jueves, 20 de junio de 2013

Carta del Amor a una Puta

El cartero entregaba la carta puntualmente a las 7:00 a.m como cada mañana solía hacerlo .
La joven escucho 3 golpes en su puerta y respondió:
Aquí no vive el dolor ni el lamento, porfavor le pido que deje de traerme esas putas cartas.
El viejo cartero, sacó un paquete de una bolsa de cuero y respondió a la joven muchacha.
-Remitente, el amor
-Destinatario, la puta(s)
Disculpeme, me parece que nuevamente si es para usted esta carta.
Aventó el sobre por debajo de la puerta y se fué alejando lentamente al sonido de su bicicleta.
La bella joven, temerosa y ansiosa por abrir el sobre recién entregado; se pregunto si alguna vez sería capaz de no leer alguna carta de el remitente aquel.
Tomo la carta rapidamente, con sus manos temblorosas y pulso de ave y comenzó a leer:
Queridas putas!:
Hoy es un día muy especial para mí, puesto que hoy he decidido agradecerles infinitamente el trato que me han dado, con un acto un poco pueril pero hecho realmente con mucho cariño para ustedes.
Este acto consta de 3 partes, comenzaré por donde se debe comenzar.
Primero, deseo pedirles perdon por todo el dolor que les he causado, por ese vacío que les he dejado cuando las abandono repentinamente de sus vidas, de sus sueños.
Por todas las noches que han llorado abandonadas en un hotel de paso, con los preservativos en el suelo, el humo de cigarro en el aire y las lagrimas en las mejillas.
Deseo formularles una pregunta, ¡¿Que pensaban realmente de mí en esos momentos?
Deseo pedirles perdon también por aquella noche en las que lloré por ustedes. No merecían que lo hiciera.
Segundo, he de incurrir en el humillante y necesario acto del agradecimiento sereno y sincero.
Agradezco las bellas prosas y líricas compuestas por ustedes, pero pensadas en mí, agradezco la sutileza en que su sexo devoraba al mío, la manera en la que sus labios devoraban a los míos, y la manera en que vuestro pecho chocaba perfectamente con el mío; lo admito sinceramente y lo agradezco: fué realmente bueno.
Agradezco todas esas noches de luna llena que pasamos juntos bajo aquella alborada de un olvidado otoño, agradezco todas sus caricias todos sus besos y todos esas bellas palabras que me regalaron vuestros amados excesos.
Agradezco la mitad de lo que todas ustedes hicieron por mí (la otra mitad, la bendigo).
Por último solo quisiera pedirles una cosa a todas ustedes , bellas y hermosas putas, solemnes y benditas corruptas, necesarias y agradables mujeres, solo una cosa, que es el verdadero sentido de mi carta:
No me hablen a mi de amor, puesto que yo no les hablo a ustedes de centavos.
Atte. El Amor

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