_Dónde
estamos? - fue lo primero que preguntó Eduardo, impresionado por la
magnificencia de esa sala, tan iluminada como decorada -, este lugar es
magnífico.
Con
la tele transportación, la reina Lili lo había llevado a una hermosa sala
circular apenas amoblada por once sofás dispuestos alrededor de una mesa de la
misma forma geométrica. Dos centenas y media de velas dispuestas encima de la
mesa, las paredes y las cinco arañas en el techo conferían una destacada y
completa iluminación, supliendo con ello la forzada ausencia de luz natural,
porque la sala no lindaba con uno o más espacios abiertos, y los frescos y
pinturas que engalanaban las paredes y el techo tranquilamente podrían
encontrarse ente las mejores representaciones de la cultura de las hadas a
nivel mundial. Sería imposible no quedar
impresionado en un lugar así.
_Es
el edificio del Consejo Supremo Planetario - informó Lili -, y esta es una sala
que su líder usa para mantener las reuniones con los dirigentes de los
organismos continentales, como la Unión Centrálica. Por eso los once sofás. Lo
más probable es que haya reuniones entre esos dirigentes y el del CSP al menos
una o dos veces cada semana. Es mucho en lo que hay que trabajar y como nunca
las exigencias van a ser más que extenuantes. La última vez que pasó algo así
fue en la Guerra de los Veintiocho, y la primera fue cuando se descubrió que
Iris era la jefa de MEU.
_Y
van a tener una reunión ahora, conmigo como invitado?.
_No
- contestó la reina -. Ya tuvimos una de esas reuniones, entre las diecinueve y
las veintidós horas de ayer. Y es a causa de eso que estamos acá los dos. Por
lo que descubrimos. Creemos que vos sos una de las personas que más va a poder
tener éxito con esta tarea. Y tengo la obligación de avisarte, de advertirte,
que se trata de algo sumamente peligroso, definitivamente más que cualquier
otra cosa que hayas hecho desde tu llegada a nuestro mundo, incluido tu primer
viaje a la Casa de la Magia con mí hija y Kevin. Creemos que, en efecto, si
esta tarea, esta misión, se resuelve con éxito, la guerra podría terminar antes
que lo haga el mes. Y si, escuchaste bien. Antes que termine el mes.
_Acepto
esa tarea - aseguró Eduardo, recibiendo de manos de Lili un cuaderno y un
lápiz. Asumió que esta era una reunión lo suficientemente trascendental e
importante como para que tuviera que tomar apuntes de lo que fuera a hablarse y
tratarse -. No importa que sea peligrosa, ni potencialmente fatal, di con mí
intervención contribuyo a ponerle un final a esta guerra. Yo soy una de las
personas. Quiénes son las otras?.
_Tus
cuatro colegas.
Kevin,
de la Casa de la Magia.
Lidia,
del Templo del Fuego.
Marina,
del Santuario del Viento.
Qumi,
del Hogar de la Tierra.
_Todos
juntos? - esa idea gustaba a Eduardo -, ellos ya están en este edificio?.
_Todavía
no - contestó la reina -. Te fui a buscar a vos antes que a ellos porque estaba
cerca del Vinhäe, supervisando el envío de refuerzos a toda esa región. Sabía
cuan urgente e importante era reunir a los Cuidadores en este lugar, pero no
podía descuidar mis otras obligaciones. Y quiero disculparme con vos, es lo
mismo que voy a hacer con los otros. Se que necesitan descansar, pero es que
esto, lo que descubrimos, no se puede posponer. Como dije, si sale bien la
guerra podría terminar antes que el mes.
_El
descanso puede esperar, entonces - reconoció Eduardo, reprimiendo un bostezo -.
Ellos van a venir pronto?.
Pensó
que era mejor plantearlo así, y no quedar como descortés al pedirle a la reina
que se apurarse. Sabía que a ella no le importaría, pero si al Cuidador, quien
respetaba y admiraba a la soberana. Después de todo, esta había sido una de las
principales promotoras de su inserción en la sociedad insular y la autora
material e intelectual de lo que era el ahora, de los poderes y habilidades que
poseía. "Se lo debo, cualquier cosa que necesite", pensó.
_Voy
a buscarlos en este momento - informó Lili, preparándose para dejar el recinto
-, estimo que van a ser entre diez y veinte minutos. También van a estar los
líderes del CSP, que actualmente es la reina de Mibiroq, y la Mancomunidad
Elemental, un fauno macho. Y yo. Necesito, tengo que, estar acá, porque todo lo
que pase va a implicar en parte a Insulandia. Pero no voy a hacerlo como tal,
sino como delegada de la Unión Centrálica - y dijo, previo a marcharse -. Entre
tanto, necesito que hagas otra cosa, que es lo mismo que les voy a pedir a
Kevin, Lidia, Marina y Qumi, a medida que vayan llegando.
_Lo
que sea - accedió Eduardo -. De qué se trata?.
_Que
repases mentalmente todo lo que viste en tu expedición al templo Oi y lo
escribas en ese cuaderno, porque eso podría serte de ayuda para esta tarea tan
peligrosa que solo los Cuidadores son capaces de completar con éxito.
_Hecho.,
se comprometió el marido de Isabel.
Dicho
esto, la reina Lili desapareció envuelta en una tenue nube de humo que
combinaba amarillo con rojo, y Eduardo ocupó uno de los sofás, empezando a
recordar su viaje al y permanencia en el Oi-Kal del miércoles pasado, algo que
creyó sería sencillo, pues apenas habían pasado cuatro días.
En
el lapso prometido, fueron llegando los Cuidadores al magnífico recinto. La
primera fue Lidia, y con solo un vistazo fue suficiente para Eduardo que él no
era el único que necesitaba descansar, porque la híbrida apareció frotándose
los ojos, habiendo aparecido creyendo que sería útil tener su bastón a mano en
ese corto camino a uno de los sofás, a la derecha de su colega del Vinhäe.
"Tampoco vos, eh?", reaccionó, cuando el hombre aseguró desconocer
por qué los estaba reuniendo la reina Lili, más allá de aquello que dijera,
acerca de un posible fin de la guerra antes que lo hiciera el mes.
"Supongo que tenemos que esperar un poco", se resignó Eduardo,
pensando en Isabel, en si se habría podido tranquilizar, y convencido
absolutamente de que no descansaron ni conciliaría el sueño hasta tanto estuviera
el a su lado. Marina apareció ante ambos, compartiendo con ellos las mismas
expresiones de sueño y cansancio, además de iguales gestos de desconcierto ante
el repentino e inesperado llamado de la reina de Insulandia, y, en su caso,
evidentemente hubo algo adicional que la mantuvo despierta hasta estas horas de
la madrugada, algo que no quiso hablar allí porque consideró que el público,
una mujer menor de edad y un hombre, no era el indicado, pero que el Cuidador
del Vinhäe descubriera, advirtiendo ese súbito tono rosa en las mejillas de la
recién llegada. "Qumi va a venir de un momento a otro" - le hizo
saber entre risas -, "supongo que ella es ese público indicado"; a lo
que Marina reaccionó con una risita, una más bien tímida, mientras ocupaba el
tercero de los sofás. Apenas treinta segundos después se hizo presente la
Cuidadora del Hogar de la Tierra, tan necesitada de sueño y descanso como los
otros tres, tanto que incluso antes de saludar a los presentes quiso tomar
asiento y mantener cerrados los ojos, además de olvidarse por unos instantes de
los característicos y refinados modales femeninos y lanzar hacia arriba un
sonoro bostezo que casi no tendría que haberle envidiado nada a la bocina de un
buque de cargas. Ni las damas ni Eduardo la pudieron culpar, porque sabían que
las responsabilidades, obligaciones y tareas de Qumi eran más exigentes y le
demandaban esfuerzos superiores, teniendo ella que hacerse cargo no solo de su
parte en la guerra, como una de las Cuidadoras, sino también ponerse al día y
adquirir el conocimiento acerca de todo cuanto pasara en los últimos dos
siglos. "Estoy más ocupada que cualquiera", fueron sus primeras
palabras, inmediatamente posteriores al saludo, al tiempo que Kevin se hacía
presente en el magnífico recinto, advirtiéndose en este, además de ese sueño y
cansancio tan evidentes (en estos momentos, en la Casa de la Magia debía ser la
mitad de la tarde del undécimo día del año), un marcado gesto de preocupación y
alarma. "Qué pasó?", quiso saber su colega y concuñado (y amigo), en
tanto el artesano-escultor, el último descendiente (o uno de los últimos,
contando a Akmlolu, su hijo, y el nuevo embrión que empezaban a gestarse en el
vientre de Cristal) de Ukeho, un hada de fuego que había sido una de las
fundadoras de la Casa de la Magia, iba saludando a los presentes. "Sabían
que los mint-hu pueden nadar?", les preguntó, y ante la idea de que su
temor fuera contagioso, quiso calmarlos diciendo que los monstruos, cinco en
total, habían sido destruidos por las defensas exteriores de la isla. "Son
hábiles y poseen también destrezas en el ámbito acuático", agregó,
describiendo una breve explicación sobre cómo los mint-hu llegaron hasta cierto
punto, a dos kilómetros y tres cuartos de la costa, moviendo con fuerza sus
brazos y piernas, hasta que los guardias en ese momento de turno advirtieron su
presencia, en el mismo instante en que las defensas reaccionaban por si solas,
elevando varias decenas de metros a los atacantes para que estos, estando a
cierta altura, fueran rematados por un único y potente chorro de agua que
emergiera desde un punto cercano al acantilado por el que entraran el actual
Cuidador, Eduardo y la princesa Elvia. "No fue más que el susto",
concluyó Kevin, tan conmocionado como estuvieron todos los habitantes de la Casa
de la Magia ante ese evento: los ilios se estaban jugando el todo por el todo
al querer atacar uno de los lugares más importantes para la raza feérica y
mejor protegidos, en ambos casos a nivel mundial. El fallecimiento de Lursi por
supuesto no fue un tema ausente, como tampoco los efectos que tendría en Nadia
y las repercusiones dentro y fuera de la comunidad de las hadas. Tampoco
dejaron de hablar sobre los ataques casi simultáneos a algunos de los lugares
grandiosos y estaban a punto de abordar el que otros dos de ellos se hubieran
revelado también como Selectos, cuando la reina Lili hizo la última aparición,
esta vez acompañada por dos individuos. Uno de estos era un fauno macho, el
líder de la Mancomunidad Elemental, el organismo que, a excepción de los ilios,
nucleaba a las especies que conformaban ese reino. No era un individuo tan alto
como las hadas, apenas un metro con sesenta centímetros, pero, el mismo se
ocupó, de explicarlo, mientras estuvo saludando a los Cuidadores, en una
batalla (en las que de seguro habría de participar, porque la institución que
dirigía era desde el principio un blanco para los ilios) podía suplir esa falta
con la tremenda fuerza que era capaz de aplicar en sus golpes, ya fueran estos
con los puños o con las patas, y su velocidad igual de grande, pues esas patas
nada diferentes a las de una cabra le permitían alcanzar los trescientos
kilómetros por hora, lo que convertía a estos seres elementales en los más
veloces en tierra. El hada que
acompañaba a Lili no requirió de sujetarse de ella para llegar hasta ese bello
recinto circular, porque también dominaba, y a la perfección, la técnica de la
tele transportación, que por su extrema complejidad, únicamente dominaban unos
pocos. Esta mujer, a simple vista de la misma edad que Lili, era Salomé, la
reina de Mibiroq, uno de los cinco países que formaban Alba del Oeste. Aún
teniendo quizás el mismo nivel de sueño y cansancio físico que los Cuidadores,
consideró que el momento para relajarse, si tal cosa era posible, podía posponerse
un poco más, porque esta reunión era tan urgente como importante, y esas
condiciones adversas poco o nada pudieron hacer para evitar que estuviera
ataviada con sus mejores galas, como se acostumbraba cada vez que se
encontraban en el edificio del CSP, del que era su lideresa pro témpore, ni
mucho menos que pasara inadvertido su atractivo físico, ese que era
característico de las hadas que por don o atributo tenían a la belleza - Kevin
y Eduardo ya habían visto eso, en Cristal e Isabel, y lo vieron hasta el
momento en que Iulí y Wilson estuvieron cien por ciento recuperados, lo que la
mantendría joven y hermosa hasta el último de sus días. Ambas soberanas, que
además de eso eran grandes amigas, ocuparon otros dos sofás y empezó así esta
extraordinaria y misteriosa reunión, con unas pocas palabras de la reina Salomé
sobre lo vital, trascendente e importante que sería y las disculpas de Lili al
líder del organismo máximo de los seres elementales y los Cuidadores por haber
hecho que postergaran su justo y merecido descanso. La soberana de Mibiroq
extrajo de su cartera un cilindro, y de este un bibliorato y siete carpetas que
expuso sobre la mesa a los presentes, dirigiendo la mirada y una sonrisa al
Cuidador de la Casa de la Magia, dándole a entender con esos gestos como había
acertado con la creación de esos cilindros. "El tiempo no nos sobra ni nos
va a sobrar" - dijo, empleando un tono que sugirió cuan apremiante era la
situación -, "así que mejor nos ponemos a trabajar". Abrió el bibliorato
y la portada que vieron Eduardo, Kevin, Lidia, Marina y Qumi les indicó que se
trataba de los resultados de una serie de interrogatorios que los agentes de
los servicios de inteligencia de los países centrálicos, incluida la PoSe,
hicieran en las últimas horas del viernes y la mañana de ayer a casi un
centenar de prisioneros de guerra ilios, entre estos el líder de esos seres en
Insulandia, el único sobreviviente del ataque de Iris y Zümsar a la aldea
Diecinueve, que fuera literalmente destruida. "Una vez más, fue enorme la
colaboración de mí marido", aportó la reina Lili, indicando que la técnica
de legeremancia del rey Elías fue lo único que posibilitó que las hadas y otros
seres elementales hubieran podido obtener esa información. "Asestamos un
golpe fatal, más incluso de lo que pudiésemos alguna vez haber
supusieron", indicó el fauno, adelantando algunas páginas para enseñar
brevemente a los Cuidadores el resultado del interrogatorio al... "Líder
máximo ilio en Centralia!", reaccionó Eduardo, entendiendo que esta reunión
valía toda la pena y era importantísima.
