martes, 14 de abril de 2015

Hablando de pelotudos...

Esta, como se dijo antes, es una especie que abunda en cuanto ámbito existe (social, laboral, sindical…); así fue, así es y así será hasta el fin de los tiempos. Los pelotudos forman un grupo dentro de la raza humana que existe desde la época en que los monos aprendieron a caminar sobre las patas traseras y, como estos, fueron evolucionando y adaptándose a las nuevas urgencias y necesidades que fueron apareciendo en esos y otros ámbitos.

Un ejemplo de lo que son y representan los pelotudos es, por supuesto, el espectáculo televisivo “gran hermano”, una de las más grandes basuras, cuando no la más grande de todas, que alguna vez haya producido la televisión a nivel mundial. Surgida la idea del libro “1984”, del autor británico George Orwell, que muestra a un régimen tiránico ejerciendo un control total sobre la población, gran hermano, cuyo título proviene del nombre del dictador en la novela antes mencionada, muestra a veinte personas de ambos sexos encerradas  en una casa por un lapso de tiempo predeterminado rascándose soberanamente las pelotas las veinticuatro horas todos los días, en tanto dure su estadía entro de esa casa. Todos sus movimientos son férreamente controlados y monitoreados por decenas de cámaras dispuestas en cada uno de los espacios cubiertos y descubiertos de dichas vivienda, incluso e los baños, y es imposible que alguno de los vagos allí dentro haga algo, por supuesto nada que valga la pena, sin que lo sepan las personas que forman el equipo de producción del espectáculo ni la gente que como  no tiene nada mejor que hacer desperdicia su tiempo consumiendo semejante repugnancia  en la pantalla chica. Es que de verdad “gran hermano” es una absoluta basura que o sirve para un carajo, y creo que George Orwell se debe estar revolcando en la tumba en este momento, viendo como su obra fue víctima de un completo mal uso. Se suponía que “1984” fuera un reflejo fiel y acertado de como era el sistema totalitario comunista, especialmente en los años del carnicero Stalin (nótese el aspecto físico de este déspota con las descripciones que hace Orwell de su gran hermano), y no un programa de televisión que aparte de no valer ni siquiera veinticinco centavos existe únicamente por seis razones:

- No hay otra cosa más interesante entretenida e importante que poner en la pantalla chica.

- Estupidizar a las personas.

- Malgastar ese presupuesto que no se sabe en que cosa invertirlo.

- Hacerle creer a la gente que esa es la vida misma. Este es, de hecho y desgraciadamente, uno de los eslóganes con que se promociona el espectáculo.

- Reunir a veinte vagos que no saben que carajo hacer con su vida.

- Hacer creer que para ser famoso y triunfar e vez de esforzarse con el trabajo, los estudios y cualquier otra cosa hay que rascarse las pelotas todo el día en una casa.

Actualmente, está a poco de estrenarse en la república Argentina  otra edición de “GH”, en el canal América y conducido uno de los programas satélite de esta basura por Jorge Rial. ¿Pero es que este tipo y ese canal no tienen otra cosa más útil que hacer que invertir el tiempo, esfuerzos, presupuesto, personal y recursos en semejante porquería, por no decir mierda que suena feo?. No, evidentemente no.  Las personas que de verdad sabemos lo que es este espectáculo televisivo y lo que representa  vamos a tener que resignarnos con indignación y estupor a que por lo menos por uno y medio o dos meses esté dicha basura presente en los diversos programas de todos los canales de televisión y estaciones de radio, y a que con ellos se desperdicie el valioso y costoso tiempo hablando acerca de las pelotudeces que hacen estos veinte vagos que, con el solo hecho de haber pasado una semana encerrados e una casa, van a tener casi la misma fama que un artista que se entrenó y preparó durante años para poder ser reconocido.  Esta camada de imbéciles, como los anteriores  (el primer GH argentino se hizo en dos mil uno), dispone fe fama y éxito mal habidas que les llegaron en un instante y sin esfuerzo alguno.

Por eso hago el llamamiento a cada hombre y a cada mujer que comparta mi visión a este respecto a que boicotee dicho espectáculo y otros como este que puedan surgir e el futuro por cualquier medio de que dispongan y que se les ocurra.  Hay ya bastante porquería en la televisión argentina, que prostituye, corrompe y pudre la mente de individuos y grupos; no necesitamos otra más que incida exponencialmente en este degradamiento intelectual del que las personas venimos siendo víctimas. Algún día, nuestra mente y nuestras capacidades os lo podrían reclamar.






--- CLAUDIO ---

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