jueves, 22 de octubre de 2015

Nombres raros... o ridículos.

Presentado por la Agrupación para la Liberación, Defensa y Organización de los PElotudos (A.L.D.O.PE.)


Una cosa es ser un pelotudo, y otra, muy diferente, un pelotudísimo.

Sorprendería saber la cantidad de matrimonios y parejas que existen en Argentina que realmente no tienen otra idea que pensar en esas grandes rarezas en lo que hace al nombre para su hijo o hija que recién llega al mundo o aún por nacer. Parecería que tuvieran la cabeza hueca, literalmente, o el cerebro del tamaño de una arveja que va rebotando dentro del cráneo y esos golpecitos van causando mella en las facultades de los progenitores de esa nueva vida, porque realmente hay que tener por lo menos un patito fuera de la línea para querer llevar a la práctica semejante pelotudez huevada. Más sabiendo que podría ser de por vida, salvo que ese hombre o esa mujer, ya en la edad adulta, decida cambiarse el nombre, algo que la ley contempla siempre y cuando el nombre que decidieron los padres resulte ofensivo o se preste para la burla. Estos son casos, por supuesto, al menos la aplastante mayoría de ellos.

Piensen, por ejemplo, en las personas famosas, no importa el ámbito al que pertenezcan (artístico, cultural, deportivo, musical u otros). ¿Por qué carajo hacen tal cosa?, ¿querrán acaso hacerse o ser “cool”?, ¿querrán acaso ser, o aparentar, más que los demás?, ¿querrán acaso llamar la atención y por tanto seguir teniendo prensa y fama una vez que su tiempo haya pasado y terminen algún día olvidados, a causa del surgimiento de nuevas personas famosas que pudieran tener un mayor nivel de pelotudez y un cerebro de tamaño todavía menor al de una arveja?. Posiblemente, y mucho, la respuesta a esas preguntas sea un “si” definitivo. Esa gente no tiene idea de la clase de traumas, problemas y complicaciones que pudieran surgir a causa de esa decisión al momento del nacimiento o antes. Lo que hagan en ese momento va a marcar seguramente a fuego la infancia y la adolescencia de ese hijo o hija, hasta que este /a alcance, como dije, la edad suficiente, y tenga la conciencia suficiente como para decidir que ya fue suficiente tiempo soportando toda clase de burlas en cuanto ámbito frecuente, especialmente el escolar, a consecuencia de tener ese nombre tan choto y pelotudo ridículo.

Y ¡cuidado!, que las personas famosas no son las únicas que deciden hacer aquello. También existen quienes, fuera de la fama y siendo gente sin figuración pública, que llama a sus hijos o hijas con nombres ridículos. Piensen, por ejemplo, en un matrimonio adepto a tal o cual culto satánico, que por ello decide que su descendencia se llame “Lucifer” o “Satanás”. Esto es algo que de verdad ocurres, y cada tanto algún caso toma estado público, a causa, precisamente, de semejante extravagancia y carencia absoluta de sentido de la vergüenza. O sino ese otro caso que apareció hace poco, en que un hombre publicó un mensaje en la red social twitter  informando que su mujer le había dicho que si lograba una determinada cantidad de reenvíos, por tanto una determinada cantidad de adhesiones, iba a ver con buenos ojos la idea del padre de ponerle de nombre a su hijo “Goku”, un homenaje, así explicó el padre, al protagonista del animé “Dragon Ball”. Y seguramente habrán existido personas que se mostraron de acuerdo con esto y, por lo tanto, dado su apoyo para que continúe vigente la idea, fuera de la figuración pública en este caso, de ponerle un nombre ridículo a los bebés.
Como se sostiene, los pelotudos son un grupo que existió, que existe y que existirá hasta que se acabe la vida en el planeta Tierra, pero este es un caso que llama poderosamente la atención, ya que sus actos no se limitan a ellos mismos, sino que pondrían (y de seguro van a hacerlo) poner en riesgo a otros, a su suerte e integridad, al optar por esa clase de nombres. Esperemos que la gente que trabaja en los registros civiles, tanto directivos como empleados, jamás cedan con esto ni den el brazo a torcer con esto, y que jamás vean con buenos ojos ni consientan siquiera  por esa puta casualidad, semejante ocurrencia, la de darle un marco legal a estos nombres pelotudos ridículos. No le estarían haciendo ningún favor a la raza humana.


¡¡¡TENEMOS QUE IMPEDIR QUE PREVALEZCAN LOS NOMBRES RIDÍCULOS!!!




--- CLAUDIO ---

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