lunes, 6 de agosto de 2018

41a) El principio del fin, parte 1

Era el mismo recinto en el que estuvo la última vez, reconoció el Cuidador del Vinhäe, estudiando el entorno y traspasando el umbral, acompañado por su colega del Vinhuiga, pues los dos habían salido juntos desde Plaza Central, donde estuvieron reunidos por un breve lapso de tiempo con los funcionarios locales, quienes, conociendo de sobra la importancia de este encuentro, quisieron pronunciar palabras y expresiones de aliento, recordándoles también que deberían estar atentos a todo cuanto se dijera en dicho encuentro. "Desde este momento, nuestro futuro queda en sus manos", había finalizado la reina Lili, que estuvo entre las hadas que le dieron la despedida en la puerta espacial; un grupo del que por supuesto formaron parte los padres de Lidia e Isabel. "Esperemos que no sea necesario" - dijo Eduardo a ambas mujeres adultas -, "no por nosotros, sino por ustedes", porque las dos, en los instantes previos a presentarse en la plaza, se comprometieron, convenio de sangre mediante, a unirse a las batallas que pudieran sostener los Cuidadores del Vinhäe y el Vinhuiga y su quinteto de colegas. Eduardo y Lidia desaparecieron a un lado del siempre imponente marco dorado y tras menos de diez minutos llegaron al edificio del Consejo Supremo Planetario, el máximo organismo internacional de las hadas y los híbridos nacidos en parte de ellas (Lidia era uno de estos casos), yendo directamente y sin perder el tiempo a la sala donde estuvieron la primera - y única - vez, con el conocimiento de que en un tercio de hora o menos se les unirían sus colegas: Kevin, de la Casa de la Magia; Marina, del Santuario del Viento (Tep-Wo); Zümsar, de la Casa de la Luz (MabDe); Qumi, del Hogar de la Tierra (JuSe) y Lina, de la Morada de la Flora (SeNu). "Hasta que ese momento llegue, lean esto", les pidió el fauno que dirigía la Mancomunidad Elemental (ME), dejándoles dos carpetas que contenían la escasa información acerca de las razas originales de los ilios que habían los combatientes del Movimiento Elemental Unido (MEU) olvidado destruir, porque ignoraron su existencia. "Nos va a ayudar?", preguntó Eduardo, abriendo una de las carpetas y hallando el folio correspondiente a la etnia Yau. "Si" - contestó el fauno -, "no te quepan dudas... a los dos; eso les va a dar pistas". "Entonces, empecemos a leer", decidió Lidia, arrimando su silla a la de su colega, leyendo el título del folio "Desarrollo étnico del pueblo Oi", una de las razas originales.

_Este discurso introductorio es necesario - indicó el fauno, alrededor de cuarenta minutos más tarde, estando ya todos los involucrados en el importantísimo y trascendental evento -, y es por esa misma e imperiosa necesidad que le pedí a ella que estuviera presente. Lo que pueda conocer, aunque sea poco, va a ayudarnos tanto a nosotros como a ustedes siete - Iris estaba ocupando una silla puesta a último momento -. Todo lo que fuimos y somos está en juego como nunca, y lo mismo aplica para nuestros enemigos. Por lo que cada uno vio e hizo desde los primeros días de este mes, estamos ante una posibilidad que no podemos ni debemos desperdiciar, porque, sencillamente, no la vamos a tener otra vez
 Cómo saben, estamos atravesando la batalla definitiva, y con ella la chance de terminar con estas disputas y enfrentamientos cuyos orígenes son más antiguos que el período del bombardeo planetario - hizo una pausa, mientras preparaba otros elementos. Estos, interpretaron los Cuidadores, bien podían ser los resultados del trabajo que estuvieron haciendo los expertos con los fragmentos que recuperaran unos días atrás -. Ahora bien, si hay una parte mala, y de hecho la hay, es que los ilios saben lo que nosotros sabemos, y podrían saber dónde estamos, y lo que nos motivó a reunirnos. Pero es un riesgo necesario, y lo tenemos que correr; el premio, la oportunidad de vencerlos para siempre, bien lo justifica. Lo que ustedes pudieron obtener en los templos antiguos - dirigió la mirada al equipo de Cuidadores, y estos comprendieron que dentro de esa caja que el fauno pusiera en la mesa estaban o los fragmentos o la pieza completa -, es, de hecho, el medio para interrumpir y ponerle un fin a la evolución por inducción, o, lo que es lo mismo, a lo que fueron y lo que son los ilios. Ellos conocieron en su momento ese riesgo, ese peligro, pero decidieron correrlo, porque tuvieron como prioridad indiscutible la dominación absoluta del mundo - abrió la caja y expuso a los presentes aquellos objetos que estuvieron en los recipientes de acero mágico -. Las artes mágicas, sin excepción, implican el surgimiento de un único elemento que puede anular todos y cada uno de sus efectos. La clase de hechicería que idearon los ilios para aumentar artificialmente sus capacidades, cualidades y habilidades y el proceso evolutivo, por supuesto, no son la excepción.
_El terror estuvo presente en la mente y los sueños de los individuos que idearon esta magia, que resultaron ser las cabezas, los líderes absolutoria, de las etnias o razas, llámenlas como quieran, Oi, Eri, Mel, Bol, Yau, Nem y Aig - dijo la reina Salomé, relevando al fauno en este discurso introductorio -. Ellos tuvieron que vivir con ese terror hasta sus últimos instantes, y lo mismo para todos quienes los hubieron de reemplazar. Nada cambió cuando empezó a surgir la etnia resultante, que combinará lo mejor de las anteriores. Sabían que este pergamino, todas sus piezas, era lo único que podía destruirlos, de manera que optaron por segmentarlo y esconder las partes en los templos erigidos en Iluria en tributo y homenaje a las razas originales, porque eran los lugares más apropiados. Pero eso es solo el pergamino, un registro escrito, que no sabemos por qué lo redactaron - la reina Salomé demostró tanto escepticismo como los demás al enterarse de la existencia de esa redacciones -. En si, no hacen otra cosa que encerrar un mensaje que nos puede llevar al hallazgo de ese elemento único. Es allí donde van a enfrentar los verdadero retos, donde todo lo que representan y todo lo que son va a ser puesto en juego y a prueba - mediante gestos faciales, los Cuidadores le dieron a entender, y a todos los presentes, que aceptaban está nueva encomienda -. Son las únicas personas lo bastante poderosas como para ocuparse de esto u vivir para ver otro día
. Todos cuantos estamos reunidos en este recinto estamos muy agradecidos por el enorme sacrificio que hicieron al entrar a los templos antiguos y recuperar los recipientes. Y si bien es cierto que destruyeron a sus enemigos, llegaron a confiarse en sus descomunales poderes y habilidades. Tenemos, todos nosotros, que pedirles que esta vez no vayan a hacerlo. Una vez que hayan llegado al lugar en que se encuentran esas claves - hizo un gesto para darles a entender que faltaba para llegar a esa parte -, no se vayan a confiar ni a subestimar ni por un instante a sus enemigos, porque estos, sin dudas, van a ser tan poderosos como ustedes. Lo que van a ver y hacer allí fue algo complejo desconocido para cada especie del reino elemental, y eso, estoy convencida, incluye también a los ilios.

