Esta, como se dijo antes, es una especie que
abunda en cuanto ámbito existe (social, laboral, sindical…); así fue, así es y
así será hasta el fin de los tiempos. Los pelotudos forman un grupo dentro de
la raza humana que existe desde la época en que los monos aprendieron a caminar
sobre las patas traseras y, como estos, fueron evolucionando y adaptándose a
las nuevas urgencias y necesidades que fueron apareciendo en esos y otros
ámbitos.
Un ejemplo de lo que son y representan los
pelotudos es, por supuesto, el espectáculo televisivo “gran hermano”, una de
las más grandes basuras, cuando no la más grande de todas, que alguna vez haya
producido la televisión a nivel mundial. Surgida la idea del libro “1984”, del
autor británico George Orwell, que muestra a un régimen tiránico ejerciendo un
control total sobre la población, gran hermano, cuyo título proviene del nombre
del dictador en la novela antes mencionada, muestra a veinte personas de ambos
sexos encerradas en una casa por un
lapso de tiempo predeterminado rascándose soberanamente las pelotas las
veinticuatro horas todos los días, en tanto dure su estadía entro de esa casa.
Todos sus movimientos son férreamente controlados y monitoreados por decenas de
cámaras dispuestas en cada uno de los espacios cubiertos y descubiertos de
dichas vivienda, incluso e los baños, y es imposible que alguno de los vagos
allí dentro haga algo, por supuesto nada que valga la pena, sin que lo sepan las
personas que forman el equipo de producción del espectáculo ni la gente que
como no tiene nada mejor que hacer desperdicia
su tiempo consumiendo semejante repugnancia en la pantalla chica. Es que de verdad “gran
hermano” es una absoluta basura que o sirve para un carajo, y creo que George
Orwell se debe estar revolcando en la tumba en este momento, viendo como su
obra fue víctima de un completo mal uso. Se suponía que “1984” fuera un reflejo
fiel y acertado de como era el sistema totalitario comunista, especialmente en
los años del carnicero Stalin (nótese el aspecto físico de este déspota con las
descripciones que hace Orwell de su gran hermano), y no un programa de televisión
que aparte de no valer ni siquiera veinticinco centavos existe únicamente por
seis razones:
- No hay otra cosa más interesante entretenida
e importante que poner en la pantalla chica.
- Estupidizar a las personas.
- Malgastar ese presupuesto que no se sabe en
que cosa invertirlo.
- Hacerle creer a la gente que esa es la vida
misma. Este es, de hecho y desgraciadamente, uno de los eslóganes con que se promociona
el espectáculo.
- Reunir a veinte vagos que no saben que carajo
hacer con su vida.
- Hacer creer que para ser famoso y triunfar
e vez de esforzarse con el trabajo, los estudios y cualquier otra cosa hay que
rascarse las pelotas todo el día en una casa.
Actualmente, está a poco de estrenarse en la
república Argentina otra edición de “GH”,
en el canal América y conducido uno de los programas satélite de esta basura
por Jorge Rial. ¿Pero es que este tipo y ese canal no tienen otra cosa más útil
que hacer que invertir el tiempo, esfuerzos, presupuesto, personal y recursos
en semejante porquería, por no decir mierda que suena feo?. No, evidentemente
no. Las personas que de verdad sabemos
lo que es este espectáculo televisivo y lo que representa vamos a tener que resignarnos con indignación
y estupor a que por lo menos por uno y medio o dos meses esté dicha basura
presente en los diversos programas de todos los canales de televisión y
estaciones de radio, y a que con ellos se desperdicie el valioso y costoso
tiempo hablando acerca de las pelotudeces que hacen estos veinte vagos que, con
el solo hecho de haber pasado una semana encerrados e una casa, van a tener casi
la misma fama que un artista que se entrenó y preparó durante años para poder
ser reconocido. Esta camada de imbéciles,
como los anteriores (el primer GH
argentino se hizo en dos mil uno), dispone fe fama y éxito mal habidas que les
llegaron en un instante y sin esfuerzo alguno.
Por eso hago el llamamiento a cada hombre y a
cada mujer que comparta mi visión a este respecto a que boicotee dicho
espectáculo y otros como este que puedan surgir e el futuro por cualquier medio
de que dispongan y que se les ocurra. Hay
ya bastante porquería en la televisión argentina, que prostituye, corrompe y
pudre la mente de individuos y grupos; no necesitamos otra más que incida
exponencialmente en este degradamiento intelectual del que las personas venimos
siendo víctimas. Algún día, nuestra mente y nuestras capacidades os lo podrían
reclamar.
--- CLAUDIO ---
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