase de delincuentes: en los periódicos, en Internet, en los medios
audiovisuales, en la vía pública… abundan y eso es perjudicial para la gente
que tiene dificultades. Quizás el de los falsos médicos sea la principal y más
grave estafa, porque es la salud de las personas lo que está en juego, pero no
por eso los problemas espirituales tienen que quedar en el segundo plano. Esto
también reviste cierta gravedad, porque por la culpa de estos estafadores y
asesinos de sueños se mete en la misma bolsa a gente decente y honesta que
practica o profesa religiones no tradicionales como la wicca, el dianismo y el
shamanismo. Esas personas nada tienen que ver con los usureros y ladrones, pero
por culpa de ellos, lo dicho, se los suele acusar de lo mismo, además de
delirantes y otras cosas parecidas
No tenemos que permitir que los asesinos de sueños y
estafadores se sigan aprovechando del sufrimiento ajeno, y hay que hacerlo con
carácter de urgente. Una solución fácil de llevar a la práctica sería hacer una
campaña de concientización en los diversos medios (digitales, televisivos,
radiales, gráficos…) y hacerle ver a la gente cual es el mal que implica acudir
a estos chantas. Si una persona tiene problemas de fe no tiene más que ir a la
parroquia, la sinagoga, la mezquita o el lugar en el que se profese su religión.
Si el o los problemas son de salud que vaya al médico experto en esos
problemas. Si son problemas de trabajo no hay más que poner mayor empeño en buscar
otro empleo. Y así con cualquier problema: amor, dinero, amistad, familia… la
solución no se halla ni se va a hallar en manos de esos ladrones de guantes
blancos o, como yo los llamo, “asesinos de sueños y estafadores”.
Lo reitero, por si no se entendió: no hay nada de malo, ni
va a haberlo, en practicar las religiones no tradicionales, en tanto ello no
implique la comisión de uno o más delitos.
ADVERTENCIA: Ilustra al artículo una promoción de libros sobre reiki, a lo que yo considero como una de las chantadas diseñadas para engañar a la gente con respecto a los problemas espirituales y de salud.
--- CLAUDIO ---
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