La reina Salomé dio las piezas que los Cuidadores fueron a buscar, y estos se convenciera de que, en efecto, se trataba de un pergamino antiguo, tratado posteriormente con magia para hacerlo "invulnerable" al paso del tiempo y eventuales agresiones. Se veían símbolos que para las hadas eran prácticamente desconocidos, el alfabeto de los ilios, otra de las pruebas de que esos seres poseían un complejo y elaborado sistema de escritura, que, como se veía, databa de hacía milenios. Los Cuidadores unieron la media catorcena de fragmentos y quedó expuesta una pieza amarillenta y apenas alterada de cincuenta y cuatro punto seis por treinta y seis punto cinco centímetros. Era el registro escrito de uno de los desarrollos más significativos de los ilios, y al ver las instrucciones, el Cuidador del Vinhäe empezó a elaborar una idea acerca del por qué de su existencia, sorprendido tanto como sus colegas ni a los demás presentes allí. Los ilios - empezó a exponer Eduardo -, procuramos no dejarse llevar por ese terror que les provocara la contramedida, pudieron crear este registro escrito de aquella pensando que un día podría hacerse realidad su ambición suprema de la dominación absoluta del mundo, no solo de las que para ellos eran sus tierras (los quinientos cuarenta y tres mil trescientos setenta y cinco kilómetros cuadrados en la oeste-noroeste centrálico, conocidos como Iluria). Cuando eso por fin ocurriera, no habría una necesidad de ocultar ese y otros escritos. De momento, los ilios confiaban en que estas posesiones por demás importantes nunca debían ser encontradas por ninguno de sus enemigos, en que podrían armar sus planes de conquista de manera tal que cuando finalmente los aplicaran no se cometieran errores de ninguna clase. El perfil que ahora era observado y examinado minuciosamente por los Cuidadores era el máximo secreto de los ilios, tanto como el manifiesto, y estos estarían con toda seguridad desespersdísimos y presas del temor absoluto, sabiendo que los principales entre sus enemigos, las hadas, estaban leyéndolo y descubriendo el modo de contrarrestar y detener la evolución por inducción. Iris intervino en ese momento, en que los Cuidadores empezaban a trabajar concentrándose en los ideogramas que se repetían, para darles una noticia con la que se hubieron de alegrar, pues estos no se verían obligados a viajar por todos los rincones del globo para dar cumplimiento a su tarea. "El MEU y yo nos ocupamos de eso", dijo, y les habló acerca de los lugares en Trópica, Reikuvia, Alba (Sur, Centro y Norte), Polus, Ártica, Florentina y Lunaris en que se hubieron de establecer las más primitivas sociedades organizadas de las antiguas razas ilias. Lo que quedaba allí, que era poco o muy poco, no contaría para esta misión.

_Hay relación en eso? - quiso saber el Cuidador del Vinhäe -. Quiero decir... Cómo se vinculan esos lugares con las que ellos - dirigió una mirada fugaz a sus colegas - y yo tenemos que hacer?.
_Creímos eso al principio - contestó el representante de la Unión Centrálica, haciendo un gesto para llamar la atención de todos los presentes -, pero después nos dimos cuenta de lo contrario.
Y tanto él como los demás empezaron a contarle a los Cuidadores lo que descubrieran al examinar el pergamino.