_Encontramos
una posible solución - dijo el fauno, con una voz apenas más fina que la de las
hadas, mientras los Cuidadores advertían, con leer las primeras páginas, que
los resultados de los interrogatorios eran, en efecto, vitales y prometedores,
especialmente el líder ilio capturado por Zümsar e Iris -. Básicamente, podemos
destruir a los ilios de raíz, sin la necesidad de perder millones de vidas,
como pasó en la Guerra de los Veintiocho. Lo que están leyendo ahora es la
revelación de otro misterio, u otro fraude, como lo prefieran llamar, que nos
tomó completamente por sorpresa, porque no lo imaginamos ni esperamos.
_Dicho
de una forma breve y simple, estamos ante un caso de evolución por inducción,
que es algo que las hadas sostuvimos como una imposibilidad - aportó la reina
Salomé, de Mibiroq, señalando con la vista las páginas del bibliorato, en el
que ya estaban concentrados los Cuidadores -. La evolución simplemente ocurre,
y nada más. Algunas especies se adaptan y sobreviven y otras no; ese es nuestro
caso y el de los faunos, como ejemplos. Pero los ilios... por lo que se ve,
descubrieron una manera para acelerarla y encauzarla para que los terminara
favoreciendo. Otra prueba de su dominio sobre la magia, tal vez la más antigua.
_Por
supuesto, presentado por los líderes como un regalo de Iel, Mod y Ral para el
común de la población ilia - agregó Lili -. No pudo haber sido de otra forma,
si lo que los líderes pretendían era la sumisión total y obediencia absoluta de
las masas mediante el uso de la religión. Esta información que Elías descubrió,
lo que ustedes cinco están empezando a leer en este momento, es la prueba
definitiva de su plan para dominar el mundo. No pudimos averiguar cuando fue
concebido, pero estimamos que pudo haber sido en los años inmediatamente
posteriores, o inmediatamente previos, a su llegada a Centralia.
El
esquema que se siguiera en estos casos no había tenido grandes diferencias en
calidad y cantidad, apenas unas pocas e insignificantes, con respecto a la
serie de interrogatorios a los ilios capturados luego de su fallido intento de
asesinar a Qumi, la Cuidadora del JuSe. Elías, el príncipe de Ártica y rey de
Insulandia, a cuyo país todavía no se había extendido la guerra, aplicó su
fabulosa técnica de la legeremancia a los noventa y seis prisioneros, algo para
lo que estos no tuvieron ninguna defensa. Una vez que el rey, tan estresado y
exigido como cualquier otro individuo o quizás más (sobre sus hombros estaba la
misma e inmensa responsabilidad que sobre los de su compañera: dirigir un país)
"entró" en la mente de los ilios, estos simplemente fueron incapaces
de defenderse y, mucho menos, de detenerlo. Así, con esa técnica en plena
ejecución, fueron develándose lo que Elías y sus asistentes, contándose entre
estos el escriba de la PoSe y un escribano, quien debía luego sellar y firmar
la documentación para conferirle legalidad, prefirieron llamar y describir como
"secretos menores", los que aún con eso tendrían su utilidad para el
esfuerzo de guerra de las hadas y serían, a consecuencia de eso, reveses para
el otro bando: arsenales y otros depósitos de armas en dieciséis locaciones
diferentes en el oeste-noroeste centrálico, otros cuatro fuera de esa región y
doce más en distintas partes del mundo, unos pocos planes y estrategias de
batalla para extender su dominio absoluto en las inmediaciones de sus aldeas
principales, la cantidad de combatientes que se pensaba movilizar a las líneas
de frente en lo que quedaba de este mes, y, lo principal sin dudas, dentro de
estos "secretos menores", la única de dos docenas de emplazamientos
específicos en los que los ilios pensaron, a causa de sus ubicaciones, remotas
y de difícil acceso, para crear a sus propios mï-nuqt, uc-nuqt, mint-hu y esa
nueva clase de monstruos a los que el común de las hadas y los seres
elementales todavía no se enfrentaban. A este respecto, el rey Elías y su
equipo concluyeron que la información debía de estar incompleta y que una parte
de los prisioneros, como lo descubriera con el posterior análisis de los
borrar, podía estar en desconocimiento de ella. Las hadas sabían y estaban
convencidas de que sus históricos y eternos enemigos no iban a emprender una
campaña militar de grandes proporciones (planetarias) sin antes haberse
asegurado de contar con el suficiente armamento, pertrechos y tomando todas las
precauciones en caso de eventualidades como, este era el caso, la captura de
uno o más prisioneros y, consecuente con eso, la extracción de información que
eventualmente se usara de una u otra forma en su contra. El conocido, entonces,
sería un rompecabezas, y los enemigos de los ilios tendrían que reunir todas
las piezas en simultáneo a las batallas que irían liberando.
Respecto
a esos descubrimientos, Elías y todas las personas que tomaron parte active en
los interrogatorios en masa concluyeron que la solución sería sencilla, aunque,
por supuesto, no carente de riesgos, coincidiendo en que lo primero y más
necesario era evitar que los prisioneros se fugaran, para poner sobre aviso a
los suyos, y mantenerlos encerrados bajo una vigilancia estricta en lugares
ultra secretos que fueran desconocidos incluso a los ojos y oídos de la opinión
pública, evitando con eso que las ubicaciones, de un modo u otro, llegaran al conocimiento
de los demás ilios, y estos y sus monstruos organizaran equipos de rescate, con
lo que el caos y la devastación fácilmente alcanzarían nuevas y mayores
proporciones, porque los ilios, las hadas no dudaban de que serían capaces,
destruirían todo a su paso y no dudarían un instante en lanzarse contra
cualquiera que se cruzara en su camino, sin importar su condición (civil o
militar), sexo, edad o la raza a la que pertenecieran. “De verdad serían
capaces”, insistió Olaf, el jefe de la Guardia Real insular, quien estuvo
presente en los interrogatorios, dando así por terminado el asunto de evitar la
fuga de los prisioneros con o sin ayuda de sus congéneres. Respecto a los treinta y dos arsenales, no había otra cosa
que hacer que encontrar su exacta ubicación en los mapas, en base a la
información obtenida, diseñar un plan que fuera infalible, o que estuviera todo
lo cerca que fuera posible de esa condición, organizar las fuerzas de asalto,
que incluyeran agentes Qar´u y monstruos propios creados por la COMDE, atacarlos y
destruirlos, hasta que de ellos no quedaran más que cenizas y escombros. Harían
lo mismo con las fábricas, aunque para esto deberían poder armar o diseñar un
plan diferente que incluyera un mayor número de combatientes y estrategias más
elaboradas, considerando que estas instalaciones fabriles, tan vitales para el
esfuerzo de guerra de los ilios, estarían particularmente defendidas y
protegidas, y era probable que esas medias incluyeran los nuevos monstruos, si
estos eran tan fuertes y poderosos como prometían. Respecto a esos planes y estrategias para los
restantes días de este mes, las hadas no tenían más que hacer que anticiparse a
aquellos movimientos con el envío de combatientes a los lugares que atacarían
los ilios y por donde estos se moverían, sabiendo que esto también implicaba
información incompleta, porque los prisioneros pertenecían a grupos y aldeas
diferentes y no muchos tenían conocimiento acerca de lo que vendría. Como
fuere, con esto, las fábricas y los arsenales tendrían que tener perfectamente
coordinados todos los planes, sin olvidar, por supuesto, que habría decenas de
batallas por librar, cuando no centenas (¿miles?), en todo el mundo,
principalmente en Iluria.
_No podemos saber si únicamente está
incompleta esa información, o, si además, es errónea – indicó el fauno a los
Cuidadores, mientras estos leían las páginas y comentaba en voz baja el
contenido –. Es por eso que una de las primeras cosas que tenemos que hacer es
enviar exploradores para que confirmen, por ejemplo, la ubicación de esos
lugares donde crean a los monstruos. Creo que estos representan un peligro
superior al de cualquiera de las armas convencionales que poseen los ilios.
Primero, los cartógrafos hacen su parte con los mapas y entonces damos esos
datos para que los exploradores hagan la suya.
