miércoles, 25 de julio de 2018

36) Una solución a la vista


_Dónde estamos? - fue lo primero que preguntó Eduardo, impresionado por la magnificencia de esa sala, tan iluminada como decorada -, este lugar es magnífico.

Con la tele transportación, la reina Lili lo había llevado a una hermosa sala circular apenas amoblada por once sofás dispuestos alrededor de una mesa de la misma forma geométrica. Dos centenas y media de velas dispuestas encima de la mesa, las paredes y las cinco arañas en el techo conferían una destacada y completa iluminación, supliendo con ello la forzada ausencia de luz natural, porque la sala no lindaba con uno o más espacios abiertos, y los frescos y pinturas que engalanaban las paredes y el techo tranquilamente podrían encontrarse ente las mejores representaciones de la cultura de las hadas a nivel mundial.  Sería imposible no quedar impresionado en un lugar así.
_Es el edificio del Consejo Supremo Planetario - informó Lili -, y esta es una sala que su líder usa para mantener las reuniones con los dirigentes de los organismos continentales, como la Unión Centrálica. Por eso los once sofás. Lo más probable es que haya reuniones entre esos dirigentes y el del CSP al menos una o dos veces cada semana. Es mucho en lo que hay que trabajar y como nunca las exigencias van a ser más que extenuantes. La última vez que pasó algo así fue en la Guerra de los Veintiocho, y la primera fue cuando se descubrió que Iris era la jefa de MEU.
_Y van a tener una reunión ahora, conmigo como invitado?.
_No - contestó la reina -. Ya tuvimos una de esas reuniones, entre las diecinueve y las veintidós horas de ayer. Y es a causa de eso que estamos acá los dos. Por lo que descubrimos. Creemos que vos sos una de las personas que más va a poder tener éxito con esta tarea. Y tengo la obligación de avisarte, de advertirte, que se trata de algo sumamente peligroso, definitivamente más que cualquier otra cosa que hayas hecho desde tu llegada a nuestro mundo, incluido tu primer viaje a la Casa de la Magia con mí hija y Kevin. Creemos que, en efecto, si esta tarea, esta misión, se resuelve con éxito, la guerra podría terminar antes que lo haga el mes. Y si, escuchaste bien. Antes que termine el mes.
_Acepto esa tarea - aseguró Eduardo, recibiendo de manos de Lili un cuaderno y un lápiz. Asumió que esta era una reunión lo suficientemente trascendental e importante como para que tuviera que tomar apuntes de lo que fuera a hablarse y tratarse -. No importa que sea peligrosa, ni potencialmente fatal, di con mí intervención contribuyo a ponerle un final a esta guerra. Yo soy una de las personas. Quiénes son las otras?.
_Tus cuatro colegas.

Kevin, de la Casa de la Magia.
Lidia, del Templo del Fuego.
Marina, del Santuario del Viento.
Qumi, del Hogar de la Tierra.

_Todos juntos? - esa idea gustaba a Eduardo -, ellos ya están en este edificio?.

_Todavía no - contestó la reina -. Te fui a buscar a vos antes que a ellos porque estaba cerca del Vinhäe, supervisando el envío de refuerzos a toda esa región. Sabía cuan urgente e importante era reunir a los Cuidadores en este lugar, pero no podía descuidar mis otras obligaciones. Y quiero disculparme con vos, es lo mismo que voy a hacer con los otros. Se que necesitan descansar, pero es que esto, lo que descubrimos, no se puede posponer. Como dije, si sale bien la guerra podría terminar antes que el mes.
_El descanso puede esperar, entonces - reconoció Eduardo, reprimiendo un bostezo -. Ellos van a venir pronto?.
Pensó que era mejor plantearlo así, y no quedar como descortés al pedirle a la reina que se apurarse. Sabía que a ella no le importaría, pero si al Cuidador, quien respetaba y admiraba a la soberana. Después de todo, esta había sido una de las principales promotoras de su inserción en la sociedad insular y la autora material e intelectual de lo que era el ahora, de los poderes y habilidades que poseía. "Se lo debo, cualquier cosa que necesite", pensó.