Igual que antes, los expertos estuvieron trabajando sin descanso en la resolución de este misterio, habiendo elegido lo más sencillo para empezar: recomponer el pergamino, luego de que abrir los recipientes de acero mágico no les demandara más de cinco minutos. Para su sorpresa, y descubriendo como la suerte continuaba estando de su lado, observaron atónitos a los fragmentos unirse por si mismos, como si uno estuviera llamando a los otros seis. Al principio, los fragmentos estuvo en blanco, pero al formar la pieza completa fueron apareciendo símbolos, ideograma y gráficos, todo con lo que los ilios registraron por escrito su evolución por inducción. El problema para los expertos se presentó entonces de la mano de esas mismas indicaciones, ya que los conocimientos sobre las formas de comunicación y transmisión de conocimientos de los ilios eran, sino inexistentes, muy limitadas, y eso sin contar que hasta no hacía mucho ignoraron que esos ideogramas fueron parte de uno de los secretos mejor guardados de esos seres, el sistema complejo de escritura. Disponiendo de toda clase de elementos de trabajo, y empleando además las copias de cada uno de los interrogatorios que efectuaran el rey Elías y otros tantos a cierto número de prisioneros (aquellos que revestían determinada importancia en la cadena de mando a niveles continentales y reales, además de con el "premio mayor “obtenido por la flamante Cuidadora de la Morada de la Flora), empezaron a develar una parte del misterio, deseando que ni su suerte ni sus erudiciones fueran a fallarles en este momento, en el que todos estaban expuestos a semejante peligro. Millones de ilios y miles de monstruos estaban dispersos por todos los rincones del planeta causando un sinfín de daños, graves en su mayoría, y dispuestos completamente a asesinar a cualquiera que se cruzara en su camino. Empezaron inmediatamente a abundar en las hojas en blanco las decenas de anotaciones, cuadros conceptuales, tachaduras, indicaciones, traducciones (de unos pocos de los ideogramas al alfabeto e idiomas de las hadas, conscientes de que esto bien podrían ser interpretaciones más exactas o menos) y cálculos. Por más que lo intentaron, no fueron capaces de evitar los comentarios y pensamientos pesimistas al ir completan varias de las hojas en blanco, por lo que a uno de los expertos se le ocurrió la idea, aprobada por unanimidad casi al instante, de solicitar la presencia de Iris en ese recinto, porque, que supieran, se trataba de la única persona con vida que podía tener conocimientos amplios acerca de este asunto, historia antigua de los ilios. La princesa insular y su Movimiento Elemental Unido no solo se habían propuesto borrar del mapa a todos los ilios, sino también destruir cualquier rastro de su existencia, de manera tal que lo único que quedara de aquellos seres fuera la memoria en los individuos que sobrevivieran a la gran confrontación. Así, Iris se presentó en el recinto, apenas con unos pocos e insignificantes síntomas de cansancio, pues prácticamente no había hecho otra cosa que pelear contra los ilios y sus monstruos desde la primera semana de este mes. "Entonces... Hice mal en destruir los archivos en la guerra?", empezó a lamentar, a medida que pasaban los minutos y lograban los primeros y minúsculos avances, ayudados además por aquel material que al inicio de la Guerra de los Veintiocho se ocultara en la Casa de la Luz, sobre la cual Jîmu quiso advertir estando en su lecho de muerte (ella había sido la Cuidadora durante la confrontación), pero que fuera descubierto hacía pocos días y por casualidad. Con eso, los expertos e Iris fueron atando cabos y traduciendo esos intrínsecos símbolos, gráficos e ideogramas, y llegaron a descubrir, o redescubrir, por causa de la destrucción de gran parte de los archivos, los lugares en que, supuestamente, los ilios hubieron de fundar sus primeras aldeas mucho antes de emprender su largo viaje a Iluria, en los continentes donde surgieran las razas originales: Oi en Trópica, Eri en Alba, antes que esté fuera separado en tres partes, Mel en Reikuvia, Bol en Polus, Yau en Ártica, Nem en Florentina y Aig en Lunaris.  Era cierto que el pergamino contenía únicamente oraciones simples y no muy extensas, pero a las hadas expertas les resultó suficiente para entender que los dirigentes ilios dejaron esta constancia escrita de sus orígenes y del camino que algún día habrían de seguir para (empezar a) dar forma a su ambición, la cual, descubrieron los seres feéricos, con una cuota de sorpresa, era tan antigua como los mismos ilios. Los expertos tomaron detalladas notas de los descubrimientos, hechos estos en menos de veinticuatro horas, conscientes de que era al mismo tiempo algo que había siempre sido incógnito, pues nunca supieron, ni demostraron interés en aprender, dónde los ilios establecieron sus primeras poblaciones grupales.

_Es una síntesis de la traducción de los primeros dos párrafos - informó el líder de la Mancomunidad Elemental, "volviendo al presente y concluyendo el repaso de lo sobresaliente de la primera parte de la investigación -. Por si sola, no aporta nada respecto de la misión, pero como una parte del todo puede ser el caso contrario. Y van a entenderlo con los reportes que faltan. Y presten atención a esto: el simbolismo y la veneración de los antepasados no es solo algo que tenemos las hadas. Al parecer también los ilios.