_De
esas tareas podrían ocuparse los liuqis – propuso la reina de Mibiroq, sacando
otra carpeta del cilindro, aunque de momento prefirió no exponerla sobre la
mesa –. Su tamaño los convierte en los ideales, porque les otorga
maniobrabilidad, velocidad y agilidad en espacios decididamente pequeños. Ellos
tampoco sintieron ni tuvieron alguna vez simpatía y afecto por los ilios,
especialmente desde que, durante la Guerra de los Veintiocho, esos seres
redujeron, por usar una palabra elegante, en un doce por ciento la población
mundial de liuqis.
_En
cualquier escenario, eso puede resolverse a corto plazo – consideró Lili,
pidiéndole mediante una seña con la diestra, que preparara esa carpeta –. Si la
información que obtuvimos está incompleta, vamos a completarla, y si está
equivocada vamos a corregirla. Ahora, el motivo por el que fui a buscarlos –
dirigió la vista a los Cuidadores –, es otro, definitiva y decididamente más
significativo que haber descubierto arsenales, fábricas o conocer esos posibles
movimientos de los ilios. Es esto – la reina Salomé puso sobre la mesa la
carpeta, a la vez que con el índice izquierdo iba señalando las otras siete,
las cuales en suportada tenían escritos los nombres de las especies originales
de ilios –. ¿Les hablamos de una solución, se acuerdan?. Pues la tienen frente
a ustedes, y a propósito de eso, espero que hayan puesto atención a una parte
en particular de nuestra conversación previa, acerca de las piezas del
rompecabezas, porque es uno de los aspectos principales de esto que vamos a
tratar ahora.
_Eso
que tienen frente a ustedes, esas siete carpetas, es toda la información sobre
las especies ilias originales – comunicó el fauno a los Cuidadores –, quizás se
trate del único registro escrito de ellas, y por tanto, asumo, es algo
excepcional.
_Creí
que Iris y el MEU habían destruido todos los textos, archivos y registros que
hacían referencias directas e indirectas a los ilios – reaccionó la Cuidadora
del JuSe, tomando la carpeta de la etnia Oi. Había estado unos días atrás en el
templo erigido en tributo a ella –, si fue su objetivo borrar todo rastro de
esos seres. ¿Cómo pudo sobrevivir esto?.
_Bueno,
no la totalidad., se alegró la reina de Mibiroq, por la importancia que
revestían estos documentos.
Ambas
reinas y el fauno, versados en historia del sexto milenio – así acostumbraban
clasificársela, por períodos de mil años, dada la gigantesca extensión de
tiempo que comprendía los últimos cincuenta y cinco mil a cincuenta y nueve mil
años – le explicaron, y de paso a los otros Cuidadores, que, temerosos de
involuntaria o voluntariamente se perdiera una parte de los archivos
históricos, de los que estaban las hadas tan orgullosas, decidieron ocultarlos
en diferentes locaciones, unas de estas más secretas que otras. Aun antes de
que llegara el dieciséis de Abril / Llol número dieciocho de cinco mil setenta
y nueve, habían las firmes y graves sospechas de que algo grave estaba por
surgir en contra de los ilios, y si eso llegaba a ser cierto, los textos y
archivos en los que quedaba el registro de todos los eventos se verían
comprometidos, porque aquella campaña que se gestaba no dejaría de incluirlos,
descubriendo que estuvieron en lo correcto cuando, en los primeros días de la
guerra, una decena atrás de otra de ilios empezaron a caer, hallándose o no en
batalla contra seres elementales, de todas las especies, que conformaban un
grupo autodenominado Movimiento elemental Unido, observando además, y con
temor, como empezaban a desaparecer libros y otros escritos. Era una campaña,
comprendieron, para borrar cualquier rastro que indicara que alguna vez
existieron los ilios. Tampoco por estos seres sentían simpatía aquellos que se
opusieron al MEU, aunque estos preferían, como lo prefirieron siempre, enfrentarlos y derrotarlos con la diplomacia,
pues nunca había dejado de darles buenos resultados. Algunas hadas, en tanto la
guerra se iba extendiendo, empezaron a retirar y ocultar una parte los
archivos, aquellos que no estaban referidos de manera exclusiva a los ilios, y,
otras, creyendo que alguna vez podrían usar en contra de los enemigos sin que
hubiera la necesidad de recurrir a la violencia física (si quedaba algún ilio
vivo después de esta guerra), tomaron una gran cantidad de documentos y papeles
con la información de las siete especies originales. Ignoraron exactamente el
motivo por el cual quisieron salvaguardar esos textos, porque a diferencia de
los otros remitían exclusivamente a los ilios, aunque unas pocas de las hadas
fueron capaces de avizorar un futuro en el que tales archivos pudieran ser
útiles no solo para derrotar sin
violencia física a sus eternos enemigos, sino para, definitivamente, mucho más
que eso.
_Queda
para después ese “más que eso” – indicó Lili, descubriendo como ella, la reina
Salomé y el fauno captaron la total atención de los Cuidadores, pues estos
desconocían la existencia de tales archivos –. Los cinco tienen que saber ahora
cómo fue que recuperamos esos documentos, cuándo y dónde lo hicimos.
El
lugar elegido para preservar esos documentos, los cuales, para preservarlos de
cualquier daño y del paso del tiempo, fueron puestos en un recipiente de acero
mágico, fue uno de los lugares grandiosos, en el reino de Nimhu. La
"MabDe", o Casa de la Luz, era un lugar tan antiguo como venerado e
idolatrado que ocupaba una superficie circular de quinientos metros de diámetro
y tenía ocho círculos más pequeños, de la décima parte, en los ocho puntos
cardinales principales: norte, oeste, sur, este, noroeste, suroeste, sureste y
noreste - como en los otros, la oficina de dirección estaba en el centro -. Su
ubicación, aislada y de difícil acceso a causa de las condiciones geológicas y
geográficas, le daba, eventualmente, otro factor que contribuyera a la defensa
y ayudara así a Jîmu, la Cuidadora en los tiempos de la Guerra de los
Veintiocho. Era, concluyeron las hadas, lo bastante seguro como para esconder
esos documentos potencialmente útiles. Hablaron con Jîmu y su equipo de
notables, quienes no objetaron ni pusieron reparos a la hora de aceptarlos en
el lugar grandioso, sugiriendo que, dentro de este, el mejor lugar podía ser
ese túnel que unía los círculos del este y el oeste, en los que había oficinas
administrativas, a ciento cincuenta metros de profundidad. Era tan secreto este
túnel que apenas dieciséis personas conocían de su existencia, y por tanto se
convirtió en el lugar perfecto para esconder esos archivos, tras lo cual Jîmu,
la Cuidadora, hizo la promesa de no revelar nada de todo cuanto pasara ese día.
Desafortunadamente, la zona en que estaba situada la MabDe era propensa a los
terremotos, como casi las dos terceras partes de Nimhu, y bastó con un pequeño
movimiento sísmico para que ese y los otros túneles bajo el predio colapsaran,
quedando sepultados todos los bienes almacenados en ellos y las oficinas,
incluída la información que a tiempo y preventivas rescataran las hadas, y
matando a noventa y dos seres feéricos. Las urgencias producto de la guerra
hicieron que el proceso de recuperación fuera pospuesto por varios años, aún
después del dieciséis de Abril / Llol número dieciocho de cinco mil ciento
siete, y para cuando al fin empezaron, iniciado el segundo quinto (el siglo
Cincuenta y tres) del sexto milenio, no quedaba ya nadie con vida que estuviera
al tanto de que entre esas ruinas podrían encontrarse aquellos documentos.
_Jîmu
fue la última, falleció el día posterior al fin de la guerra - ilustró Marina a
su colega del Vinhäe, porque ella conocía esta parte de la historia -, las
heridas que tuvo... bueno, ni siquiera los mejores médicos con la mejor ciencia
de la época pudieron salvarla.
_Y
el secreto oculto bajo la MabDe se mantuvo por miles de años., añadió el líder
de la Mancomunidad Elemental.
_Hasta
que pasó algo que nos puso sobre la pista - se alegró Lili, no apartando la
vista de las carpetas con la información de las especies ilias originales -, el
año pasado. Eduardo - se dirigió particularmente al Cuidador del Vinhäe -... Te
dice algo la fecha diecinueve de Mayo / Uumsa número veinticinco de diez mil
doscientos cinco?.
El
aludido sonrió y se emocionó.
_Mi
casamiento con Isabel., fue su respuesta.
_Ese
día estuvo trabajando una cuadrilla en la MabDe, reorganizando las posesiones
de Jîmu, que ella legara al lugar grandioso en su testamento. Libros,
artesanías, unas pocas joyas y eso - informó a los Cuidadores la reina de -. No
sé sabe cómo es que algo así pudo pasarse por alto, pero el caso es que esos
trabajadores recuperaron un artículo que, como dijo Lili, nos puso sobre la
pista. No fueron los documentos, sino algo que nos alertó sobre ellos. Las
hadas y otros seres elementales tomamos conocimientos de su existencia.
Abrió
la carpeta que expusiera en último lugar e instó al quinteto a que leyera las
dos primeras semanas, escritas en el idioma feérico antiguo y, saltaba a la
vista, a las apuradas, como si a la persona que hubiera redactado no le
quedaran fuerzas y quisiera usar esas pocas que le quedaban para dar una pista
sobre un artículo en particular, un recipiente de acero mágico, que podría
estar en un punto de ese entramado de corredores subterráneos.
_Desde
que empezaran las excavaciones apenas se recuperó la sexta parte de los
materiales, pero nada de acero mágico, y es que nadie estuvo en conocimiento de
ese túnel, que era prácticamente independiente de los otros habló el fauno -. Apenas un único acceso que
fue descubierto una semana después de que se recuperara esa carta, porque en
ella la Cuidadora explicó todo, la presencia del túnel y cómo acceder a el. Y
antes de que cualquiera pregunte, les contesto que si. Hay relación entre estos
documentos y los interrogatorios que hiciera el rey Elías.
La
carta era una despedida de la Cuidadora de la MabDe reservada para los altos
funcionarios nimhuit y de este país sus soberanos. En esas dos páginas, Jîmu
explicaba que, entrados los primeros años de la Guerra de los Veintiocho, un grupo de empleados del Consejo de
Relaciones Elementales nimhuit había retirado una parte del material de la
Biblioteca Real porque pensaron que, vistos cuáles eran los planes del MEU,
podrían ser destruidos. Desesperadas esas personas por hallar un nuevo
escondite, llegaron a la conclusión de que el mejor, cuando no el único, era el
lugar grandioso en ese reino. Allí había un túnel de ocho metros de circunferencia
cuya construcción se remontaba a unos pocos años después de la inauguración
misma de la MabDe. Jîmu había entendido que no podía morir con ella el secreto
de esos documentos, ignorando por qué para ella, tanto como para las hadas que
los llevaron allí, podían llegar a ser tan importantes, de manera que redactó
esa carta y la puso encima de una pila de papeles que tuvo cerca en ese
momento, pensando que eso sería suficiente para que alguien la encontrara en un
instante. Desafortunadamente, nadie advirtió su presencia y, tras la muerte de
la Cuidadora, la carta y otros elementos cercanos a ella se redistribuyeron en
varias de las oficinas de la MabDe, al menos aquellos que se relacionaron con
sus responsabilidades como Cuidadora. Como esa pila de papeles estuvo referida
a la situación de la Casa de la Luz (estados contables y legales, condiciones
estructurales, la situación de los empleados...), los llevaron a las
respectivas oficinas, archivando la mayoría, por tratarse de información no
importante en ese momento, o considerarla como tal. Así, repitiéndose esa
interpretación en numerosas oportunidades, la carta de la Cuidadora que
destacara por sus actos de heroísmo durante la Guerra de los Veintiocho, fue
pasando inadvertida y quedando irremediablemente en el olvido, hasta cierto
momento en la segunda quincena del pasado mes de Mayo, en que una cuadrilla
revisara el contenido de una biblioteca para empezar la actualización de su
inventario y hallara parte de esos papeles, de los cuales solamente dos no pudieron
ser identificados, por lo ilegible de la letra. Por supuesto, supieron que
hacer respecto a estas dos páginas, y las llevaron a los expertos en el lugar
grandioso que estaban a cargo de la conservación de bienes, la arqueología y
los asuntos legales, las áreas con competencia en este asunto, quedando por
demás sorprendidos, al cabo de unas pocas y fugaces observaciones, al darse
cuenta que la firma de una Cuidadora de las más valerosas estaba allí, pues
esta carta había sido escrita por ella, no solo firmada.