_Voy a buscarlos en este momento - informó Lili, preparándose para dejar el recinto -, estimo que van a ser entre diez y veinte minutos. También van a estar los líderes del CSP, que actualmente es la reina de Mibiroq, y la Mancomunidad Elemental, un fauno macho. Y yo. Necesito, tengo que, estar acá, porque todo lo que pase va a implicar en parte a Insulandia. Pero no voy a hacerlo como tal, sino como delegada de la Unión Centrálica - y dijo, previo a marcharse -. Entre tanto, necesito que hagas otra cosa, que es lo mismo que les voy a pedir a Kevin, Lidia, Marina y Qumi, a medida que vayan llegando.
_Lo que sea - accedió Eduardo -. De qué se trata?.
_Que repases mentalmente todo lo que viste en tu expedición al templo Oi y lo escribas en ese cuaderno, porque eso podría serte de ayuda para esta tarea tan peligrosa que solo los Cuidadores son capaces de completar con éxito.
_Hecho., se comprometió el marido de Isabel.

Dicho esto, la reina Lili desapareció envuelta en una tenue nube de humo que combinaba amarillo con rojo, y Eduardo ocupó uno de los sofás, empezando a recordar su viaje al y permanencia en el Oi-Kal del miércoles pasado, algo que creyó sería sencillo, pues apenas habían pasado cuatro días.

En el lapso prometido, fueron llegando los Cuidadores al magnífico recinto. La primera fue Lidia, y con solo un vistazo fue suficiente para Eduardo que él no era el único que necesitaba descansar, porque la híbrida apareció frotándose los ojos, habiendo aparecido creyendo que sería útil tener su bastón a mano en ese corto camino a uno de los sofás, a la derecha de su colega del Vinhäe. "Tampoco vos, eh?", reaccionó, cuando el hombre aseguró desconocer por qué los estaba reuniendo la reina Lili, más allá de aquello que dijera, acerca de un posible fin de la guerra antes que lo hiciera el mes. "Supongo que tenemos que esperar un poco", se resignó Eduardo, pensando en Isabel, en si se habría podido tranquilizar, y convencido absolutamente de que no descansaron ni conciliaría el sueño hasta tanto estuviera el a su lado. Marina apareció ante ambos, compartiendo con ellos las mismas expresiones de sueño y cansancio, además de iguales gestos de desconcierto ante el repentino e inesperado llamado de la reina de Insulandia, y, en su caso, evidentemente hubo algo adicional que la mantuvo despierta hasta estas horas de la madrugada, algo que no quiso hablar allí porque consideró que el público, una mujer menor de edad y un hombre, no era el indicado, pero que el Cuidador del Vinhäe descubriera, advirtiendo ese súbito tono rosa en las mejillas de la recién llegada. "Qumi va a venir de un momento a otro" - le hizo saber entre risas -, "supongo que ella es ese público indicado"; a lo que Marina reaccionó con una risita, una más bien tímida, mientras ocupaba el tercero de los sofás. Apenas treinta segundos después se hizo presente la Cuidadora del Hogar de la Tierra, tan necesitada de sueño y descanso como los otros tres, tanto que incluso antes de saludar a los presentes quiso tomar asiento y mantener cerrados los ojos, además de olvidarse por unos instantes de los característicos y refinados modales femeninos y lanzar hacia arriba un sonoro bostezo que casi no tendría que haberle envidiado nada a la bocina de un buque de cargas. Ni las damas ni Eduardo la pudieron culpar, porque sabían que las responsabilidades, obligaciones y tareas de Qumi eran más exigentes y le demandaban esfuerzos superiores, teniendo ella que hacerse cargo no solo de su parte en la guerra, como una de las Cuidadoras, sino también ponerse al día y adquirir el conocimiento acerca de todo cuanto pasara en los últimos dos siglos. "Estoy más ocupada que cualquiera", fueron sus primeras palabras, inmediatamente posteriores al saludo, al tiempo que Kevin se hacía presente en el magnífico recinto, advirtiéndose en este, además de ese sueño y cansancio tan evidentes (en estos momentos, en la Casa de la Magia debía ser la mitad de la tarde