El siguiente paso de las explicaciones empezó al tiempo que Iris se ocupaba de dejar constancia de que no se sabía si esa veneración y el simbolismo habían surgido en los ilios por cuenta propia, o si tomaron también ese aspecto de las hadas u otras especies. Fallecidos los fundadores de las primeras aldeas (apenas menos sofisticadas que las actuales con respecto a la urbanización y la arquitectura), sus sucesores se ocuparon de organizar y ejecutar los hospicios funerarios dignos de los individuos de más alta jerarquía de la especie. Colocaron en urnas sus cuerpos, como así también sus bastones, aquello que los distinguía como líderes, sus armas personales (piedras muy afiladas sujetas con dos cuerdas a mangos de madera) y una gran cantidad de piedras preciosas. Las urnas fueron inmediatamente sepultadas bajo la superficie en las casas que habían usado como sede de gobierno - esos lugares fueron antecesores de los templos), las cuales fueron adquiriendo, gradualmente, más importancia a medida que empezaron a transcurrir los años. Conforme estos se fueron sucediendo y la religión empezaba a surgir, siempre de la mano de los líderes, había empezado a cobrar fuerza la idea de desplazarse hacia Centralia, de todos los continentes el único que no estaba habitado por los ilios, y esto se debía a un mensaje divino transmitido a las masas mediante los altos dirigentes. Según ese mensaje, la Trinidad Benigna, estando conformada por Iel, que representaban la abundante, Mod, la gloria o el triunfo, y Ral, el destino, había observado a los ilios, su conducta y comportamiento, y advirtiendo que nunca, por ningún motivo, se había apartado de la religión ni de ninguna de sus enseñanzas, y por tanto eran merecedores de un premio: su propia tierra, su propio lugar en este mundo, en el que pudieran permanecer a salvo de los otros seres elementales, a los que casi siempre se referían con el mote de "infieles", por no adherir a su fe, con los que, lejos de exagerar, parecían tener conflictos un día sí y uno no. Esas tierras eran las del oeste-noroeste centrálico, ocupaban una superficie de quinientos cuarenta y tres mil trescientos setenta y cinco kilómetros cuadrados y era esa región conocida por ambas especies, hadas e ilios, como Iluria. Para las primeras era un homenaje a Ilux, un valeroso rey centrálico muy querido por todos en el continente, y para los ilios, por supuesto, el nombre con que la Trinidad Benigna bautizara esas tierras. Estos, tanto dirigentes como dirigidos, vieron enormemente potenciada su profecía gracias al bombardeo planetario, un evento tan catastrófico y destructiva que implicó una lluvia mortal de meteoritos sobre la totalidad de Iluria e incluso más allá, algo que los líderes ilios presentaron como una solución divina para terminar con los infieles que contaminan y mancillaban las tierras que no les pertenecía a ellos. "Esto es tan falso y fraudulento como una moneda de tres soles", había dicho Iris, con una mezcla de desprecio y satisfacción, al confirmar otra vez lo que siempre había opinado acerca de los ilios, un pueblo desagradable en grado sumamente extremo, y descubierto como los fraudes y misterios en torno a ellos por fin estaban empezando a develarse. Y cuando pensaron las hadas que ya no podía salir a la luz otro tanto de secretos tan comprometedores o escandalosos, o las dos cosas, descubrieron que tanto el sistema de escritura complejo como la ambición máxima eran más antiguos de lo que se había supuesto, y que la última era previa incluso a la creencia religiosa, al surgimiento de la mayoría de los aspectos socioculturales y, quizás lo más llamativo, el evento cataclísmico por excelencia (el bombardeo planetario) y el viaje que iniciaran los contingencia desde Trópica, Reikuvia, Alba, Polus, Ártica, Florentina y Lunaris para dar cumplimento a lo que ellos interpretaron como un designio religioso - la Trinidad Benigna conformada por Iel, Mod y Ral "purgando y purificando el oeste-noroeste centrálico como paso previo a otorgar esas tierras a los ilios -, el cual marcaría para siempre no solo su historia, sino la de todos los seres elementales. Especialmente con las hadas, la especie dominante, con quiénes las rivalidades serían superiores en frecuencia y ferocidad, y las cuales eventualmente desatarían una guerra que reduciría drástica y catastróficamente el número de ilios a poco menos de la tercera parte, de ciento noventa a sesenta y tres millones doscientos cincuenta mil. El equipo de expertos concluyó esa parte de su extenuante tarea con otra cuota de decepción, al no haber podido hacer más que develar esos otros dos secretos, de estos su antigüedad y el destino de los fundadores de las primerad aldeas ilias en sus respectivos continentes. Enfatizaron este detalle, considerando que de todo lo que fuera descubierto podría tener utilidad para la derrota definitiva de los ilios.

_Ya saben lo que pasó después, varios milenios - dijo a los Cuidadores el delegado de la Alianza Tropicana, el organismo que nucleaba a los cuatro países que conformaban Trópica, con las mismas funciones que la Unión Centrálica -. Los ilios emprendieron los viajes, llegaron a Centralia y en este continente nunca más se volvió a disfrutar de la paz y tranquilidad. Por fortuna para todos nosotros, nunca pensaron ni quisieron extenderse ni fundar aldeas fuera de Iluria... creímos eso hasta hace unos pocos días, gracias al trabajo de ustedes, los Cuidadores.

