Si
hay algo que caracterizó y caracteriza (y caracterizará, por como
vienen las cosas) a la clase dirigente argentina es la extrema facilidad
que tienen esos hombres y mujeres para “adecuar” sus ideas, modelos
socioeconómicos y forma de ver las cosas de acuerdo a las nuevas
exigencias que empiezan a apareces inmediatamente después de cada
elección presidencial, siempre y cuando que quien gane dichas elecciones
sea una persona perteneciente a un partido político diferente al que va
a dejar el Poder Ejecutivo luego del período de transición. Muchos
políticos, dirigentes, gremialistas, punteros, empresarios, funcionarios
provinciales, funcionarios municipales y demás fueron en su momento
adeptos y defensores de las políticas que se implementaran durante las
presidencias de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Rodríguez Saa (por su breve
tiempo de menos de una semana entre los dos, no cuentan Ramón Puerta ni
Eduardo Camaño), Duhalde y Kirchner.
Hoy
por hoy, con la presidencia de Cristina Fernández, esas personas
continúan siendo kirchneristas, y en la mayoría de los casos tal cosa se
debe únicamente a que los dos Néstor Kirchner perteneció y cristina
Fernández pertenece al mismo partido político, una sub variante del
Partido Justicialista (PJ), y por tanto a las mismas ideas, modelo
socioeconómico y formas de ver las cosas. Este travestismo político es
algo que ocurre con el solo propósito de no perder los favores
oficiales, garantizados entre otros factores con los presupuestos
coparticipables que tienen asignados (el municipio de la provincia, la
provincia desde el gobierno nacional…), y el grueso de los “travestis”
se concentra en aquellas zonas con mayor índice demográfico, como el
Gran Buenos Aires y las ciudades de La Plata, Bahía Blanca, Rosario,
Santa Fe, Mendoza, San Miguel de Tucumán y Córdoba, lo que de ningún
modo quita la posibilidad de que también los haya en otros puntos del
país.
Un
claro ejemplo de lo que es el travestismo político es Luís Ángel
D´elía, un conocido dirigente social antes seguidor acérrimo de la causa
menemista y hoy seguidor acérrimo de la causa kirchnerista. Lo que
sigue es la manera de demostrar tal cosa: una carta que ese hombre
escribiera en 1994 al por entonces ministro de Economía del Estado
Argentino para felicitarlo por su excelente modelo económico.
El texto
completo de la carta es el siguiente:
De nuestra mayor consideración:
Con seguridad, 1989 quedará marcado en la historia de los argentinos como el tiempo en que estallaron todas las variables económicas y la hiperinflación invadió la vida, la historia y las costumbres de los ciudadanos. La inmoralidad se puso el ropaje de la especulación y amenazaba con quedarse a vivir para siempre entre nosotros.
Los dirigentes de las villas y los asentamientos multiplicábamos nuestros esfuerzos hasta el infinito. Todavía podemos recordar vivamente las largas y difíciles charlas con los compañeros, tratábamos de disuadirlos de cometer actos irracionales que, como los saqueos de San Miguel y La Matanza, segaron la vida de algunos de ellos.
Las largas colas en las ollas populares para conseguir un plato de comida, las interminables gestiones para proveer de alimentos a los que, en medio de la desesperación, eran colocados al límite mismo del abismo. Esta situación la padeció toda la sociedad argentina, pero en particular nosotros. Los más humildes hemos quedado marcados en la memoria y en la piel por el recuerdo de aquello que no queremos vivir nunca más. El catastrofismo de ciertos intelectuales generadores de opinión, los análisis políticos de “medio pelo” y los criterios de la pseudointelectualidad hipócrita, intentan instalar en los medios masivos de comunicación una serie de cuestionamientos a la política económica que ni de lejos se asoma a la percepción que de ella tiene nuestro Pueblo, en especial los más humildes. La estabilidad económica, el acceso a determinado tipo de crédito, la movilización de la obra pública (en particular en los barrios marginales), el fenomenal ordenamiento de la economía son, a pesar del abismo que intenta asestar esta nueva forma de intelectualidad antipopular, una conquista irreductible que Pueblo y Gobierno hemos alcanzado juntos, con la conducción política del Presidente Menem y con la invalorable pericia técnica de Ud. y su equipo de colaboradores.
La desburocratización y la efectividad de la política social, el incremento de empleo y la calidad del mismo, juntamente con el sesgo exportador que nuestro país debe alcanzar, son metas pendientes que deberemos alcanzar juntos.
Tenemos motivos de sobra para tener Esperanzas, tenemos la certeza profunda de que estamos en el camino correcto, tenemos la decisión irreversible de acompañarlo en la construcción de un país donde una economía eficiente como la que conduce, pueda conjugarse con la Justicia Social.
Queremos animarlo en la tarea emprendida, invitarlo a no dejarse desalentar por las voces del pasado y a seguir conduciendo la decisión que emana de sus convicciones más profundas, para seguir dando las batallas pendientes que sin duda harán de la Argentina uno de los grandes países de la Tierra.
Es cierto que quizá algunos funcionarios tendrían que obrar más cristalinamente, pero no es menos cierto que la corrupción es un tema puntual al que, en algún momento, habrá que prestarle atención. Pero, al lado de las enormes cuestiones que Ud. ha podido resolver y plasmar en la cotidaneidad de los ciudadanos pierde su relevancia y peso específico.
Sepa ya, que sus habituales críticos intelectuales no se atreven a criticar públicamente los beneficios de la estabilidad, lo que grafica de alguna manera la carencia de modelos alternativos, no sólo en la Argentina sino en la sociedad Universal contemporánea.Sepa usted que puede contar con nosotros.FraternalmenteLuis Angel D’Elía DNI 12.894.313Juan Carlos Alderete DNI 10.539.167
--- CLAUDIO (Menos la carta) ---

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