Su madre había sostenido que
“Gustavo es un hombre raro”. Su hijo había estado de vuelta en casa después de
una noche de parranda. Este buen señor, habiendo llegado completamente en pedo
borracho a su hogar, había decidido que antes que nada se daría un paso
obligado (y urgente, considerado su estado) por el cuarto de baño.
Habían pasado algunas horas y no se tenía noticias de Gustavo, razón por la cual la familia decidió radicar la denuncia de su desaparición llamando al número 911, reservado para las emergencias.
La policía se hizo cargo de la denuncia por la desaparición y de inmediato se abocó a la búsqueda, entre ellos un efectivo que estuvo aprontándose en la vivienda del borracho en cuestión, a fin de obtener fotos e información que contribuyeran al éxito del operativo.
Inesperada y sorpresivamente, el caso quedó
resuelto, en el instante en que el policía pidiera permiso para usar el cuarto
de baño de la casa, cuando se halló a “Gus” sentado en el inodoro, con los
pantalones abajo, completamente dormido y con evidentes signos de ebriedad.
Fueron necesarios los golpes en la cara de este sujeto pasado en alegrón, por no decir en pedo que suena feo, hasta que al final pudo despertar, preguntando por qué razón se encontraban los uniformados en su propiedad.
A este
--- CLAUDIO ---
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