Fue
necesario que pasaran alrededor de treinta días para que la carta de Jîmu fuera
totalmente legible, porque los milenios pasados desde que la escribiera (el
paso del tiempo) la habían deteriorado. Siguiendo el protocolo especial
establecido para estos casos, el hallazgo y posterior recuperación de
documentos antiguos, lograron la restauración de ese par de páginas sin que la
escritura ni la caligrafía se vieran alteradas. Entonces, mientras los
escribanos y actuarios confirmaban la autenticidad de la firma de la heroica
Cuidadora y daban su carácter legal a la carta, se produjo una reunión
extraordinaria de la que participaron los notables de la MabDe y delegados de
la familia real de Nimhu, el Consejo Supremo Planetario y la Mancomunidad Elemental.
El asombro y la sorpresa fueron totales, pues estaban, por un lado, conociendo
un evento que había ocurrido en los primeros años de aquella guerra tan
catastrófica, y por otro descubierto que no todos los archivos que hacían
referencia a los ilios habían sido destruidos por Iris y sus tropas del MEU,
que al menos siete estaban a salvo, seguros en un recipiente de acero mágico y
sepultados bajo decenas de miles de toneladas de escombros, piedras y tierra en
un punto específico del lugar grandioso. Las autorizaciones para excavar e
iniciar el trabajo arqueológico no se hicieron esperar, y dos días después un
centenar de obreros de la MabDe estaban ya perforando el suelo, recuperando el
recipiente al cabo de otro mes en los que las excavaciones fueron casi
constantes. Al final, a mediados de la tercera semana de Junio del año pasado,
las hadas tuvieron frente a sus ojos una serie de documentos y archivos
históricos que habían sido redactados en un período de tres siglos previo al
evento que motivara a Iris a querer hacer algo que fuera extremo, el asesinato
de un guardia insular (el hermano de Mücqeu) y otro nimhuit. Todas las páginas
estaban en excelente estado, algo producto del acero mágico, y a permanecer,
por tanto, libre de cualquier elemento que pudiera alterarlos y dañar esa
condición. Reaccionaron con sorpresa y consternación definitivamente superiores
al descubrir, entre las páginas que formaban el archivo, unas ciento cuarenta y
siete, otra quincena, escrita por otra persona, no aquella que redactara el
texto histórico, y con un título por demás raro, que traducido al idioma actual
era "Mejor nos escuchan y hacen caso". En estas quince páginas
adicionales había información tan inesperada como desconocida, que recién
podría ser confirmada en los últimos días, gracias a los interrogatorios que
llevara adelante el rey Elías. Información que por sí sola delataba el uso de
las artes mágicas por parte de los ilios, algo que estos decían despreciar.
_Y
eso nos conduce a la evolución por inducción., apuntó Eduardo, leyendo parte
del contenido de ese trabajo hecho por un hada que probablemente hubiera
simpatizado con el MEU.
Quienquiera
que hubiera sido, algo que quizás nunca se supiera, había puesto esas páginas
adicionales para alertar a las hadas sobre lo que acababa de descubrir.
Simpatizante o afiliado al MEU, este individuo anónimo se las había ingeniado
para robar la información del templo en una aldea ilia que por aquellos días
era la más grande y poblada en Centralia, pensando que, cuando llegara el momento
indicado, sería de utilidad.
_Desafortunadamente,
esa persona no contó con que otros retirarían así una parte del archivo
histórico de mí país., lamentó la Cuidadora del Tep-Wo, releyendo algunos de
los párrafos, procurando que nada, ningún detalle, se le hubiera escapado.
En
tanto comprendía como su patria corría los mismos riesgos que los otros países
centrálicos, Marina asumió que esa información anexada a los archivos
históricos había sido sustraída antes del inicio de la Guerra de los Veintiocho,
probablemente en ese período de quince años en que Iris diera forma y número a
su grupo. El infortunio habría llegado al retirar las hadas los archivos sin
ver si el contenido estaba completo o no, simplemente se lo llevaron y
ocultaron en un desconocido túnel bajo la superficie de la Casa de la Luz. _Se
acuerdan que hace unos minutos les dije que quedaba para después ese
"mucho más que eso". Bueno, ese momento llegó. Y la parte que quedó
pendiente es esta - los ilustró la reina Lili -, y hay, como dijera el - se
dirigió con la vista al fauno -, hay tela entre este descubrimiento y lo que
averiguara Elías con sus interrogatorios.
_Eso
sin mencionar que tenemos frente a nosotros otra prueba de algo que los ilios
intentaron mantener oculto - aportó la reina Salomé -, su alfabeto.
Porque
con el estaban consignadas las instrucciones e información en las páginas,
papeles primitivos que en algún momento aquellos seres robaran a las hadas. Más
que eso, era otra prueba de hasta dónde estaban los ilios dispuestos a llegar
con tal de alcanzar su máximo objetivo.
_La
evolución ocurre de forma gradual en todas las especies y hay varios factores
que influyen en ella - informó Lili, más para las Cuidadorad y Kevin, porque
Eduardo conocía a fondo la teoría de la evaluación -. Pero ese no es el punto
ahora - quiso aclarar -. Lo importante, o alarmante, según se mire, es que los
ilios se las ingeniaron para acelerarla artificialmente, sin dudas recurriendo
a las artes mágicas. Se me ocurre, y hay varios seres elementales que comparten
conmigo esta posibilidad, que puede ser otro desarrollo armamentístico, uno
que, por la razón que fuere, no consignaron ni ocultaron en el manifiesta que
ustedes recuperaron en el Oi-Kal. Tal vez la evolución estuvo pasando entre las
especies originales, antes y después de que estas empezaran a interactuar entre
sí tras su llegada a Centralia, y los líderes ilios de la antigüedad vieron una
oportunidad que no desaprovecharon. Y para estar seguros de mantener ese
control absoluto sobre las masas, lo presentaron como un obsequio de la
Trinidad Benigna, justo como dijera Lili hace unos instantes.
_Tenemos
que concentrarnos en estos documentos que aquel grupo lograra poner a salvo de
los combatientes del MEU, en las páginas adicionales y buscar todos los puntos
que sean comunes a ambos, porque de seguro los hay - insistió el fauno, ojeando
las páginas que fueron tomando los Cuidadores. Varias páginas cada uno repletas
de anotación hechas a las apuradas, que ya las pasarían a limpio no bien esta
reunión hubiera terminado -. Y no omitir los resultados de los interrogatorios
del rey Elías al líder ilio de Centralia.
_Y
estar más alertas que nunca, porque si los ilios se enteraran de algo de todo
lo que estuvimos hablando y tratando ahora, literalmente van a lanzarse con
todo su potencial bélico contra todo lo que tengan adelante - precisó la reina
de, entendiendo que todos en ese recinto deberían quedar otra vez absolutamente
concentrados en una lectura, indudablemente la más importante de todas -. No es
solamente porque nosotros podamos descubrir otro de sus secretos mejor
guardados, sino por la posibilidad de que, al leer estas páginas con
detenimiento y estudiar su contenido encontremos alguna manera de ponerle un
alto a esa evolución por inducción, o, peor para los ilios, la hagamos
retroceder.
_Y
ustedes tres qué creen? - preguntó Lidia a ambas reinas y el fauno -. Es
posible que pase una de esas cosas o las dos?.
Los
líderes se miraron entre sí, y los Cuidadores advirtieron que deseaban que
ambas cosas ocurrieran no en sus pensamientos, sino en la realidad.
_Yo
si., contestó el fauno.
_Yo
me conformo con el freno., dijo la reina de Mibiroq.
_Y
yo con que logremos por lo menos un progreso con esta reunión - deseó su colega
de Insulandia -. Tenemos una guerra y lo principal, aparte de ganarla, es
evitar que se prolongue.
Y
los ocho individuos se abocaron a la lectura.
En
efecto, era otro desarrollo armamentístico, y, como sospecharon las hadas y el
fauno, surgido al mismo tiempo que se producía la emigración de los primeros
continentes de las siete especies originales de los ilios a Centralia, después
del bombardeo planetario. Para cuando eso ocurrió, los líderes ilios
comprendieron que su tarea no debía limitarse únicamente al establecimiento en el
oeste-noroeste centrálico, sino a mantener dicha región bajo su control
absoluto, evitando que los otros seres elementales, a los que llamaban
"infieles" por el hecho de no compartir su religión volvieran a ella,
evento que a la larga hubo de ocurrir. Al tiempo que en el más absoluto de los
secretos iban desarrollando aquellos aspectos que permanecieron ocultos por
miles de años - el alfabeto, y por consiguiente un sistema de escritura; el
surgimiento de una religión en la que los propios fundadores repararon para
someter a las masas, pero conscientes de que nada de eso existía; el sistema de
gobierno definitivamente más complejo que lo que se creía; el hecho de conocer
de antemano el desastre tan catastrófico y monumental que sería para ellos la
Guerra de los Veintiocho; el robo de cualquier objeto que consideraran de
utilidad para sus planes; el dominio sobre las artes mágicas; el ataque que
causó los severos problemas de fertilidad y la alteración de los atributos de
las hadas y las armas cada vez más sofisticadas -, pensaron, estudiaron y planificaron durante largas y
extenuantes jornadas, hasta que finalmente obtuvieron la respuesta: acelerar
artificialmente, mediante la invención y posterior aplicación de una clase de
magia que fuera realmente efectiva, los beneficios que ya estuvieron
apareciendo a consecuencia de la interacción de las especies originales y los
individuos que nacían de la unión de aquellas: Oi, la especie llegada de
Trópica; Eri, de las tres partes de Alba (Este, Centro y Oeste); Mel, de
Reikuvia; Bol y Yau, de los continentes polares del norte y del sur (Polus y
Ártica), respectivamente; Nem, de Florentina; y Aig, de Lunaris. Cada una de
esas especies poseía una ventaja que favorecía a las otras (velocidad, fuerza,
resistencia...), a las que beneficiaba, pero esas "ventajas" se daban
gradualmente, a un ritmo que para los ilios de la clase dirigente era
desesperadamente lento. "Eso es la evolución", reconocieron, y fue
entonces que concluyeron que si de verdad querían ejercer ese dominio absoluto
sobre Iluria, e incluso más allá, tenían que hacer sin lo imposible por
acelerar ese proceso, hacer en un tiempo muy breve lo que de forma natural
tomaría miles de años, cuando no decenas de miles... o más.