del undécimo día del año), un marcado gesto de preocupación y alarma. "Qué pasó?", quiso saber su colega y concuñado (y amigo), en tanto el artesano-escultor, el último descendiente (o uno de los últimos, contando a Akmlolu, su hijo, y el nuevo embrión que empezaban a gestarse en el vientre de Cristal) de Ukeho, un hada de fuego que había sido una de las fundadoras de la Casa de la Magia, iba saludando a los presentes. "Sabían que los mint-hu pueden nadar?", les preguntó, y ante la idea de que su temor fuera contagioso, quiso calmarlos diciendo que los monstruos, cinco en total, habían sido destruidos por las defensas exteriores de la isla. "Son hábiles y poseen también destrezas en el ámbito acuático", agregó, describiendo una breve explicación sobre cómo los mint-hu llegaron hasta cierto punto, a dos kilómetros y tres cuartos de la costa, moviendo con fuerza sus brazos y piernas, hasta que los guardias en ese momento de turno advirtieron su presencia, en el mismo instante en que las defensas reaccionaban por si solas, elevando varias decenas de metros a los atacantes para que estos, estando a cierta altura, fueran rematados por un único y potente chorro de agua que emergiera desde un punto cercano al acantilado por el que entraran el actual Cuidador, Eduardo y la princesa Elvia. "No fue más que el susto", concluyó Kevin, tan conmocionado como estuvieron todos los habitantes de la Casa de la Magia ante ese evento: los ilios se estaban jugando el todo por el todo al querer atacar uno de los lugares más importantes para la raza feérica y mejor protegidos, en ambos casos a nivel mundial. El fallecimiento de Lursi por supuesto no fue un tema ausente, como tampoco los efectos que tendría en Nadia y las repercusiones dentro y fuera de la comunidad de las hadas. Tampoco dejaron de hablar sobre los ataques casi simultáneos a algunos de los lugares grandiosos y estaban a punto de abordar el que otros dos de ellos se hubieran revelado también como Selectos, cuando la reina Lili hizo la última aparición, esta vez acompañada por dos individuos. Uno de estos era un fauno macho, el líder de la Mancomunidad Elemental, el organismo que, a excepción de los ilios, nucleaba a las especies que conformaban ese reino. No era un individuo tan alto como las hadas, apenas un metro con sesenta centímetros, pero, el mismo se ocupó, de explicarlo, mientras estuvo saludando a los Cuidadores, en una batalla (en las que de seguro habría de participar, porque la institución que dirigía era desde el principio un blanco para los ilios) podía suplir esa falta con la tremenda fuerza que era capaz de aplicar en sus golpes, ya fueran estos con los puños o con las patas, y su velocidad igual de grande, pues esas patas nada diferentes a las de una cabra le permitían alcanzar los trescientos kilómetros por hora, lo que convertía a estos seres elementales en los más veloces en tierra.  El hada que acompañaba a Lili no requirió de sujetarse de ella para llegar hasta ese bello recinto circular, porque también dominaba, y a la perfección, la técnica de la tele transportación, que por su extrema complejidad, únicamente dominaban unos pocos. Esta mujer, a simple vista de la misma edad que Lili, era Salomé, la reina de Mibiroq, uno de los cinco países que formaban Alba del Oeste. Aún teniendo quizás el mismo nivel de sueño y cansancio físico que los Cuidadores, consideró que el momento para relajarse, si tal cosa era posible, podía posponerse un poco más, porque esta reunión era tan urgente como importante, y esas condiciones adversas poco o nada pudieron hacer para evitar que estuviera ataviada con sus mejores galas, como se acostumbraba cada vez que se encontraban en el edificio del CSP, del que era su lideresa pro témpore, ni mucho menos que pasara inadvertido su atractivo físico, ese que era característico de las hadas que por don o atributo tenían a la belleza - Kevin y Eduardo ya habían visto eso, en Cristal e Isabel, y lo vieron