Estando ya establecidos en el oeste-noroeste centrálico - las hadas que examinaban y traducían el pergamino no pudieron evitar sonreír al pensar en los ilios. Estos habían escrito esa pieza con la irrenunciable esperanza de que nunca fuera encontrado, ni mucho menos traducido, y ahora estaba pasando justamente eso -, los ilios decidieron, sus líderes (políticos y religiosos) de mayor jerarquía lo hicieron, que los remanentes de los fundadores de sus primeras aldeas de ninguna manera permanecerían en sus sepulturas originales, sus herederos no se arriesgarían a que las hadas u otros seres elementales los encontraran y destruyeran, como parte de una campaña destinada a minar y reducir a ruinas la moral, los ánimos y las esperanzas de los "Hijos de la Trinidad", como los ilios, tanto las masas como los gobernadores, se dieron y daban en llamar. De modo que, a medida que se iban asentándose e instalando en Iluria, e iniciada ya la evolución por inducción (evolución acelerada), grupos de ilios zarparon secretamente desde el oeste-noroeste centrálico, arribaron en lapsos de entre veinte y cincuenta días - aún no desarrollaban la técnica de la tele transportación - a los continentes de que eran originarios, trasladándose entonces a esas aldeas primitivas, a las que hallaron medio en ruinas y abandonadas a su suerte. Se dieron cuenta de que nadie había estado en ellas desde su partida y a consecuencia de eso fueron apareciendo gradualmente los signos de deterioro, unos más notorios que otros. Solos y sin nadie que estuviera cerca, los ilios no tuvieron problema alguno en abrirse camino hacia las desvencijadas casas, remover los pocos escombros y excavar en busca de los preciosos y valiosos cofres con los restos de sus antepasados, que para esos momentos eran huesos, y de estos sus posesiones terrenales. Habiendo vuelo a Iluria, empezaron a trabajar en nuevos emplazamientos, que conservaran las mismas características que los otros e incluso mejores: lugares recónditos y de difícil acceso defendidos tanto por las características naturales (la geología, la geografía, el clima...) como por los mecanismos que los propios ilios les pudieran proporcionar y, por supuesto, que no fueran frecuentados por los otros seres elementales. Alrededor de un mes les costó decidirse por estos nuevos emplazamientos, lapso durante el cual los remanentes estuvieron ocultos en la primera aldea construida en Iluria. Pero esta vez no optaron por incluir los objetos en una urna junto a los huesos, sino algo más específico. Una urna para las joyas y piedras preciosas, otra para las armas, una más para los bastones de mando y la cuarta para los huesos, agregando a los contenidos elementos que los protegieran del paso del tiempo y cualquier otro factor que los pudiera alterar. Para la urna con los huesos eligieron a la región de Bagme, compartida por los trece reinos de Lunaris, específicamente un antiguo cementerio ilio de tres por nueve kilómetros tan alejado de cualquier rastro de civilización que el lugar habitado más próximo se encontraba a más de quinientos kilómetros. El cementerio, repleto de sepulturas, era para las hadas y otros seres elementales un lugar de muy escaso valor, a tal punto que cada vez que pasaban por allí, ya fuera por tierra o por aire (no había cursos de agua en las inmediaciones) simplemente lo ignoraban. Ocultaron la urna sin dejar pistas ni rastros, y los líderes, quienes supervisaron la operación, mataron a los individuos que se ocuparon de la tarea, en otro de los intentos por minimizar los eventuales riesgos. La urna con los bastones fue ocultada, en medio de la nada, a medio camino de los emplazamientos donde los ilios estaban construyendo los primitivos templos para las etnias Bol y Yau, de los continentes polares del norte y del sur, respectivamente. Cómo ocurriera con la otra urna, esta también fue dotada con las mejores defensas de que dispusieron los ilios en ese momento (se las actualizaría y mejoraría al empezar y terminar la Guerra de los Veintiocho, cuando los ilios sintieran mayor terror porque sus secretos, todos estos, fueran descubiertos), y quienes la hubieron de ocultar también fueron asesinados, una forma de conservar ese secreto todo el tiempo que fuera necesario. La tercera urna, con las armas y la misma clase de defensas adicionales, fue escondida en los remanente de una de las aldeas ilias, aún habitadas, más grande fuera de Iluria. Estaba en Lome, una sub región de poco menos de cien mil kilómetros cuadrados en el reino de Mibiroq. Era una aldea habitada hoy por tres mil individuos ilios, creada después de ocultar la urna bajo la superficie, y lo más probable, como advirtieran los expertos, era que cada uno de esos pobladores desconociera lo que había en algún punto de su aldea. La cuarta y última urna, con las joyas y piedras preciosas, elementos vinculados directamente con los atributos jerárquicos de los fundadores, había sido colocadas en algún punto de las cuevas Yoine, un entramado de novecientos kilómetros de túneles que corrían por dentro de una cordillera en la región de ese mismo nombre, en Reikuvia, que en ancestrales tiempos, antes de la llegada de los ilios con este misterioso (y desconocido por ese momento) propósito, había sido el hogar de un nutrido grupo de ornímodos. El conjunto de los cuatro emplazamientos era una incógnita, con respecto a la ubicación exacta de las urnas - las firmen, el peso y la forma de ellas - como a las defensas que pudieron haberse establecido allí a lo largo de miles de años, especialmente ahora que las hadas y otros seres elementales ya estaban al tanto de la existencia de esas "reliquias “y sus ubicaciones
 Para los ilios era una situación absolutamente comprometedora y lo lógico, asumieron los expertos, era que hubieran puesto allí todas las medidas de seguridad habidas y por haber.