Al
final lo consiguieron, y el resultado, aunque esperaban que pasara, lamentaron
que el plazo no fuera el que ellos habían esperado, tan breve que como mucho
estimaron que ocurriría en un término de no más de mil años. La interacción
constante en todos los aspectos sociales y culturales de los individuos de las
siete especies, que permanecieron aisladas de los otros seres elementales,
temiendo que eso terminara perjudicándolos de una u otra forma, aunados a la
evolución natural (con esto, ninguno viviría para ver el resultado) y aquella
que ellos mismos crearan fueron dando lugar a la octava especie, que reuniera
las cualidades y capacidades de las otras, aunque los miembros de esta, tanto
como los de las originales, comprendieron que aún faltaba, y mucho, para que
pudieran lanzarse a su gigantesco plan, para dominar, en primer, las que para
ellos eran sus tierras - parte del fraude pergeniado por sus líderes, quienes
eran los versos enemigos, tanto como lo fueron sus antepasados y antecesores en
esos puestos, y tanto como lo serían sus descendientes y sucesores - la
dominara absolutamente. Tenían un programa bien orquestada y definido, solo
necesitaban de paciencia, aumentar su extremismo religioso, despreciar
cualquier otro culto y cualquiera otra sociedad, especialmente las hadas, a las
que las masas ilias y sus líderes señalaron como la peor de sus amenazas, dejar
esos dirigentes que el infortunio cayera sobre ellos y los suyos, algo
funcional a sus propósitos - de esto, la Guerra de los Veintiocho fue una
desgracia peor de lo que imaginaron; no pudieron calcular todos los efectos
negativos que implicarían, tantos que los hizo postergar indefinidamente sus
planes de dominación y conquista - y esperar que esa evolución por inducción
hiciera su trabajo. Entre tanto, darían forma a su sociedad y cultura, o, dicho
de otra forma, se quedarían en silencio y en su lugar hasta que fuese el
momento indicado. Su única preocupación, esa que atemorizada a los dirigentes,
era que los ajenos a su raza supieran lo que habían hecho y lo que harían. Se
plantearon si de verdad era necesario conservar los registros escritos, pues no
podían saber si los "infieles" algún día se apoderarían de ellos,
pero decidieron correr ese riesgo, porque el fin lo justificaba. Algún día
necesitarían nuevamente de esos registros y, más adelante en el tiempo, cuando
ya no tuvieran amenazas que hicieran peligrarlos, no habría motivos para
ocultarlos, porque, para cuando eso por fin fuera una realidad, los ilios
serían los soberanos absolutos e incuestionables del planeta. Hasta entonces,
deberían armarse de paciencia, confiando las masas ilias en que sus dioses, los
componentes de la Trinidad Benigna, al final los recompensarían y los líderes
(enemigos estos, en el fondo, hasta de su propia especie) en que sus fraudes
monumentales servirían para aquel plan de dominación.
_Todo
esto es muy confuso, al menos para mí y aún con las anotaciones que estuve
haciendo - reconoció Eduardo, con unas cuantas páginas en las que consignara
esa información, bajo el rótulo "evolución por inducción". Por causa
de la velocidad con que estuvo escribiendo y la nada esmerada caligráfico,
pareció revivir por un instante su época de universitario -. Si por lo menos
tuviera fechas, eso me daría una línea de tiempo. Algo más acertado. Escuché
con atención todo lo que estuvimos hablando desde que empezó la reunión, pero
de a ratos me voy confundiendo.
_Lo
mismo que yo - coincidió su colega de la Casa de la Magia -. Y eso sin contar
que recién nos estamos enterando de todo esto. No es algo que podamos leer en
una biblioteca, por ejemplo. Y si a todo eso le sumamos los secretos de los
ilios que se descubrieron hace unos días, esa confusión se vuelve mayor. Y
esto, por nombrar algo, me va a mantener ocupado - señaló con la vista la magia
desarrollada por los enemigos de las hadas, la cual les permitió acelerar la
evolución -. Voy a hacer todo lo que pueda, va en eso mí palabra.
En
los archivos de la Casa de la Magia había registros muy detallados y completos
que contenían toda la información acerca de cada una de las invenciones de los
seres feéricos a este respecto (artes mágicas), pero esta no era una obra de
aquellos. Habiendo sido desarrollada por los ilios y mantenida bajo el más
estricto secreto desde el mismo instante de su concepción, Kevin y su equipo de expertos tendrían mucho
trabajo por delante. Esta tarea
consistiría en clasificar ese hechizo, o lo que fuera, y averiguar todo cuanto
pudieran y fuera necesario sobre el, como cuáles materiales se usaban y en qué
cantidades.
_A
lo mejor no va a ser necesario - intentó tranquilizarlo la reina Lili,
apartando las carpetas con la información acerca de las razas originales. Muy
pronto, en la mesa quedó solo lo concerniente a esta evolución por inducción,
incluidos los reportes sobre los interrogatorios de Elías -. Tal vez la
solución esté en estas páginas.
_Ojalá.,
deseó Lidia, con las palmas apoyadas sobre el mentón.
Los
adultos advirtieron que esa postura no obedecía al sueño ni al cansancio en la
Cuidadora del Vinhuiga (que si los tenía), sino a lo que estaba sintiendo desde
su expedición al Oi-Kal y la marca que había establecido (lo que hiciera)
aquella jornada: desde los últimos días de la Guerra de los Veintiocho ningún
hada había matado a un ilio, que se supiera al menos, y la nena híbrida de diez
años había borrado del mapa alrededor de quinientos en cuestión de segundos, al
descubrirse como una Selecta, y creyendo que sus colegas podrían resultar
heridos de gravedad. Aunque trabajaba duro para procesarlo y superarlo, ella
misma creía, tanto como sus padres y el equipo de profesionales que le estaba
ayudando en esa tarea, la Cuidadora, demostrando su madurez y un pensamiento
acorde a esa condición, sabía que podrían pasar años hasta que se recuperará
completamente. Definitivamente serían
muchos, y eso sin considerar el que tuviera que encontrarse, en esta nueva
guerra, en la línea del frente en forma casi constante.
_Está,
lo se - dijo Qumi -, solo tenemos que leer esto. Y si estoy en lo correcto, lo
teórico, y solo esto, vamos a entenderlo sin mayores dificultades.
_Por
un primer mágico que es común a todas las especies, no solo la nuestra - añadió
Marina -. Siempre que se crea un hechizo, una poción o lo que fuere,
irremediablemente se crea una contramedida; y esta, sin dudas, tiene que estar
en estas quince páginas, los documentos acerca de las siete razas originales y
los interrogatorios del rey Elías.
El fauno, cruzado de brazos, sonrió.
_Adelante,
es su momento., dijo a los Cuidadores.
Eduardo,
Kevin, Lidia, Marina y Qumi se miraron entre sí.
_Ellos
y yo tenemos confianza en que van a poder resolver este misterio - los alentó
la reina de Mibiroq, aportando también una sonrisa -. En otras circunstancias,
y esto es necesario repetirlo, considerando la situación, les diría que tienen
todo el tiempo que haga falta, pero desafortunadamente este no es el caso.
_Una
cosa más - indicó Lili -. Nosotros tres encontramos la respuesta en menos de
una hora, pero necesitamos que la hallen ustedes sin más ayuda que la que se
puedan proporcionar unos a otros. Cuando lo consigan, todos van a entender por
qué quisimos que estén acá, en este recinto, aislados del exterior.
_Porque,
sea lo que sea, nos va a tocar a nosotros llevarlo de la teoría a la práctica.,
advirtió Eduardo.
_Quizás
seamos los únicos calificados, a causa de nuestros poderes y habilidades.,
tradujo Kevin las palabras del Cuidador del Vinhäe.
_No
nos asusta lo que vayamos a descubrir. Es una parte de nuestras
responsabilidades como Cuidadores., aportó Marina.
_Y
vamos a hacer todo lo que se espera de nosotros, van a estar orgullosos., dijo
Qumi.
_Menos
de una hora, dijeron?. Apuesto a que podemos hacerlo en la mitad de ese tiempo
- arriesgó Lidia -. Se que no es el momento para decir cosas así, pero mí mamá
y mí papá dijeron que el humor sirve para contrarrestar los malos pensamientos
y la tristeza. Y este es el caso.
_Kuza
y Lara acertaron con eso - apreció Lili, que convalidó las palabras de la
híbrida haciendo, en efecto, una apuesta -. Si lo resuelven en media hora o
menos, vamos a hablar acerca de algún premio. Pero ahora, por favor, les pido
que se pongan a trabajar.
"Considérenlo
hecho", prometieron los cinco Cuidadores al unísono, acercándose unos a
otros y reuniendo frente a si todo el material bibliográfico que había sobre la
mesa.