hasta el momento en que Iulí y Wilson estuvieron cien por ciento recuperados, lo que la mantendría joven y hermosa hasta el último de sus días. Ambas soberanas, que además de eso eran grandes amigas, ocuparon otros dos sofás y empezó así esta extraordinaria y misteriosa reunión, con unas pocas palabras de la reina Salomé sobre lo vital, trascendente e importante que sería y las disculpas de Lili al líder del organismo máximo de los seres elementales y los Cuidadores por haber hecho que postergaran su justo y merecido descanso. La soberana de Mibiroq extrajo de su cartera un cilindro, y de este un bibliorato y siete carpetas que expuso sobre la mesa a los presentes, dirigiendo la mirada y una sonrisa al Cuidador de la Casa de la Magia, dándole a entender con esos gestos como había acertado con la creación de esos cilindros. "El tiempo no nos sobra ni nos va a sobrar" - dijo, empleando un tono que sugirió cuan apremiante era la situación -, "así que mejor nos ponemos a trabajar". Abrió el bibliorato y la portada que vieron Eduardo, Kevin, Lidia, Marina y Qumi les indicó que se trataba de los resultados de una serie de interrogatorios que los agentes de los servicios de inteligencia de los países centrálicos, incluida la PoSe, hicieran en las últimas horas del viernes y la mañana de ayer a casi un centenar de prisioneros de guerra ilios, entre estos el líder de esos seres en Insulandia, el único sobreviviente del ataque de Iris y Zümsar a la aldea Diecinueve, que fuera literalmente destruida. "Una vez más, fue enorme la colaboración de mí marido", aportó la reina Lili, indicando que la técnica de legeremancia del rey Elías fue lo único que posibilitó que las hadas y otros seres elementales hubieran podido obtener esa información. "Asestamos un golpe fatal, más incluso de lo que pudiésemos alguna vez haber supusieron", indicó el fauno, adelantando algunas páginas para enseñar brevemente a los Cuidadores el resultado del interrogatorio al... "Líder máximo ilio en Centralia!", reaccionó Eduardo, entendiendo que esta reunión valía toda la pena y era importantísima.

_Encontramos una posible solución - dijo el fauno, con una voz apenas más fina que la de las hadas, mientras los Cuidadores advertían, con leer las primeras páginas, que los resultados de los interrogatorios eran, en efecto, vitales y prometedores, especialmente el líder ilio capturado por Zümsar e Iris -. Básicamente, podemos destruir a los ilios de raíz, sin la necesidad de perder millones de vidas, como pasó en la Guerra de los Veintiocho. Lo que están leyendo ahora es la revelación de otro misterio, u otro fraude, como lo prefieran llamar, que nos tomó completamente por sorpresa, porque no lo imaginamos ni esperamos.
_Dicho de una forma breve y simple, estamos ante un caso de evolución por inducción, que es algo que las hadas sostuvimos como una imposibilidad - aportó la reina Salomé, de Mibiroq, señalando con la vista las páginas del bibliorato, en el que ya estaban concentrados los Cuidadores -. La evolución simplemente ocurre, y nada más. Algunas especies se adaptan y sobreviven y otras no; ese es nuestro caso y el de los faunos, como ejemplos. Pero los ilios... por lo que se ve, descubrieron una manera para acelerarla y encauzarla para que los terminara favoreciendo. Otra prueba de su dominio sobre la magia, tal vez la más antigua.
_Por supuesto, presentado por los líderes como un regalo de Iel, Mod y Ral para el común de la población ilia - agregó Lili -. No pudo haber sido de otra forma, si lo que los líderes pretendían era la sumisión total y obediencia absoluta de las masas mediante el uso de la religión. Esta información que Elías descubrió, lo que ustedes cinco están empezando a leer en este momento, es la prueba definitiva de su plan para dominar el mundo. No pudimos averiguar cuando fue concebido, pero estimamos que pudo haber sido en los años inmediatamente posteriores, o inmediatamente previos, a su llegada a Centralia.