_En las transcripciones que estuvimos haciendo del mensaje en el pergamino no hay especificaciones ni informe alguna sobre eso, solo sabemos que los remanentes están en un lugar específico, uno de los cuatro en Centralia, y nada más - dijo el delegado de la Unión Centrálica a los ilios, que habían escuchado totalmente atentos cada cosa que dijeron y explicaron los expertos -. Y cualquier interpretación que hagamos va a ser inexacta, a diferencia de las otras. Mentiría si dijera que no vamos a andar a tientas en esto.
_Conocemos todos los riesgos, ellos y yo - aceptó el Cuidador del Templo del Agua, comprometido a hacer todo cuanto estuviera en sus manos, dentro de sus posibilidades (y fuera también) para lograr que volvieran la tranquilidad y la paz. "Incluso mi vida", pensó, al decidir cuánto estaba dispuesto a arriesgar -. Estos no pueden ser mayores que los que corrimos en los templos antiguos, buscando los fragmentos. Y ahora que sabemos que los peligros son superiores - pensaba en las cosas de que los ilios serían capaces para evitar que les arrebataran las reliquias - vamos a duplicar nuestros esfuerzos.
_Cómo podemos estar seguros de que los ilios no se llevaron las urnas de esos lugares? - intervino Lina, examinando otra parte de las transcripciones, procurando que nada hubiera sido pasado por alto -. Si de verdad esos objetos son tan importantes para ellos, no creo que los vayan a dejar dónde están ahora, y más si saben que sus peores enemigos, o sea nosotros, las hadas, vamos tras ellos. Y no cualquier hada, sino los Cuidadores.
Los seres feéricos más poderosos.
_No creas que no pensamos en eso - le dijo el líder de la Mancomunidad Elemental -. Es una posibilidad, claro, pero tan insignificante e ínfima que dudo que los ilios quieran asumir semejante riesgo. Pasó lo mismo que con los de del Perú. Estando en guerra, de seguro concluyeron lo mismo que nosotros, que sería peligroso llevarse tanto los recipientes de acero mágico como las urnas. No sabrían donde esconderlas. Cabe el riesgo de que pasen por algún lugar peligroso y las extraviaran, o se las quitaran.
_Lo que pasó con Mücqeu - aportó Iris -. Ella había concluido el desarrollo de la fórmula para revertir el hechizo fallido que implica el surgimiento de las almas solitarias. Se topó con los ilios, hubo una batalla y como consecuencia esa fórmula pasó más de cinco milenios perdida... y no olviden que ustedes dos - dirigió una fugaz mirada a los Cuidadores de la Casa de la Magia y el Vinhäe -, Cristal e Isabel la recuperaron por pura casualidad.
_El caso es que sabemos que las urnas continúan en esos lugares, por lo mismo que los fragmentos - insistió uno de los delegados -. En el instante mismo en que Marina e Iris capturaron a los ilios y supimos lo que se había desatado, destacamos espías y exploradores en todos los lugares que revistieran alguna importancia para los ilios. Sabemos que el cementerio en Bagme está tan tranquilo como siempre, y que ninguno estuvo allí desde tu vuelta - le dirigió la mirada a la Cuidadora del JuSe -. Iluria es un hervidero, pero ese punto en particular no fue alterado, porque después de todo no hay nada allí. La aldea en Lome... bueno, no hicieron los ilios ninguna excavación ni nada parecido en ella, y la cordillera en Reikuvia es un lugar muerto. Quiero decir que no hay batallas allí, ni ningún otro movimiento, de los nuestros o de ellos.
_Lo que tienen ustedes que dar por sentado - dijo la reina Salomé, que estaba bajo la máxima responsabilidad, al ejercer como nunca el liderazgo del Consejo Supremo Planetario, y este organismo estaba dirigiendo al menos las dos terceras partes de las operaciones contra los ilios, cooperando con otras organizaciones e instituciones -, es que nuestros clientes ya saben que van a ir tras esos objetos, y los van a estar esperando, con toda seguridad. Toda clase de monstruos, trampas y decenas, cuando no centenas, de combatientes, no solo en esos lugares, sino también en los alrededores.
_Y eso significa, en comparación, que los mint-hu contra los que pelearon en los templos antiguos bien podrían haber sido un juego inocente y carente de peligros - quiso resaltar el delegado de la Unión Centrálica -. Lo mejor va a ser, como dijimos, que peleen con todas sus fuerzas desde el principio y, como con los templos, vayan en grupos. No podemos saber cuánto les va a llevar cumplir con esta tarea, porque desconocemos el nivel de complejidad de las defensas y el lugar exacto en que están las urnas.
_La última parte del mensaje del pergamino dice que el contenido de las cuatro urnas se tiene que juntar entre sí - dijo el fauno, entendiendo que la reunión ya estaba terminando -. No pudimos saber por qué o cómo, pero si están mezcladas va a producirse alguna clase de reacción que va a poner fin a la evolución por inducción, y a todas las habilidades que adquirir los ilios desde su llegada a Centralia.
_Y después? - inquirió Kevin -. En qué se van a convertir los ilios cuando eso pase, qué cosa va a pasar con ellos?.
_Es posible que sigan como hasta ahora? - preguntó Lidia -. Quiero decir... sin sus poderes y habilidades, pero no se... con el aspecto físico que tienen ahora.
_No lo podemos asegurar - contestó la reina Salomé -, pero es una de las posibilidades. Como sea, primero hay que localizar las urnas y proceder con precaución. Tampoco sabemos si están protegidas por encantamientos, trampas caza bobos y eso.
_Yo me inclino a pensar que si - apostó Qumi -, por lo importantes que son para los ilios.
_Especialmente si saben que somos nosotros, los Cuidadores, quienes vamos tras las urnas., creyó Zümsar.
_No esperemos un instante y vayamos ahora - quiso Marina -. Podemos estar de vuelta a la noche... si hay suerte.
_Queda un detalle por resolver., apuntó el fauno, y sus ojos apuntaron a la flamante Cuidadora de la Morada de la Flora.