Apiñados
en un extremo de la mesa, los Cuidadores leían las páginas a diferentes
velocidades, mientras tomaban notas y apuntes, sin dejar de estar conscientes
de que el fauno y ambas reinas los observaban, confiados en que descubrirían la
respuesta. Se suponía que debían hallar una forma de contrarrestar la evolución
por inducción creada por los ilios, la cual fuera un "arma" para
ellos, algo que les fuera útil para volver realidad su ambición máxima del
dominio absoluto. Pero, al mismo tiempo, no podían evitar pensar en qué pasaría
con esos seres no bien la hallaran y aplicaran. No conocían las
representaciones positivas ni las negativas en lo físico y lo biológico, ni en
qué manera ayudaría esa contramedida, si lo hacía, a las hadas y otros seres
elementales, ni tampoco cuanto tiempo demandaría a ellos, los Cuidadores,
llevar aquello de la teoría a la práctica. Esos eran apenas algunos de los
planteos que daban una vuelta atrás de otra en la mente de los adultos y la
nena híbrida, quienes veían con desilusión como sus intentos terminaban
descartados al no tener los resultados que esperaban. Probaron uniendo las
primeras o las últimas letras de cada palabra, oración o párrafo, a una de
estas en particular por su antónimo, cambiando una letra por otra en
determinadas palabras, intentaron hallar coincidencias, enfatizando ideas
particulares, en detrimento de otras,
recurrieron varias veces a la sinonimia y la antonimia, a sus limitados
conocimientos en la historia de los ilios - lo "limitado" se debía a
que esos seres no eran amigos de compartir ni exteriorizar lo que pasara en su
sociedad -, y cuando quisieron acordar, cada uno tenía ya una buena cantidad de
anotaciones inservibles en numerosas páginas. Entendieron que eso era una
prueba para ellos, para conocer hasta qué punto hubieron de desarrollar sus
capacidades intelectuales, lo único de los cinco Cuidadores que rara vez había
sido necesario poner a prueba, porque casi nunca requirieron Qumi, Marina,
Lidia, Kevin y Eduardo de su intelecto para resolver tal o cual problema, al
menos no como ahora, en que lo que estaba en juego podía ser, de esto no
quedaban dudas, nada más ni nada menos que el destino del mundo y el de cada
una de las especies de los cuatro reinos (animal, fungi, vegetal y elemental),
porque las hadas estaban absolutamente convencidas de que los ilios
destruirían, en el caso de que fueran los vencedores de esta confrontación
armada, todo lo que no creyeran útil para su sociedad. Fue recién cuando
asumieron que la criptografía no era su fuerte que apareció frente a ellos una
esperanza, cuando el Cuidador del Vinhäe descubriera, involuntariamente, una
posible pista, apoyando la mano derecha sobre una de las páginas de la carpeta,
perteneciente a la etnia Eri, aquella proveniente de Alba, a la vez que en su
mente aparecía nuevamente eso de las piezas del rompecabezas. Así se lo hizo
saber a sus colegas, advirtiendo como se volvía acreedor de nuevas sonrisas y
felicitaciones por parte del trío de espectadores, que, observando, advirtieron
que los Cuidadores habían podido superar el lapso que al fauno y las reinas les
demandara resolver el misterio, aunque resultó evidente que las hadas y la
híbrida ni pensaron en eso estando con tal concentración en esta tarea; tal
cual lo dijera Lidia, había sido una cuota de humor y nada más. "Una
solución dividida en siete partes" - anunció Kevin, en voz alta,
dirigiendo las palabras tanto a sus colegas como a los funcionarios -,
"cada una tan importante como las otras". "Hay que encontrarlas
a todas para tener las respuestas", apuntó Eduardo, trazando líneas en una
página, buscando que no quedaran cabos sueltos. "Un mensaje compuesto por
siete partes, en un pergamino, y esos fragmentos protegidos por el acero
mágico", añadió Lidia. "Un solo fragmento no sirve, la única manera
es tenerlos a todos y unirlos", advirtió Marina, especulando acerca de la
ubicación de los fragmentos, a lo que Qumi, con una sonrisa irónica, dijo
"Nada mejor para distenderse que estas excursiones a los templos antiguos
de los ilios". Porque allí era a
donde los Cuidadores debían ir, esas instalaciones que se construyeran bajo
tierra para preservarlas junto con todos sus secretos. Los Cuidadores
estudiaron el descubrimiento y concluyeron que los mejores lugares para
conservar ese vital secreto eran, justamente, los templos erigidos en el
oeste-noroeste centrálico en homenaje a las especies originales (Oi, Eri, Mel,
Bol, Yau, Nem y Aig), por referirse estas a aquella magia que acelerara
artificialmente la evolución en los ilios. Oi-Kal, en Insulandia; Eri-Kal, en
Uzekû; Mel-Kal, a pasos de la frontera entre los reinos de Ucêm y Sacåro;
Bol-Kal, en el reino de Sâmqei; Yau-Kal, en Nimhu; Nem-Kal en Mubge; y el
Aig-Kal, cerca de otra frontera, la que compartían los reinos de Sqibam y
Ribeobe. Los Cuidadores, el fauno y ambas soberanas, sin dejar de alegrarse
porque hubieran hallado las respuestas en menos de una hora, tal cual lo
prometiera el quinteto, intercambiaron miradas y expresiones que indicaron
claramente un nuevo, aunque no inesperado, punto en contra: si estos templos
estuvieron tan fuertemente protegidos antes de la primera expedición al Oi-Kal
el miércoles siete de Enero / Baui número siete, ahora esas defensas no serían
de menos del doble de eficaces, fuertes y, eventualmente, letales. "Eso no
nos asusta", declaró el Cuidador del Vinhäe, tan dispuesto como cualquiera
de sus colegas a hacer frente a estos nuevos y más exigentes retos, aceptando
que eran los únicos con chances. Hallaron una dificultad en el hecho de no
saber en qué lugar estarían exactamente los fragmentos, ya que los recipientes
de acero mágico que los contenían no poseían ninguna característica particular
que los delatara, pues ya habían visto algo así, cuando recuperaran el
manifiesto. Y otras dos que no hicieron más que opacar la alegría que
sintieran, cuando la reina de Insulandia hizo pública su teoría nada alentadora
ni positiva, sobre que los ilios incrementarían exponencialmente la furia,
violencia, ferocidad y letalidad en sus ataques no bien se hubieran enterado de
lo que los Cuidadores pensaban hacer. "Si ya están atacando con todo lo
que tienen...", lamentó Lili, a la vez que su colega de Mibiroq y el líder
de la Mancomunidad Elemental reparaban en el otro punto en contra, que se
desprendía del anterior, y era el tiempo, el lapso de que dispondrían Lidia,
Marina, Qumi, Eduardo y Kevin para encontrar las piezas, reunirlas, componer el
pergamino, leerlo y saber así cuál sería el siguiente paso. Nuevamente, los
Cuidadores advirtieron que el tiempo era un problema: tendrían que viajar a los
templos, recuperar los fragmentos y reunirlos en un plazo tan breve como les
fuera posible. "No esperen que nuestra presencia en ellos pase
inadvertida", lamentó Lidia, sabiendo lo que habría de esperarles, porque
los ilios ya tenían una vigilancia extrema en los templos antiguos, verían
acercarse a los Cuidadores desde cualquier dirección y habría monstruos
formando parte de los equipos de seguridad, posiblemente aquellos que aún no
habían sido vistos en acción, que por ser particularmente fuertes y poderosos
hubieran sido puestos a defender estos y otros lugares que para los ilios
revistieran importancia histórica, cultural y, consideradas las circunstancias,
militar. Pensaron en que si por lo menos estuviera con ellos el Cuidador o la
Cuidadora de la MabDe, y tuvieran por tanto ese poder tan descomunal del que
tanto se había hablado y se hablaba, sus chances de éxito serían
definitivamente superiores, cuando no totales.
_Si
estuviéramos los seis nos podríamos dividir en tres grupos, y con eso ahorraríamos
tiempo. Una mayor cobertura., imaginó
Eduardo, observando como la reina Salomé iba guardando nuevamente la
información en el cilindro.
La
reunión estaba terminando.
_Nl
sé si vaya a ser visto como una broma o no - empezó a plantear Kevin -, pero creo
que con respecto a eso lo mejor que puede hacerse, o lo único, es hacer un
llamamiento a escala planetaria de todas y cada una de las hadas que tengan
como atributo a la luz, el rayo y cosas como esas, sin importar el sexo ni la
edad. Que se presenten inmediatamente y sin pérdida de tiempo en la oficina de
dirección de la MabDe. Si hay suerte, una de ellas va a ser la elegida de
Musebqar.
Musebqar
había sido la última Cuidadora de la Casa de la Luz, y había tenido un exitoso
y próspero período de doscientos cuatro años, , entre ocho mil noventa y cuatro
y nueve mil ciento noventa y ocho, en dicho lugar grandioso. Desde entonces,
incontables hadas habían pasado, sin éxito, por la oficina, no buscando ningún
beneficio personal, sino la gloria colectiva, porque si lograban que ese lugar
grandioso, al igual que los otros, tuvieran a esa máxima figura de autoridad, y
por ende un segundo o segunda al mando, se estaría recuperando una parte de la
gloria de otras épocas. La Casa de la Magia, el Vinhäe, el Vinhuiga, el Tep-Wo
y el JuSe ya lo habían logrado (por eso Kevin, Eduardo, Lidia, Marina y Qumi
eran personas tan queridas en la sociedad) y ahora restaban, entre otros
lugares grandiosos, la MabDe, el único sin ese par de figuras dedicado a uno de
los elementos componentes de la naturaleza: el agua, el fuego, el aire, la
tierra y la luz.
_Es
una buena idea, pero difícil de llevar a la práctica - opinó Lili, que parecía
estar considerándola, dadas estas circunstancias tan especiales y apremiantes
-... el tiempo y la organización, por ejemplo... salvo que tengamos la inmensa
suerte de que aparezca de pronto... no sé cuánto demandaría que cientos de
miles de hadas desfilen una atrás de otra por la dirección de la MabDe.
Los
presentes allí esbozaron una sonrisa al visualizar ese momento en su mente. Una
fila de varios kilómetros, esos cientos de miles de individuos de ambos sexos
aguardando su momento y permaneciendo frente a la oficina.
_Cuándo
se supone que empecemos esta tarea? - quiso saber la Cuidadora del Tep-Wo, que
acto seguido pidió -. Me gustaría empezar por el Oi-Kal, es un lugar que los
cinco conocemos, y eso nos va a ayudar. Vamos a tener una idea más clara de lo
que nos espera en los otros templos.
_Yo
estoy de acuerdo con eso - coincidió Qumi, recordando el instante en que ella,
Eduardo y Lidia recuperaran el manifiesto, mientras Kevin y Marina, en la
superficie, repelían a los ilios que buscaban salvaguardar sus secretos -. Algo
es seguro. No vamos a encontrar cada fragmento en unos pocos segundos.
_Yo
pido que primero estudiemos las defensas externas e internas de los templos -
quiso la nena híbrida, recordando su experiencia en el Oi-Kal, como ella usara
las habilidades transmitidas por Kuza, su padre, para localizar las trampas
caza bobos -, de esa manera vamos a tener una ventaja.
En
esos planteos se concentraron durante los últimos cuarenta minutos de la
reunión (un silbido agudo le había indicado a los Cuidadores del Vinhuiga y el
Vinhäe que debían ser las siete y media de la mañana en el reino de Insulandia;
Lara e Isabel de seguro estaban ya asumiendo sus responsabilidades en el
liderazgo interino, sin dejar de preocuparse por lo que pudieran estar haciendo
Lidia y Eduardo quien sabe dónde), tras los cuales los Cuidadores efectuaron un
convenio de sangre, mediante el que se comprometieron a hacer todo cuanto
estuviera dentro de sus posibilidades y capacidades, y más aún, porque esta
misión, tan arriesgada como compleja, resultara exitosa. "Vamos a
triunfar!", exclamaron en simultáneo, a la vez que levantaban las copas e
ingerían el contenido. "Tiene validez así, cierto?", preguntó la
híbrida después de dejar la copa sobre la mesa, porque los adultos no habían
consentido que bebiera alcohol, ni siquiera para algo tan importante como este
juramento. "Si, la tiene" - la tranquilizó el fauno, que había estado
observando la escena -, "siempre que haya una determinada cantidad de
sangre es válida". Previo al ritual, los Cuidadores, la reina Lili y los
dirigentes del CSP y la ME acordaron que esta misión, extrema por donde se la
mirara, no se llevaría a cabo de un día para otro. Aunque les continuara
sonando descabellada en parte, seguirían la idea de Kevin, sobre la
convocatoria en masa de las hadas para que se presentaran en la MabDe cuanto
antes, una tarea en la que invertirían todos los recursos y el tiempo que
hicieran falta, y, en simultáneo a eso, enviarían destacamentos armados a
explorar los alrededores de los templos antiguos, comprobando así cuantos ilios
y cuántos de sus monstruos estaban allí para vigilarlos, y estudiar las otras
defensas y su ubicación específica. Con esa información a su disposición, los
Cuidadores, eventualmente entre estos el de la MabDe, trazarían su plan de
acción y lo estudiarían a fondo. Decidieron que si no aparecía esta hada
faltante, marcharían todos juntos templo por templo hasta reunir los fragmentos
y armar el pergamino, aunque eso les demandaría más tiempo, una falta que
compensarían con el enorme poder e iguales destrezas resultantes de estar
juntos y trabajar como el equipo que eran. Si esta nueva hada aparecía antes de
que estuvieran de vuelta los exploradores, en cambio, formarían tres grupos,
cada uno de estos se ocuparía de dos templos - cuando tuvieran estudiado a
fondo el plan de acción, "sortearían cuáles templos para cada dúo -,
confluyendo al final en el séptimo, del que dedujeron que sería el más difícil
y mejor protegido, porque los ilios ya estarían al corriente y conocerían todos
los detalles acerca de cuanto ocurriera en la otra media docena de templos.
