miércoles, 24 de abril de 2013

Travestismo político



Ese término no aplica solamente a lo que se conoce como “travesti”, es decir a su concepto clásico: un hombre vistiéndose de y comportándose como mujer, con o sin cambio de sexo. Aplica a todos los ámbitos de la sociedad, o al menos de ellos a la inmensa mayoría. El deporte, los espectáculos, la actuación, la cultura…

… Y LA POLÍTICA, POR SUPUESTO.

Algo de lo más habitual, desafortunadamente, es ver como un número más bien grande de políticos, comunicadores (alcahuetes del poderoso de turno) y gremialistas adaptan sus ideas, ideologías y pensamientos de acuerdo a quien esté al frente en el Poder Ejecutivo a nivel municipal, provincial y, por supuesto, a nivel nacional. De esa manera podemos ver personajes que, se sabe y recuerda, tuvieron ayer una forma de ver las cosas y hoy otra, más o menos diferente.
Vean sino, en un ejemplo, la carta que D´elía le escribió a Domingo Cavallo para felicitarlo por su modelo económico, que pueden hallar en este mismo blog.


Lo hago fácil. No son solamente cuatro o cinco los que cambian para seguir estando – “evolución”, si se quiere –, y por eso voy a hacer un ejercicio recurriendo a la forma en que los días están ubicados en el calendario: Domingo, Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado.

En el día Sábado, esos cuatro o cinco que son K cristinistas fueron el Viernes K nestoristas (si hay diferencias entre Cristina y Néstor, y no son pocas), el Jueves fueron duhaldistas y brevemente, antes de eso, camañistas, saadistas y puertistas, por el brevísimo paso por la presidencia de Eduardo Camaño, Adolfo Rodríguez Saá y ramón Puerta. Esos mismos personajes fueron delarruistas el Miércoles, menemistas el Martes y alfonsinistas el Lunes…
… no quiero ni enterarme que habrán sido el Domingo, si para ese momento tenían ya más de dieciocho años y podían, por lo tanto, participar en la vida institucional en la política, la comunicación y los sindicatos.

El travestismo es algo de lo peor que tiene la política, y una de los principales causas de que la gente haya tenido ayer y tenga hoy niveles tan bajos de confianza en la clase dirigente. Este travestismo es una inmoralidad grande como una casa, y me parece que una manera eficaz para terminar con ese problema sería no votar a nadie, bajo ninguna circunstancia, que sepamos que haya dado vuelta para permanecer en el poder, por más que ese cambio haya sido mínimo, y por más que haya sido el único. Ellos /as piensan que las personas son amnésicas o idiotas, que no se van a acordar o dar cuenta que hace un año hacían una cosa y hoy hacen otra. Pero la gente si se acuerda y sabe.
Y de seguro muchos y muchas van a decir que en su vida fueron K el día que Cristina deje, tal como hoy dicen y sostienen que nunca fueron duhaldistas, delarruistas, menemistas o alfonsinistas el poder, o, si de hecho lo fueron, van a decir que se equivocaron. Sabemos muy bien que no es así: lo único que le importa a esa gente es el poder, razón por la cual van a “admitir ese error” sabiendo que nunca lo cometieron, que estuvieron de acuerdo, conscientes plenamente de eso y convalidaron cada cosa, o de estas la mayoría, que hicieron Duhalde, De la Rúa, Menem y Alfonsín.  

Y la de “travestismo político” no es la única forma de referirse a esta caterva que se eterniza en el poder. Aquí, que bien se les podrían aplicar. Son, de hecho, sinónimos.

Camaleón: Porque cambian de colores para asegurar su supervivencia.

Tweety Carrario político: Por el jugador de fútbol que cambió varias veces de camiseta, al ir a jugar a otro /s club /es.

Borocotó o “Borocobró”: Por el memorable hombre de medicina que hubo de cambiar de partido tras haber sido elegido con el voto popular, pasando del PRO (Macri) al FPV (Kirchner).

Huevo frito: Porque anda bien con cualquier régimen.

Espejo de dormitorio: Porque está siempre en la cómoda.

Veleta: Porque cambia y se mueve en la misma dirección que el viento.

¿Y si se aplicara la solvencia moral como requisito obligatorio e incuestionable (y comprobable, por supuesto) para presentarse a un cargo – a todos – político?. Estoy cien por ciento seguro de que haciendo tal cosa la cifra de candidatos se reduciría en no menos de setenta puntos porcentuales, y que de cien funcionarios en los poderes públicos quedaría alrededor de la quinta parte… tal vez menos.


Advertencia: Como dije antes, uno de los TPs más grandes es Luís Ángel D´elía, por eso una foto suya acompaña este artículo.





--- CLAUDIO ---

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