La idea de la primera cita siempre (y sin posibilidad de errores) genera expectativas que de una forma u otra contribuyen a un desequilibrio en el estado de nervios de sus implicados, aunque no en el sentido que se conoce como tal a ese estado, sino más bien un estado de ansiedad y suspenso que hace que los implicados en la primera cita, dicho grosso modo, terminen “comiéndose las uñas”. Algunos ejemplos de los factores que contribuyen a ese estado pueden ser la forma de vestirse y calzarse (que ropa y calzado usar), la forma de comportarse ante la otra persona o que hacer y como hacerlo. Por lejos, una de las cuestiones más importantes que atañen a la primera cita es aquella acerca de si es necesario tener sexo o no.
Al
respecto son varias las posturas, y quizás las más conocidas sean aquellas que
dicen que una mujer que quiere tener sexo en la primera cita es una chica
“fácil” y que un hombre que pretende lo mismo es un “calentón”. Sin embargo, yo
pienso que tanto el hombre como la mujer tienen que dejarse llevar por lo que
les dice su corazón y su conciencia, y no dejarse arrastrar por lo que llevan
entre las piernas. A veces eso conduce a errores… y no me refiero al embarazo.
Como sea, el sexo en la primera cita constituye un tema complejo, especialmente en aquellos casos en los que la mujer espera no solo un sexo ocasional (aquel que suele darse por mera emoción, por usar el término fino), sino algo que más adelante en el tiempo devenga en una relación estable. Desde la óptica masculina, en cambio, siempre está la creencia de debe recibir una “contraprestación” a cambio de todo lo hecho y pensado por el, como por ejemplo la salida previa (una cena, la visita al cine, un paseo previo de carácter romántico…). En los dos casos las formas de ver las cosas no son las acertadas, puesto que una relación no puede ni tiene que empezar de esa manera, dando algo a cambio para ser retribuido. Máxime si se considera que la otra parte no está dispuesta a hacer esa retribución.
Supongo que es todo cuestión de tener en consideración algunos puntos respecto al sexo en la primera cita, antes de decidir por el si o por el no respecto a el.
1 – Diferencias entre la postura femenina y la masculina (según la óptica de ambos sexos)
Teniendo
en cuenta esas diferencias, lo recomendable es que una parte no se deje arrastrar
por la otra. Los hombres nunca van a mostrar reticencia y resistencia a la idea
del sexo (ninguno en su sano juicio lo haría). Las mujeres, por su lado, a
menudo demuestran indecisión a la hora del sexo y cuando aceptan lo hacen
pensando que eso puede ser el pie para, lo dicho anteriormente, una relación
que se prolongue en el tiempo, y es por eso que son ellas las que más arriesgan
con el sexo en la primera cita.Hacen algo que no las convence del todo en
procura de un beneficio improbable.
2 – Lo que de verdad se espera (según
la óptica femenina)
Las expectativas que se ponen en la primera cita revisten por demás importancia. Si lo que de verdad se persigue y ansía es ese instante de placer producto del sexo, o si se mantiene reservada la expectativa de que el sexo sea ese “puntapié inicial” para la relación estable. Si se persigue el placer consecuencia del sexo lo más factible es que no exista ningún tipo de sobresaltos, porque si la mujer está segura de lo que hace no hay más que hacer que disfrutar. Por el contrario, si se espera la relación estable en el futuro, la mujer se suele desilusionar ante la idea de tener que esperar a que el hombre de alguna manera se comunique con ella (correo electrónico, telecomunicaciones… esto es lo de menos). Lo que suele pasar en estos casos, además de la desilusión, es la tristeza y los pensamientos negativos.
3 - Estar convencida de querer el sexo en la primera cita (según la óptica femenina)
Tiene
que tratarse de algo personal, de una decisión personal, sin que exista ningún
tipo de “empuje” por parte del entorno que rodee a la mujer: familiares,
amistades, compañías laborales ni mucho menos del hombre que vaya a
protagonizar la primera cita con ella. Suele pasar que los individuos del sexo
masculino, en procura de alcanzar su objetivo (el sexo) prometen el oro y el
moro respecto al amor eterno y dicen palabras bonitas – imitando a la clase
dirigente – cuyo único objetivo es, por supuesto, la persuasión de la mujer. Si
“ella” no está segura de querer tener el sexo en la primera cita es mejor
dejarlo para otro momento, que siempre los va a haber. Y si de verdad es lo que
quiere, va a quedar en su memoria como un lindo y grato instante en el tiempo.
4 – Está predestinado a resultar en una
falla (según la óptica de ambos sexos)
Sabiendo
que el hombre no busca en la mayoría de los casos otra cosa que el sexo, y que
la mujer desea que con ello arranque una relación que sobreviva al tiempo, el
resultado puede no ser más que un fracaso, parcial o total. Las relaciones que
en la jerga se conocen con nombres tales como “un instante de calentura”, “toco
y me voy” o “relaciones ocasionales” no tienen siquiera la mínima posibilidad
de progresar ni desarrollarse, aunque también es verdad que puede haber al
menos una excepción que contradiga la regla general. Y visto eso es muy
importante saber si lo que se busca es un momento de placer sexual que va a ser
pasajero o algo más que eso. Quienes son habituados a ese sexo ocasional solo
quieren placer.
5
- Si lo que se pretende es una relación
es mejor esperar un tiempo para tener sexo (según
la óptica de ambos sexos)
Aunque es cierto que no hay reglas u otra cosa que garantice que el sexo en la primera cita no implica la relación que sobreviva al paso del tiempo, ni que el hecho de esperar implique la formación de una pareja estable, suele pasar que una relación de esas, ocasionales, se de principalmente por prejuicios o tabú o algo parecido. Depende de forma exclusiva de la situación entre ambos componentes de la pareja el saber cuanto tiempo va a ser necesario esperar para que ocurra al fin la relación sexual, principalmente a causa de lo que siente y de lo que quiere tanto uno como otro componente.
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