San Valentín o Día de los Enamorados, Día Internacional de la Mujer, el inicio de la primavera,
aniversario de compromiso o de casamiento, cumpleaños y otros tantos eventos
/sucesos se similar importancia y/o trascendencia. No hay que dudar ni objetar
el hecho de que en esas jornadas lo mejor, o algo de entre lo mejor, que un
hombre puede hacer para quedar bien con una persona del sexo opuesto que en el
haya despertado el más grato de los sentimientos, el amor (su novia, una amiga,
la mujer…) es obsequiarle una flor, Solo una, a modo de hecho simbólico, o
varias, o la cantidad que el quiera. ¿A qué mujer no le gusta que su compañero
formal, un pariente o un amigo le regale una flor? Diría con grandes
posibilidades de estar en lo correcto que hasta la “menos femenina” o “más
marimacho” de las mujeres se siente tenida en cuenta o admirada con ese gesto,
recibiendo con alegría y de buen grado tal obsequio. Y sin dudas que las
favoritas son las rosas, no importa si son rojas, rosas, amarillas o blancas.
También es indudable el hecho de que cualquier día del año
es bueno o ideal para regalar una flor a la mujer que se quiere /aprecia /estima
/ama /pretende /desea (¡cuantos sinónimos
para la misma cosa!), pero lo usual es hacerlo en esas fechas clave que
implican eventos particular y emocionalmente gratificantes para el sexo
femenino.
--- CLAUDIO ---
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