El esquema que se siguiera en estos casos no había tenido grandes diferencias en calidad y cantidad, apenas unas pocas e insignificantes, con respecto a la serie de interrogatorios a los ilios capturados luego de su fallido intento de asesinar a Qumi, la Cuidadora del JuSe. Elías, el príncipe de Ártica y rey de Insulandia, a cuyo país todavía no se había extendido la guerra, aplicó su fabulosa técnica de la legeremancia a los noventa y seis prisioneros, algo para lo que estos no tuvieron ninguna defensa. Una vez que el rey, tan estresado y exigido como cualquier otro individuo o quizás más (sobre sus hombros estaba la misma e inmensa responsabilidad que sobre los de su compañera: dirigir un país) "entró" en la mente de los ilios, estos simplemente fueron incapaces de defenderse y, mucho menos, de detenerlo. Así, con esa técnica en plena ejecución, fueron develándose lo que Elías y sus asistentes, contándose entre estos el escriba de la PoSe y un escribano, quien debía luego sellar y firmar la documentación para conferirle legalidad, prefirieron llamar y describir como "secretos menores", los que aún con eso tendrían su utilidad para el esfuerzo de guerra de las hadas y serían, a consecuencia de eso, reveses para el otro bando: arsenales y otros depósitos de armas en dieciséis locaciones diferentes en el oeste-noroeste centrálico, otros cuatro fuera de esa región y doce más en distintas partes del mundo, unos pocos planes y estrategias de batalla para extender su dominio absoluto en las inmediaciones de sus aldeas principales, la cantidad de combatientes que se pensaba movilizar a las líneas de frente en lo que quedaba de este mes, y, lo principal sin dudas, dentro de estos "secretos menores", la única de dos docenas de emplazamientos específicos en los que los ilios pensaron, a causa de sus ubicaciones, remotas y de difícil acceso, para crear a sus propios mï-nuqt, uc-nuqt, mint-hu y esa nueva clase de monstruos a los que el común de las hadas y los seres elementales todavía no se enfrentaban. A este respecto, el rey Elías y su equipo concluyeron que la información debía de estar incompleta y que una parte de los prisioneros, como lo descubriera con el posterior análisis de los borrar, podía estar en desconocimiento de ella. Las hadas sabían y estaban convencidas de que sus históricos y eternos enemigos no iban a emprender una campaña militar de grandes proporciones (planetarias) sin antes haberse asegurado de contar con el suficiente armamento, pertrechos y tomando todas las precauciones en caso de eventualidades como, este era el caso, la captura de uno o más prisioneros y, consecuente con eso, la extracción de información que eventualmente se usara de una u otra forma en su contra. El conocido, entonces, sería un rompecabezas, y los enemigos de los ilios tendrían que reunir todas las piezas en simultáneo a las batallas que irían liberando.

