Advertencia: La lotería fue, es y será mi juego favorito,
por eso ilustra este artículo.
¿A dónde se fue aquel sano entretenimiento familiar (a dónde
se fue la familia) que eran los juegos de mesa?
Sano, y además educativo, instructivo y un buen estímulo
para el intelecto de quien los jugara. Títulos como “El juego de la oca”, “Monopolio”
o “el estanciero”, que marcaron generaciones enteras a lo largo de décadas hoy
no son otra cosa que, prácticamente, recuerdos, en la mayoría de los casos y
para mala (malísima) fortuna de aquellas personas que, como yo, sentimos
nostalgia por esto. Si era un buen entretenimiento para aquellas tardes de fin
de semana. Y no era por la inexistencia de otras formas de pasar el tiempo,
sino porque se los consideraba como, lo dicho, algo bueno, sano y estimulante.
La televisión, las computadoras, la telefonía celular y las tecnologías en
general impusieron cambios culturales con su propia sofisticación y avances, y
relegaron a esos juegos a la memoria de la gente adulta no inferior a los
treinta años, que pasaron parte o todo de su infancia y de su adolescencia
temprana dedicándole una tarde a esta forma de entretenimiento.
No es, no creo, que hayan desaparecido del todo. Si ello
ocurriera sería una traición flagrante a la cultura y las tradiciones. Pero a
una edad cada vez más temprana los /as menores de edad reemplazan, figurativa y
literalmente habando, al estanciero por un teléfono celular, al Monopolio por
Internet y al Juego de la Oca
por los juegos en red que implican violencia más o menos extrema. De la misma
manera, tampoco se ven, sobre todo en
las grandes áreas urbanas, a los /as menores de edad jugando a la pelota o a la
rayuela en la vereda, como antes, aunque para esto influyen otros factores,
como la inseguridad la posibilidad
siempre latente de un accidente de tránsito, ante el aumento del parque
automotor. Estoy casi seguro de haber sido yo parte de la última generación que haya pasado su infancia y los primeros
tiempos de la adolescencia con estos “entretenimientos sanos”
Volviendo a ellos, tampoco ayuda el que no se les haga
ningún tipo de publicidad en la vía pública, los medios, Internet y la vidriera
de las jugueterías y otros comercios similares. Ni siquiera pasa tal cosa, o es
tan mínina que pasa inadvertida, en fechas tales como el Día del niño o el mes
de Diciembre, cuando empiezan a pulular los anuncios a propósito de las
festividades en la última semana de ese mes y la primera de Enero. Es
justamente lo contrario a lo que tendría que pasar, para salvaguarda de la
cultura, de las tradiciones y en detrimento de la pelotudez que en mayor o
menor medida implican dedicarle X cantidad de tiempo a las nuevas tecnologías.
¡¡¡ RECUPEREMOS EL NOBLE Y SANO ARTE QUE SON LOS JUEGOS DE
MESA!!!
--- CLAUDIO ---
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