Cuando se presentaban las batallas o los retos complejos que eventualmente los pudieran superar, las cabezas de los lugares grandiosos actuaban en pares, tal cual lo hicieran los actuales al tener que recuperar los recipientes de acero mágico. Los seis individuos eligieron entre sí quién iría con quién basados en experiencias de sus antecesores. Por un lado Eduardo y Lidia, ya que, aunque el agua y el fuego eran elementos completamente opuestos, cuando se combinaban eran capaces de lograr un poder enorme y hazañas igual de grandes, eso lo demostraban, por ejemplo, el Cuidador del Vinhäe e Isabel, su compañera, cada vez que peleaban o entrenaban lado a lado. El vapor que crearían Eduardo y Lidia al combinar sus poderes eventualmente desgastaría el material constitutivo de los monstruos a los que se encomendara la defensa de las urnas en Bagme, Lome, Iluria y Yoine. Ellos decidieron, obteniendo concenso entre sus congéneres, hacerse cargo de la recuperación de la urna sepultada bajo la aldea ilia en el reino de Mibiroq, a lo que Salomé, la soberana de ese país, les dijo que haría todo lo posible porque su viaje y permanencia (la primera vez para ambos Cuidadores en ese lugar de Alba del Este) fuera placentera, y aseguró que ordenaría un ataque sobre esa aldea, para provocar la huida de sus ocupantes - Lidia y Eduardo rodeados por tres mil ilios haría que Isabel, Lara y Kuza tuvieran una crisis - y que, con eso, la búsqueda resultara menos compleja. Qumi y Zümsar, a cargo del JuSe y la MabDe, volverían a formar un dúo para ir a Bagme e intentar recuperar la urna con los huesos, algo también aprobado por unanimidad por el representante de Lunaris y los otros participantes de la reunión. También estos Cuidadores eran capaces de conseguir marcas y proezas trabajando juntos. Todas las hadas de la tierra y del rayo, en realidad, podían hacerlo, y uno de los ejemplos de eso era un ataque combinado llamado "Vitrificación", que consistía, tanto el ataque como el fenómeno que se daba de forma natural, en la tierra y las piedras alcanzando temperaturas tan elevados al ser impactadas por la energía eléctrica (también el fuego) que adquirían todas las cualidades del vidrio. No lo habían intentado Qumi y Zümsar en sus viajes a los templos antiguos, pero estaban tan convencidos de que sería una técnica tan formidable que los ilios no tendrían oportunidades, mucho menos los mint-hu. "Hagámoslo", se comprometieron, dándose la mano para sellar el compromiso, creyendo (queriendo) que un cementerio perdido en el medio de la nada no habría de representar algo tan complejo. "Al menos al llegar a el", dijo la Cuidadora del Hogar de la Tierra. Habiendo decidido hacerse cargo de las joyas y piedras preciosas en Yoine, en las cuevas que había en la cordillera, Kevin y Marina también formaban un excelente duo. La Cuidadora del Tep-Wo, que se supiera, era una de las hadas más experimentadas y diestras en el dominio del elemento aire e incluso en su creación, y su colega de la Casa de la Magia, siendo ya un experto en el dominio de las artes mágicas (se convirtió en tal gracias a un año de ensayos, prácticas y entrenamientos constantes), encajaban a la perfección con ese elemento, tanto como lo haría con cualquiera, ya que la magia era la única fuerza capaz de complementarse con todos los elementos de la naturaleza, confirmando con eso que una de las dos necesitaba a la otra para sobrevivir y fortalecerse, y si una de ellas estaba en peligro, la otra también. Además, Kevin había empezado a tener cierto dominio sobre el fuego, al haber despertado en el ese remanente de la fuerza vital de Ukeho, una de las fundadoras de la Casa de la Magia, algo que aprendió a dominar ayudado por su compañera, Cristal, y el fuego y el viento en conjunto eran siempre una fuerza a tener en cuenta. A Lina le quedaba hacerse cargo de Iluria, la región del continente lunárico en que estaba la urna con los bastones, sin ayuda, y eso era algo que la desanimaba y, por supuesto, que no le agradaba. No porque estuviera asustada, sino porque no le agrada la idea de que los Cuidadores fueran solos a la batalla. "Por eso no se me nota el entusiasmo", dijo a los presentadores, y sus colegas intentaron animarla diciendo que podría ir con alguno de los dúos, a lo que la Cuidadora de la Morada de la Flora, la SeNu, contestó que no, que tomaría esta soledad como otro reto e iría a completar su parte. "La única hada que podría complementarse conmigo todavía no aparece, me refiero a casos como este" - dijo -, "pero no puedo quedarme a esperarla". Había hecho mención al Cuidador o la Cuidadora de la Morada de la Fauna, la PeNu, otro de los lugares grandiosos, el cual llevaba alrededor de cuatro siglos sin sus máximas figuras de autoridad. En conjunto, una y otra guerzs, la flora y la fauna, eran perfectamente capaces de lograr hazañas que no tenían nada que envidiarle a los otros pares - agua y fuego, aire y magia y tierra y rayo -, algo que, en lo que a situ de combate se refería, no se veía desde la Guerra de los Veintiocho. "Tampoco me está yendo bien en lo personal en estos días", complementó, hablando de algo que ya era de conocimiento público. Los padres de Lina, también ballesteros del Ejército de Sâmqei, habían fallecido en una batalla, tan feroz como cualesquiera otra, antes que se hubieran cumplido las primeras veinticuatro horas del instante en que Ilaqi, lo que quedaba de este, la eligiera como su sucesora - "Apenas tuve tiempo para decírselos", informó, con un acentuado tono de tristeza -. Los padres de Lina formaron parte de un pelotón al que le habían pedido que reforzara la custodia de un arsenal ante la inminencia de un ataque ilio, y cuando el enfrentamiento al fin se produjo, cincuenta de esos seres, de un total de sesenta, y la sexta parte de los seres feéricos que les hicieron frente, cinco de treinta, sucumbieron en esa lluvia de flechas y lanzas en el lapso de doce minutos.

