“Ajena
a los intereses políticos y económicos que se movilizan a su alrededor,
ella nos ofrenda generosamente su vida para sostener la nuestra.
Con
la misma generosidad brinda su leche para alimentar a la niñez, sin ser
responsable que la incapacidad del gobernante impida que la leche
llegue por igual a todos los niños.
Sufre con estoicismo sequías e inundaciones en campos que deberían ofrecerle mejores condiciones de vida.
Anda descalza, mientras su cuero sirve para que nosotros podamos calzarnos.
Padece
la ignominia de morir en plena juventud, por la avaricia de aquellos
que la matan sin reparar a veces que lleva otra vida en su vientre.
Ese
afán de rápida rentabilidad la relega a poblar cada día planteles más
reducidos, mientras se multiplican aquellas nacidas en Brasil, Estados
Unidos y otros países.
El hombre aprovecha todo de la vaca, pero ella nunca se aprovecha del hombre.
Escuchamos decir “un aplauso para el asador”, mientras ella no recibe jamás una demostración de gratitud.
Por todo ello, y mucho más, dedico este libro a la vaca, la mejor amiga del hombre”
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