martes, 31 de julio de 2012

Esperando la carroza

Sin dudas que es una de las grandes joyas del cine nacional, habiendo dado grandes muestras de ello, como las frases que podrían pasar a la historia, entre ellas aquella en que el personaje interpretado por Luís Brandoni dice "¡Tres empanadas!", acompañándolas con un gesto con las manos, en alusión a la pobreza que imperaba en el lugar en que había estado. Pero aún con todos esos puntos a favor se pasa por alto e inadvertido uno en contra, o al menos lo hace la gran mayoría de la gente que vio, por lo menos una vez desde su estreno en mil novecientos ochenta y cinco, esta película, y ese punto en contra es la forma en que se tratam, en no opcos casos, a los /as ancianos /as.

Desafortunadamente, nunca se valoró lo suficiente en Argentina a la tercera edad, y "Esperando la carroza" es un fiel reflejo de esa angustiante realidad. Preocuparse recién cuando se piensa o se cree que ya es demasiado tarde. Vemos como los hijos y demás familiares de Mamá Cora, el personaje central interpretado por Antonio Gasalla, empiezan de verdad a preocuparse y sentirse como basura cuando se enteran que supuestamente la anciana murió arrollada por un ferrocarril en Villa Luro, al oeste de la ciudad de Buenos Ares. A partir de allí empieza un peregrinaje de llanto y desconsuelo y todos /as los /as familiares y demás deudos reconocieron que deberían haber puesto mayor atención, preocuparse más por y dedicarle más tiempo a la anciana, en tanto van a la morgue a identificar el cuerpo (¿reconocer a una pariente por los zapatos?) y mientras organizan el servicio funerario en la casita de la anciana supuestamente muerta.

Demás está decir que una gran nube de hipocresía y falsedad rodea a esa familia, desde que empieza la película hasta que termina, tal cual lo refleja el personaje interpretado por al actriz Mónica Villa, en el último diálogo. Nunca a lo largo de toda la película una frase fue más acertada que esa. 

--- CLAUDIO---

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