_Con todo lo que está pasando tuve poco tiempo para ocuparme de la ceremonia fúnebre. Y no se si lo voy a poder superar. Ellos eran mi única familia, y debía estar allí para protegerlos - Lina seguía lamentando no haberlo hecho, pues sus obligaciones la mantuviera en la SeNu, más de cinco largos (cinco mil kilómetros) al sur de donde estaba el arsenal que intentaron destruir los ilios -. Estábamos en el mismo pelotón. Es lo único que me molesta de esta suerte que corrí, la de convertirme en Cuidadora. Que eso me mantuvo lejos de las personas que más quise, que más quiero... lo van a lamentar, lo juro. Los ilios lo van a pagar - se transformó involuntariamente en Selecta, habiéndose dejado llevar por la ira, lo que confirmó una de las máximas afirmaciones de los seres feéricos. Los ilios, especialmente en las confrontaciones bélicas, despertaban emociones y sentimientos que eran prácticamente desconocidos, y esta era la prueba. Al final, Lina pudo recuperar la compostura, y agregó -. Perdón por esa reacción, pero no la pude evitar. Desde ese momento no puedo pensar ni razonar con claridad. Mis padres muertos, doy Cuidadora y me falta aprender todo, además de encontrar un segundo o segunda al mando... voy a necesitar ayuda... Puedo contar con ustedes?.
Esa pregunta fue para sus colegas, pues los siete se habían apiñado en un rincón del recinto, alejados de los funcionarios, para delinear el plan de acción, incluida la participación de Lina en solitario o acompañando a uno de los dúos.
_Por supuesto que sí - prometió Eduardo, y los demás convalidaron esas palabras mediante gestos faciales -. Somos un equipo, y como tal nosotros tenemos la obligación de ayudarnos mutuamente cada vez que sea necesario, y ahora lo estás necesitando. Y no recomendamos que vayas sola a Iluria, sobre todo después de haber escuchado y leído todo esto. No sabemos con qué nos vamos a encontrar en esos cuatro lugares.
_Ustedes vieron lo que le hice a los ilios y sus monstruos en el templo de la etnia Aig - les recordó Lina -. Saben algo?. No estuve peleando con mi poder al máximo, ni siquiera cuando me transformé en Alta Selecta. Les aseguro que ningún ilio ni monstruo va a vivir una vez que haya usado el corrosivo y las esporas en Iluria. Además, así me voy a poder probar en un combate real, y demostrar a los notables y el personal en la Morada de la Flora, en realidad a todo el mundo, que van a poder contar conmigo.
_Tal vez puedan dejar esa conversación, por más interesante y útil que sea, para otro momento - les pidió Salomé, la reina de Mibiroq, acercándose a ellos -, y el día de mañana vamos a repasar todo lo que se trató ahora y ultimar los detalles para su misión.
_Se aproxima algún peligro, cierto?., inquirió el Cuidador del Vinhäe, sabiendo (temiendo) cuál sería la respuesta.
_Si - contestó Salomé -. Un ataque combinar. Vamos a hacerle frente a esta amenaza. Este edificio no puede caer.

Hubo una explosión en el exterior, tan fuerte que lo sacudió e hizo que el recinto quedara en silencio. Varios cuadros de vinieron abajo y una araña se desprendió, destrozando la mesa.



FIN




  --- CLAUDIO ---

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