"Tal vez no, si nos apuramos y no perdemos un segundo", se esperanzó
Eduardo, recuperando su bastón, lo mismo que hicieran sus colegas, y
preparándose para salir. Ahora, los cinco volverían a los lugares grandiosos
para empezar sus obligaciones ya de por si exigentes, atentos y dispuestos a
hacer lo mismo que en los últimos días: su trabajo. "Nuestro esfuerzo en
esta guerra", tradujo el artesano-escultor, todavía impresionado por los
eventos ocurridos en el lugar grandioso a su mando: los monstruos que intentaron
llegar a la costa y fueron destruidos por las defensas externas. Los demás
compartieron con el esa preocupación. Si los ilios - aseveraron - fueron
capaces de orquestar un ataque contra uno de los lugares más recónditos,
aislados y mejor protegidos del mundo, eso significaba que bien podrían llegar
a cualquier otro lugar... "Como este edificio?", llamó Eduardo, a lo
que la reina de Mibiroq le contestó que si. "No nos hubiéramos enterado
estando en ese recinto", agregó, explicándole que tal espacio había sido
diseñado y construido de manera que proporcionara un complejo aislamiento a
quienes estuvieran dentro. "Ni siquiera mí técnica de la comunicación
mental funcionó en tanto estuve allí", dijo Lili, y eso causó alarma en
los Cuidadores, los que tenían en la soberana insular una excelente fuente de
información gracias a esa habilidad. Ahora, fuera del recinto, la situación era
otra, y al conocerla no pudieron menos que intranquilizarse, porque escucharon
pasos acelerados por los cortes, voces elevadas, gritos y llamadas de auxilio.
"Lo dicho, cualquier otro lugar", lamentó el fauno, y tanto el como
las dos reinas y los Cuidadores emprendieron raudos la carrera hacia el frente
del edificio del CSP, pues, al parecer, allí se estaba librando una batalla. De
pronto, las voces y gritos cambiaron su tono, pasando de la alarma a algo
parecido al júbilo, lo que indicó al grupo que la confrontación había terminado
y los seres feéricos obtenido el triunfo. "Igual apuremos el paso" -
insistió la reina Salomé, y apeló -, pero precavidos y listos, por las
dudas".
En
efecto, la batalla había terminado.
Pero
vieron un panorama distinto al que imaginaron.
Una
cincuentena de individuos de la raza feérica, apenas unos pocos heridos,
estaban ocupados en una tarea poco agradable, la de reunir los cuerpos sin vida
de cuatro centenas de ilios de la clase guerrera que habían lanzado un ataque
contra el edificio, uno de los dos más importantes para la política
internacional. En el suelo iban quedando sus armas, tanto las tradicionales
como las nuevas. En el frente del edificio casi no había señales de lucha, lo
que indicaba que los agresores fueron derrotados y eliminados antes de que
pudieran causar daños mayores. Más desconcertante era el hecho de ver esos
escombros dispersos en el suelo, tal vez a unos cincuenta metros, que indicaban
que los uc-nuqt también intentaron llegar hasta el edificio.
_Qué
pasó acá?., reaccionó la reina Lili con tono de asombro.
Al
verla allí, y a Salomé y el líder de la Mancomunidad Elemental, los guardias
abandonaron sus tareas y adoptaron la posición de firmes.
_Un
intento que no fue y salió para mal, solo dos ilios sobrevivieron y escaparon,
y ya salieron a perseguirlos - explicó uno de ellos, que llevaba la mano
izquierda envuelta en vendas -. Se deben haber tele transportado, porque recién
los vimos cuando estuvieron a menos de cien metros, o a cien cuando mucho.
Creímos que estuvimos perdidos, porque además habían traído esos monstruos.
_Y
ustedes los vencieron a todos?., se interesó la reina Salomé.
Los
Cuidadores, bastones en mano, remontaron el vuelo a diferentes alturas y se
ubicaron estratégicamente en los alrededores del edificio, temiendo que hubiera
otro ataque. Lo mismo hizo una veintena de hadas guardianas, ballestas y arcos
en mano.
_Nosotros
casi no participamos en la batalla, nos limitamos a defender el edificio - dijo
otro guardia -. Alguien más eliminó a los ilios y destruyó a los monstruos, el
mismo individuo que salió en persecución de los individuos.
Les
explicó que una sola hada había aparecido de la nada, acabando uno por uno con
los uc-nuqt en menos de treinta segundos, atacándolos con una destreza y
velocidad de vértigo desde el aire. Tan fulminante y sorpresivo había sido el
ataque que, para cuando los ilios se dieron cuenta de lo que estaba pasando, ya
era tarde y ellos también empezaron a caer, incapaces de poder reaccionar e
indefensos ante semejante fuerza. La misma hada quiso luego perseguir y
capturar al par que se había dado a la fuga, lo cual había pasado hacía menos de
un minuto. Los testigos informaron que se había tratado de un Selecto que tenía
el don o atributo del rayo, había aparecido de la nada manifestándose justo
delante de los atacantes – “Hagan de cuenta que la electricidad adquirió una
forma corpórea”, pidió el informante – y barriéndolos, como dijera, sin
esfuerzos. “Pensamos que puede ser el Cuidador de la MabDe”, agregó otro de los
testigos, diciendo que alrededor de cinco minutos antes de que se avistara a
los invasores, los ilios y sus monstruos, el símbolo de la luz había aparecido
en el cielo en un tono claro de rojo, el del aura de Musebqar, la última
Cuidadora. “¡Son excelentes noticias!”, se alegró la reina Lili. “Y pésimas
para los ilios”, aportó su colega de Mibiroq.
_¡Allí
viene!., alertó el líder de la ME, señalando hacia arriba.
En
efecto, la figura estuvo pronto posada sobre la superficie, con esos
rapidísimos movimientos que sorprendieron a los presentes, algo propio, una de
sus habilidades distintivas, de las hadas con este atributo. Traía consigo a
los ilios fugitivos, por lo que los testigos dedujeron que debían de ser
importantes para la cadena de mando de su especie. Así lo creyeron especialmente
los Cuidadores, porque advirtieron que aquella persona no los hubiera dejado
vivir de no haber estado convencida de que revestían alguna importancia. Y
también reconocieron quien era este Selecto, era un hombre, precisamente por
aquello, y porque aun habiendo intentado modificar su voz no logró ocultar su
identidad.
_Y
eso no es todo., dijo Zümsar, recuperando su forma habitual y enseñando a la
multitud, mientras cuatro guardias se llevaban a los ilios, el bastón que le
cediera Musebqar.
La
primera pregunta, indudablemente, fue cómo lo había descubierto, a lo que
Zümsar contestó dando un relato pormenorizado sobre lo ocurrido, en tanto el y
el grupo que hasta hacía unos momentos estuvo reunido en el recinto volvía a
este (para contarle al nuevo Cuidador todo aquello de lo que hablaran). El e
Iris habían retomado esta nueva e igual de irrenunciable tarea luego de un alto
justificado, porque si había algo que los dos tenían como definitivamente más
importante y absolutamente prioritario era Mïzuk, su hijo, y alguien les había
informado que este estaba empezando a evidenciar los primeros síntomas de
fiebre, algo frecuente en Insulandia dadas sus temperaturas elevadas constantes.
“Vamos a estar de vuelta al mediodía”, prometieron ambos padres a los médicos,
y habiéndose asegurado de que su hijo recibiera la mejor atención, en las últimas
horas de ayer, y se dirigieron, sin dejar a un lado la preocupación, y lo único
que los hizo dudar de si continuar con su parte en la nueva guerra – ni los
ilios i sus monstruos tuvieron al momento oportunidad contra estos dos
oponentes –, pero hicieron uno a otro la promesa de volver a Plaza Central no
bien hubieran terminado esta tarea, la de interceptar a una horda ilia que,
habiendo partido desde algún punto en el reino insular, se las había ingeniado
para entrar en el reino vecino de Nimhu sin ser detectados por los guardias en
la frontera. Se habían tele transportado, y fue esta la misma técnica que
usaran para quedar a tan solo cincuenta kilómetros de la MabDe. Iris y Zúmsar llegaron
antes, deduciendo que los ilios irían allí, porque si se habían arriesgado de
semejante manera al cruzar la frontera era porque querrían lanzarse contra un
objetivo vital e importante para sus enemigos, en especial las hadas. El lugar grandioso
era el más cercano, y también los ilios, pues las aldeas de estos seres en
Nimhu más próximas estaban al triple de distancia que aquel punto desde el que partiera
la horda. “¡Ahora!”, exclamó Iris, y tanto ella como su marido lanzaron una
tras otra las descargas de energía, rayos turquesa y verde oliva, y los
atacantes ilios advirtieron que estaban ante su peor pesadilla. En el fragor de
la batalla, varios de ellos aceleraron el paso y, junto a los monstruos que
fueron creando, alcanzaron el perímetro exterior de la MabDe, y al hacerlo, los
defensores, no menos de una centena de guardias nimhuit, se unieron a la lucha,
armados hasta los dientes y usando algunos sus propias descargas. Pero los
ilios eran muchos y se dividieron en numerosos grupos cuyos componentes
oscilaron entre seis y once, a excepción de dos de ellos, de estos formado uno
por veinticinco individuos y el otro por treinta, que se propusieron llegar
hasta la dirección desde dos caminos diferentes, apoyado cada grupo pos las
tres clases de monstruos. “¡Voy tras ellos!”, anunció Zümsar, remontando el
vuelo y teniendo desde las alturas una visión más amplia de hasta donde se
habían extendido los invasores. Alcanzó a uno de los grupos numerosos y lo atacó con una rapidez fenomenal, centrando
sus ataques en los monstruos, pues sin dudas estos representaban la mayor de
las amenazas (la otra eran los propios ilios), aunque quizás poco pudieran
hacer, porque las estructuras de este lugar grandioso tenían las mismas
características y cualidades que las de los demás, lo que las volvía prácticamente
invulnerables, eso estaba quedando de manifiesto con los ataques de los
monstruos e ilios que no acertaban en el blanco, o bien que Zümsar los frenaba
con una o ambas manos y los llevaba hacia las estructuras, sabiendo que de lo
contrario habría destrozos en la MabDe. Los atacantes vieron en ello una
oportunidad, la de sobre exigir y llevar a este oponente al cansancio extremo
al tener que frenar los ataques, y no la desaprovecharon.