Respecto a esos descubrimientos, Elías y todas las personas que tomaron parte active en los interrogatorios en masa concluyeron que la solución sería sencilla, aunque, por supuesto, no carente de riesgos, coincidiendo en que lo primero y más necesario era evitar que los prisioneros se fugaran, para poner sobre aviso a los suyos, y mantenerlos encerrados bajo una vigilancia estricta en lugares ultra secretos que fueran desconocidos incluso a los ojos y oídos de la opinión pública, evitando con eso que las ubicaciones, de un modo u otro, llegaran al conocimiento de los demás ilios, y estos y sus monstruos organizaran equipos de rescate, con lo que el caos y la devastación fácilmente alcanzarían nuevas y mayores proporciones, porque los ilios, las hadas no dudaban de que serían capaces, destruirían todo a su paso y no dudarían un instante en lanzarse contra cualquiera que se cruzara en su camino, sin importar su condición (civil o militar), sexo, edad o la raza a la que pertenecieran. “De verdad serían capaces”, insistió Olaf, el jefe de la Guardia Real insular, quien estuvo presente en los interrogatorios, dando así por terminado el asunto de evitar la fuga de los prisioneros con o sin ayuda de sus congéneres. Respecto a los  treinta y dos arsenales, no había otra cosa que hacer que encontrar su exacta ubicación en los mapas, en base a la información obtenida, diseñar un plan que fuera infalible, o que estuviera todo lo cerca que fuera posible de esa condición, organizar las fuerzas de asalto, que incluyeran agentes Qar´u y monstruos propios  creados por la COMDE, atacarlos y destruirlos, hasta que de ellos no quedaran más que cenizas y escombros. Harían lo mismo con las fábricas, aunque para esto deberían poder armar o diseñar un plan diferente que incluyera un mayor número de combatientes y estrategias más elaboradas, considerando que estas instalaciones fabriles, tan vitales para el esfuerzo de guerra de los ilios, estarían particularmente defendidas y protegidas, y era probable que esas medias incluyeran los nuevos monstruos, si estos eran tan fuertes y poderosos como prometían.  Respecto a esos planes y estrategias para los restantes días de este mes, las hadas no tenían más que hacer que anticiparse a aquellos movimientos con el envío de combatientes a los lugares que atacarían los ilios y por donde estos se moverían, sabiendo que esto también implicaba información incompleta, porque los prisioneros pertenecían a grupos y aldeas diferentes y no muchos tenían conocimiento acerca de lo que vendría. Como fuere, con esto, las fábricas y los arsenales tendrían que tener perfectamente coordinados todos los planes, sin olvidar, por supuesto, que habría decenas de batallas por librar, cuando no centenas (¿miles?), en todo el mundo, principalmente en Iluria.

 _No podemos saber si únicamente está incompleta esa información, o, si además, es errónea – indicó el fauno a los Cuidadores, mientras estos leían las páginas y comentaba en voz baja el contenido –. Es por eso que una de las primeras cosas que tenemos que hacer es enviar exploradores para que confirmen, por ejemplo, la ubicación de esos lugares donde crean a los monstruos. Creo que estos representan un peligro superior al de cualquiera de las armas convencionales que poseen los ilios. Primero, los cartógrafos hacen su parte con los mapas y entonces damos esos datos para que los exploradores hagan la suya.
_De esas tareas podrían ocuparse los liuqis – propuso la reina de Mibiroq, sacando otra carpeta del cilindro, aunque de momento prefirió no exponerla sobre la mesa –. Su tamaño los convierte en los ideales, porque les otorga maniobrabilidad, velocidad y agilidad en espacios decididamente pequeños. Ellos tampoco sintieron ni tuvieron alguna vez simpatía y afecto por los ilios, especialmente desde que, durante la Guerra de los Veintiocho, esos seres redujeron, por usar una palabra elegante, en un doce por ciento la población mundial de liuqis.
_En cualquier escenario, eso puede resolverse a corto plazo – consideró Lili, pidiéndole mediante una seña con la diestra, que preparara esa carpeta –. Si la información que obtuvimos está incompleta, vamos a completarla, y si está equivocada vamos a corregirla. Ahora, el motivo por el que fui a buscarlos – dirigió la vista a los Cuidadores –, es otro, definitiva y decididamente más significativo que haber descubierto arsenales, fábricas o conocer esos posibles movimientos de los ilios. Es esto – la reina Salomé puso sobre la mesa la carpeta, a la vez que con el índice izquierdo iba señalando las otras siete, las cuales en suportada tenían escritos los nombres de las especies originales de ilios –. ¿Les hablamos de una solución, se acuerdan?. Pues la tienen frente a ustedes, y a propósito de eso, espero que hayan puesto atención a una parte en particular de nuestra conversación previa, acerca de las piezas del rompecabezas, porque es uno de los aspectos principales de esto que vamos a tratar ahora.
_Eso que tienen frente a ustedes, esas siete carpetas, es toda la información sobre las especies ilias originales – comunicó el fauno a los Cuidadores –, quizás se trate del único registro escrito de ellas, y por tanto, asumo, es algo excepcional.
