martes, 7 de mayo de 2013

La chantada de la baba de caracol




Los que hacen esto no son otra cosa que delincuentes, porque lucran con las necesidades de los demás, que por ignorancia o lo que sea recurren a estas prácticas poco, muy poco o nada serias, que carecen de cualquier aval o sustento científico y que, en e l mejor de los casos, dejan a sus “víctimas” en el mismo estado que antes de haber acudido a ellas. Esa clase de prácticas que en teoría, y solo en eso, solucionan los problemas físicos y de salud de la gente no son más que “pseudociencia”, y a quienes las ejercen se les debería iniciar sin demoras acciones legales, por estafas y daño moral como mínimo (vean sino el caso de Giselle Rímolo, por ejemplo, y todo lo que pasó en torno a eso).

Piensen, por ejemplo, en la “baba de caracol”. Hubo un tiempo en que ese producto supuestamente curativo, comercializado bajo distintos nombres (Elina, Helix, Eligarden…) eran furor y pasaban las publicidades a cada rato en los medios audiovisuales y gráficos. ¿Cómo pudo ser posible que llegaran a tener éxito?, ¿cómo pudo haber gente tan ingenua como para pensar que la baba de caracol podía ser una solución médica?, ¿cómo se permitió que esa chantada tuviera siquiera un minuto de promociones y publicidades?
Realmente, fue desidia, dejadez e inoperancia por parte de los que pudieron haber hecho algo (empresarios de medios, jueces, periodistas, fiscales…). Nadie que se encuentre en el pleno uso de sus facultades mentales puede creer ni remotamente que la baba de caracol es la solución para, por ejemplo, el acné o las irritaciones en la piel. Ante esos y otros problemas, dolencias y enfermedades más o menos graves, lo único que queda por hacer es ir a cualquier institución de salud y pedir una consulta con un profesional del área que se necesite (dermatología, para el caso concreto del acné y las irritaciones), y nunca dejarse arrastrar por esa clase de delincuentes que lejos están de querer solucionar los problemas de la gente.

No tenemos que permitir que esa basura u otras parecidas ni los estafadores que lucran con ellas representen un problema para las personas en dificultades. Y no hablo de los económicos, al menos no del todo, sino de la salud, que es el bien más preciado que tenemos todos. Si le damos espacio a la baba de caracol (también el Reiki, la acupuntura, la medicina homeopática y toda esa porquería) lo único que vamos a lograr es que enflaquezcan nuestros bolsillos, porque esos “tratamientos” no son lo que se dice “baratos y accesibles”, para colmo de males. Fuera de eso, nuestro estado físico y de salud, lo antes dicho, van a quedar en iguales condiciones, en el mejor de los casos.


¡¡¡ LUCHEMOS CONTRA ESTOS ESTAFADORES!!!



--- CLAUDIO ---

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