martes, 29 de diciembre de 2015

Revistas para adultos

Fragmento de la tapa del primer número de "Humor Sex"


Es otro de los grandes rubros de la industria editorial que tuvo su época de oro en la República Argentina tras el regreso de la democracia, de la mano de Raúl Alfonsín, en el año mil novecientos ochenta y tres. El destape y la promiscuidad hicieron que proliferaran mujeres ligeras de ropa, o directamente sin ropa alguna en la televisión y los medios gráficos, a tal punto que el porno pronto tuvo sus propias publicaciones. Títulos como “Humor sex”, para mí la más grande joya de este género, y “Eroticón” pronto ganaron su espacio en los kioscos de diarios y revistas, adquiriendo éxito y popularidad, pese a que en su momento hubieron pelotudísimos y pelotudísimas que en nombre de no se que moral se opusieron a que este tipo de revistas estuviesen a la venta, argumentando para ello la defensa de la familia, las buenas costumbres, el buen gusto y esas cosas. Las revistas XXX, cuyo contenido no se limitaba a una determinada cantidad de fotos con escenas más o menos fuertes de sexo explícito, incluían también reportajes, avisos publicitarios, historietas y humor, entre otras secciones, siempre relacionadas con la temática de dichas revistas en su mayoría. Eso lo se porque en mi poder, oculto en un caprichoso rincón de un cajón en mi dormitorio, tengo dos de estas publicaciones, y una de estas es el número uno de esa enormísima joya titulada “Humor sex”. Y esta es, a su vez, otra demostración de lo que sostengo acerca de “los tiempos de antes”: tener revistas XXX en casa, ocultas en algún lugar de la habitación o donde fuere, lejos de la vista; algo no reservado para los adolescentes que empiezan a cambiar o a los adultos jóvenes, sino más bien para hombres de todas las edades.

Desafortunadamente, la época de oro de esta clase de publicaciones se terminó hace años (respecto a esto, a Internet suprimiendo las revistas XXX, pronto voy a escribir un nuevo artículo con todos los detalles, los pros y los contras). No obstante, aún quedamos los /as nostálgicos /as que tenemos el suficiente espacio en nuestros corazones y almas (y por supuesto también en nuestros dormitorios) para estas revistas. Y mientras quede una sola persona, la costumbre no va a morir. Mientras quede uno solo, el ambiente XXX no va a limitarse solo a la Internet.



--- CLAUDIO---

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