El
hada del rayo, sin dejar de ver como otros de sus congéneres, entre estos su compañera,
se enfrentaban a la misma situación, hizo hasta lo imposible por impedir que
cualquiera de los monstruos o ilios se acercara a la estructura principal –
cuatro pisos con once oficinas, entre estas la dirección, sobre media decena de
columnas de veinticinco metros de alto –, no olvidando que el otro grupo
numeroso estaba a pocos pasos. Atacando primero a los monstruos, logró destruir
a varios, estando transformado, en el cocodrilo rey primero y con la forma
combinada después y entre tanta confusión fueron apareciendo los componentes
del otro grupo, que se abrieron camino violentamente, derribando árboles y
barriendo obstáculos. Zümsar pronto encontró las debilidades y en base a eso
fue lanzando las descargas (energía eléctrica, los ilios no tenían defensas
contra eso, ni tampoco la mayoría de los monstruos), deteniendo su avance y
logrando que se concentraran en el en lugar de hacerlo en la estructura
principal la cual era su objetivo. “Por fin un reto que vale la pena”, dijo,
convencido que no radicaban en la dificultad ni peligro en la fuerza de los
enemigos, sino en su número, y debían ser al menos cincuenta contra uno. Sin
dudas, los mint-hu representaban la fuerza superior entre los atacantes, por
sus cualidades, su instinto de conservación y la semi inteligencia, con la cual
estudiaban y se concentraban en lo mismo que el hada del rayo, buscar el punto débil
de su oponente. Pero Zümsar parecía no tenerlos, ya fuera por su descomunal altura,
de alrededor de cinco veces mayor a la de los monstruos y diez con respecto a
los ilios, lo gruesas que eran sus escamas, la resistencia al daño o el don del
rayo, al marido de Iris no le insumió mucho tiempo ni grandes esfuerzos
destruir a los monstruos y lograr con eso que los ilios, los que sobrevivieron
a la embestida, menos de la mitad, se batieran en retirada, aterrorizados,
serpenteando entre los árboles y arbustos. “Cobardes”, concluyó el hada, transformándose
nuevamente en un hombre, recolectando los guantes, una de las armas nuevas, que
usaran algunos de los ilios, y con las que intentaran absorber sus poderes. No
habían tenido suerte, porque con las escamas era eran increíblemente duras y,
además, los ilios estuvieron aterrados como para arriesgarse a posar sus manos
en este poderoso oponente (los que lo hicieron no vivieron para contarlo), que
hizo que la valentía, euforia y ánimos se esfumaran tan rápido. Decidido a
unirse a los defensores, quienes aun libraban las batallas en una treintena de
locaciones en la Casa de la Luz, había desplegado sus alas en preparación para
el vuelo, viendo cual era el foco más próximo, cuando reparó en que esos cinco
ilios que habían permanecido ocultos, a la espera de tener una oportunidad como
esta: aprovechar que Zümsar estuviera distraído, celebrando en su mente el
triunfo contra más de cincuenta enemigos, para colarse en la escalera caracol
que había entre las columnas sobre las que estaba la dirección de la MabDe y
otras oficinas administrativas. “Grave error”, dijo en voz alta el marido de
Iris, corriendo velozmente a la estructura, asestando un golpe letal al ilio
que tuvo más próximo, el cual murió electrizado antes de dar contra el suelo.
Al final, apenas uno de los invasores estuvo frente a la puerta de acceso a la
dirección, golpeándola inútilmente con un bastón, otra de las armas nuevas. “¿Vas
a algún lado?”, llamó Zümsar al alcanzarlo, a lo que el ilio, sabiéndose
perdido, intentó un último y desesperado movimiento, que consistió en golpear
al hada con ese mismo bastón, pero su oponente fue más rápido, y, apoyando una
de sus manos en la puerta, para no perder el equilibrio, asestó el golpe fatal.
“Ahí está tu merecido”, le dijo en ese instante, y en tanto se disponía a tomar
el cuerpo, porque no pensaba dejarlo allí (iba a arrojarlo al suelo desde casi
veinticinco metros), sintió como la energía de Musebqar empezaba a llamarlo.
_lo
que siguió no fue diferente a lo que vivieron ustedes cinco., dijo el nuevo y
flamante Cuidador de la MabDe, habiendo llegado ya al recinto.
Efectivamente,
Eduardo, Kevin, Lidia, Marina y Qumi estuvieron frente a situaciones prácticamente
idénticas al haber entrado a las oficinas de los lugares grandiosos y encontrar
los remanentes de Biqeok, Rorha, Seuju, ZXak´lu y Qïma. Zümsar les describió
como la última Cuidadora de la MabDe le hubo de explicar os motivos por los que
lo eligiera, los mismos por los que el otro quinteto eligiera a sus sucesores –
solvencia moral compromiso, decencia, honor… – y acto seguido le hizo entrega
de los dos tributos de mando que distinguirían al arqueólogo urbano de ahora en
más, el bastón y la cinta con el emblema, el cual, al sostenerlo el “heredero”
de Musebqar, cambió y se transformó en el del rayo. La antigua Cuidadora le
explicó algo que de todas formas el nuevo ya conocía, que el cambio se producía
cuando llegaba un hada con otro atributo siempre dentro del elemento principal
(agua, aire, fuego, luz y tierra), como era el caso del rayo con respecto a la
luz, y, con una última reverencia y el cordial saludo de despedida, dio por
terminada la conversación, se transformó nuevamente en esa diminuta esfera de energía
y emprendió el viaje final a una velocidad de vértigo desde una de las
ventanas, ascendiendo y transformándose en el símbolo de la luz al llegar a
cierta altura.
_¿Puede
pasar eso?., se extrañó el Cuidador del Templo de Agua, refiriéndose a los
dones de su amigo y la antecesora de este.
Se
preguntó como hubieran sido las cosas si al Templo del Agua llegase un
individuo con el don del hielo o el de la nieve, dos de los “componentes” del
elemento agua.
_Si,
aunque no es frecuente – aseguró la reina Lili, en tanto ellos y los demás
ocupaban otra vez los sofás, en el recinto. Había que explicarle a Zümsar, con
detalles, los descubrimientos y el proyecto para recuperar los fragmentos,
ocultos en los templos ilios antiguos, y con eso derrotar definitivamente a sus
eternos e históricos enemigos – Creo que hubo veinticinco casos desde el Primer
Encuentro, contando también este.
La
peor pesadilla de los seres de Iluia, el peor escenario posible, era una
realidad. Allí estaba la media docena de Cuidadores, tres mujeres y tres hombres,
intercambiando los recuerdos de las primeras impresiones y opinando acerca de
ellas. Sin dudas, los seis estaban listos para cada uno de los nuevos
enfrentamientos y desafíos que se avecinaban. Incluido este, el cual ya se disponían
a tratar nuevamente.
_Quizás
sea lo único contra lo que ellos no tienen ninguna defensa, ni siquiera con los
monstruos ni sus armas nuevas – apostó la reina Lili, mientras su colega volvía
a dejar sobre la mesa los documentos e informes. Esta vez, creían ambas y el
fauno, no demorarían mucho, pues era una sola la persona que debería adquirir
este conocimiento – Ahora que ustedes están juntos son sin dudas la fuerza más
poderosa que existe, además de que tampoco las hay acerca del porvenir. Los
únicos que tienen posibilidades de realizar esta misión, completarla y vivir
para contarlo.
_Cuenten
conmigo, si es para derrotar a los ilios- fue el ofrecimiento del flamante
Cuidador de la MabDe, completamente voluntario –-. ¿De qué se trata la misión?.
_¿Te
gustaría hacer una expedición por los siete templos antiguos de los ilios en
este continente?., le preguntó el líder de la Mancomunidad Elemental.
Con
ese planteo, el trió de funcionarios y los Cuidadores empezaron a explicarle a
Zümsar todo aquello de lo que estuvieron halando y estudiando. Los extractos de
la historia antigua, que involucraban particularmente a las hadas y los ilios,
los secretos que se develaran en parte con el resultado de los interrogatorios
del rey Elías y en parte con los documentos recuperados en la Casa de la Luz –
interpretaron que por eso los ilios quisieron atacar ese lugar grandioso – la evolución
por inducción, el control total de los líderes desea raza sobre su pueblo y en
toda Iluria, la confusión al no tener fechas más precisas, el pergamino
dividido en siete partes, los templos erigidos en homenaje a las especies
originales, las tareas previas para tantear las defensas, la convocatoria
masiva que ya no sería necesaria, la forma en que los Cuidadores se repartirían
las tareas, el convenio de sangre que hicieran ellos y la salida del recinto,
tras lo cual se encontraron con ese panorama, en el que un individuo feérico por
entonces desconocido había impedido un ataque sin ayuda ni esfuerzos superiores
. Para cuando las explicaciones concluyeron y el nuevo Cuidador terminara de descubrir
el mensaje (en menos tiempo que los demás), había una pequeña alarma anunciado
la llegada de una nueva hora. “Las dos de la tarde en Insulandia” advirtió
Eduardo, convencido de que Isabel debía estar comiéndose las uñas y con los
nervios de punta. Lara debía estar atravesando una situación idéntica y sin
dudas también Cristal, en la Casa de la Magia, y los familiares de Marina y
Qumi en sus respectivos países. Los funcionarios lo advirtieron, por lo que la
reina insular dijo:
_Vuelvan
con ellos, eso es muy importante. Y algo más. Cuando les vayan a contar lo que
halamos acá… bueno, son dos cosas – quiso aclarar – Primero, sean suaves. No
digo que les tienen que mentir ni ocultar una parte de la información, sino que
procuren no asustarlos, a ninguno. Y segundo, asegúrense de que por el momento
lo sepan únicamente sus familiares. No digo que los demás no sean de confianza,
pero son los únicos lo bastante cercanos como para contarles esta tarea tan
peligrosa que van a hacer.
_Eso
se debe a que siempre existe la posibilidad de que los ilios se enteren de todo
esto – complementó el líder de la ME –. Aun con todas las medidas de seguridad
que tomamos y estamos tomando, siempre es viable la idea de que uno o más de
ellos las puedan burlar. Estamos trabajando en eso, como en alguna forma de
neutralizar su técnica de camuflaje, pero nos va a llevar tiempo.
_Suponemos
que los informes van a estar listos en una semana – les informó nuevamente la
reina Salomé –. A más tardar el décimo octavo día de este mes los exploradores van a estar
de vuelta, espero que todos, y van a contarnos como son las defensas en los
templos antiguos. Hasta que eso pase, dividan las responsabilidades que tienen
entre defender los lugares grandiosos y repasar todo lo que estuvimos halando
en este lugar – miró al nuevo Cuidador y agregó –. En tu caso, además, ponerte
al día con tus nuevas obligaciones, conocer la situación actual de la MabDe,
hallar un segundo o segunda al mando y prestar ambos el juramento.
_Hecho
– se comprometió Zümsar, quien tendría, en efecto, muchas más obligaciones que
sus colegas –. No bien abandone este edificio voy a ocuparme de todo eso.
La
vida de este hombre cambiaría tanto como
la de los otros cinco cuando se revelaran como los herederos de los
antiguos Cuidadores. Sería, por supuesto, un desafío que debería superar en
menos tiempo y con más empeño que el que emplearan Eduardo, Kevin, Lidia,
Marina y Qumi, pues, contrario a ellos, Zümsar había descubierto lo que era (un
cuidador y un Selecto) cuando el mundo atravesaba los primeros días de una guerra
feroz desde su inicio, en la que estaba en juego nada más y nada menos que la
vida misma de todas las especies que conformaban el reino elemental.
_Por
ahora terminamos – insistió la reina Lili –, y acuérdense de usar palabras
suaves cuando comenten esto. Tampoco dejen de repasar, ni de entrenarse ni de
proteger los lugares grandiosos.
Fue
recién cuando estuvieron con sus familias que los Cuidadores, creyendo uno que
los demás tal vez pudieran estar teniendo el mismo pensamiento, repararon en
algo prácticamente nuevo, un evento improbable, pero no imposible, que aunque
había pasado por sus mentes sin que le hubieran dado importancia, y el cual
ahora que eran seis los Cuidadores empezó a cobrar más fuerza:
¿Podría
la guerra terminar antes que este primer mes del año?.
FIN
---
CLAUDIO ---
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