Nadie supo lo que era entretenimiento si n
tuvo un cassette.
Nadie sabe lo que es entretenimiento sino
tiene un cassette.
Nadie va a saber lo que es entretenimiento
sino va a tener un cassette.
Es, por definirlo con un término sencillo,
mágico, romántico y también, si se quiere, melancólico. Pasar un determinado
lapso de tiempo oyendo canciones grabadas en un cassette fue, es y va a ser algo grande, ya fuera que
nosotros en nuestras casas hubiésemos apretado el botón “REC” – había suerte si
el/ la locutor /a no interrumpía mientras pasaban las canciones, o cualquier
otro sonido – o comprando el cassette en algún comercio. Sin una pantalla que
indicara el orden y la cantidad de temas, su duración ni tampoco su título;
solo ver pasar la cinta de un carrete al otro mientras escuchábamos, nos
deleitábamos y, por supuesto, disfrutábamos y divertíamos.
So teníamos una manera de escuchar una parte
en particular de tal o cual canción que fuera de nuestro agrado más que
recurrir a la combinación “REW+PLAY” y confiar en que nuestra pericia al
respecto, por todas las veces en que lo hubiéramos hecho, sirviera para
acertarle justo al momento en que queríamos oír otra vez, antes de seguir con
el resto del material en ese lado del cassette. Después, digamos que pasados
treinta y cinco minutos, cuando se terminaba la cinta, seguir la secuencia “STOP+OPEN”,
para dar vuelta la pieza, en preparación para escuchar el otro lado, cerrar la
tapa del grabador y nuevamente apretar la tecla “PLAY”. UN cassette digamos que
garantizaba música y entretenimiento durante una hora, porque la mayoría no duraba más que eso, con el volumen ajustado
a nuestro completo gusto. Pero era y es
un entretenimiento como el que solo los tiempos de ayer, y la tecnología de
ayer, podían asegurar, y eso es algo que
desafortunadamente no existe más que en la memoria de quienes vivieron esa
época , unos más y otros menos, y de quienes, pese a los cambios e
innovaciones en lo que a tecnología se
refiere, continúan dedicándole tiempo a este aspecto del pasado, convencidos de
que eso no por viejo tiene que caer en desuso y mucho menos, por supuesto, en
el olvido. Por mi parte, estoy dispuesto a contribuir con mi granito de arena para
que no pase tal cosa.
Adelantos como la telefonía celular e
Internet fueron aplastando usos como
este, el de los cassettes, desde su origen lo vienen haciendo de modo
sistemático y a un ritmo cada vez mayor, a medida que van apareciendo y
masificándose las nuevas innovaciones, las cuales no solo se encargan de
sepultar a las “cosas de ayer” , sino también otras más modernas. Un ejemplo de
esto es el de los teléfonos celulares: si se fijan bien, hoy es antiguo uno de esos
aparatos que haya salido de la línea de montaje hace dos o tres años. Como
dije, un retroceso inevitable, y no porque no exista la voluntad, la voluntad
de rescatar ciertas cosas del olvido, sino porque falta empeño y, obvio, la
suficiente gente que comparta esta visión de las cosas, además de la
interacción entre todos /as que se necesitaría para poder de verdad hacer algo.
Sonará paradójico, pero hoy lo más cercano a
eso que existe son unos pocos grupos en las redes sociales cuyos miembros se
dedican a compartir sensaciones, emociones y experiencias a este respecto, no
así a hacer una campaña que a largo plazo traiga de vuelta cosas como los
cassettes. O yo, con este artículo en mi blog, que espero sea leído por
bastantes personas, que estas entiendan lo que trato de hacer, lo compartan y
me den una mano. Al respecto escribí varios artículos sobre cosas de ayer
(dibujos animados, superhéroes, juegos de mesa…) que van siendo sepultados en
el olvido por lo nuevo, lo moderno, lo innovador. Y como con el motivo de esos
artículos, no podemos permitir que pase
tal cosa: tenemos que luchar porque esa época permanezca vigente. Por caso,
basta de gente que vive pegada al celular cuando oyen música, en lugar de
hacerlo con un walk-man.
Y la despedida:
¡¡¡ Luchemos porque “lo de ayer” no caiga en el olvido”.
--- CLAUDIO ---
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