_Creí que Iris y el MEU habían destruido todos los textos, archivos y registros que hacían referencias directas e indirectas a los ilios – reaccionó la Cuidadora del JuSe, tomando la carpeta de la etnia Oi. Había estado unos días atrás en el templo erigido en tributo a ella –, si fue su objetivo borrar todo rastro de esos seres. ¿Cómo pudo sobrevivir esto?.
_Bueno, no la totalidad., se alegró la reina de Mibiroq, por la importancia que revestían estos documentos.
Ambas reinas y el fauno, versados en historia del sexto milenio – así acostumbraban clasificársela, por períodos de mil años, dada la gigantesca extensión de tiempo que comprendía los últimos cincuenta y cinco mil a cincuenta y nueve mil años – le explicaron, y de paso a los otros Cuidadores, que, temerosos de involuntaria o voluntariamente se perdiera una parte de los archivos históricos, de los que estaban las hadas tan orgullosas, decidieron ocultarlos en diferentes locaciones, unas de estas más secretas que otras. Aun antes de que llegara el dieciséis de Abril / Llol número dieciocho de cinco mil setenta y nueve, habían las firmes y graves sospechas de que algo grave estaba por surgir en contra de los ilios, y si eso llegaba a ser cierto, los textos y archivos en los que quedaba el registro de todos los eventos se verían comprometidos, porque aquella campaña que se gestaba no dejaría de incluirlos, descubriendo que estuvieron en lo correcto cuando, en los primeros días de la guerra, una decena atrás de otra de ilios empezaron a caer, hallándose o no en batalla contra seres elementales, de todas las especies, que conformaban un grupo autodenominado Movimiento elemental Unido, observando además, y con temor, como empezaban a desaparecer libros y otros escritos. Era una campaña, comprendieron, para borrar cualquier rastro que indicara que alguna vez existieron los ilios. Tampoco por estos seres sentían simpatía aquellos que se opusieron al MEU, aunque estos preferían, como lo prefirieron siempre,  enfrentarlos y derrotarlos con la diplomacia, pues nunca había dejado de darles buenos resultados. Algunas hadas, en tanto la guerra se iba extendiendo, empezaron a retirar y ocultar una parte los archivos, aquellos que no estaban referidos de manera exclusiva a los ilios, y, otras, creyendo que alguna vez podrían usar en contra de los enemigos sin que hubiera la necesidad de recurrir a la violencia física (si quedaba algún ilio vivo después de esta guerra), tomaron una gran cantidad de documentos y papeles con la información de las siete especies originales. Ignoraron exactamente el motivo por el cual quisieron salvaguardar esos textos, porque a diferencia de los otros remitían exclusivamente a los ilios, aunque unas pocas de las hadas fueron capaces de avizorar un futuro en el que tales archivos pudieran ser útiles no solo para derrotar  sin violencia física a sus eternos enemigos, sino para, definitivamente, mucho más que eso.
_Queda para después ese “más que eso” – indicó Lili, descubriendo como ella, la reina Salomé y el fauno captaron la total atención de los Cuidadores, pues estos desconocían la existencia de tales archivos –. Los cinco tienen que saber ahora cómo fue que recuperamos esos documentos, cuándo y dónde lo hicimos.
El lugar elegido para preservar esos documentos, los cuales, para preservarlos de cualquier daño y del paso del tiempo, fueron puestos en un recipiente de acero mágico, fue uno de los lugares grandiosos, en el reino de Nimhu. La "MabDe", o Casa de la Luz, era un lugar tan antiguo como venerado e idolatrado que ocupaba una superficie circular de quinientos metros de diámetro y tenía ocho círculos más pequeños, de la décima parte, en los ocho puntos cardinales principales: norte, oeste, sur, este, noroeste, suroeste, sureste y noreste - como en los otros, la oficina de dirección estaba en el centro -. Su ubicación, aislada y de difícil acceso a causa de las condiciones geológicas y geográficas, le daba, eventualmente, otro factor que contribuyera a la defensa y ayudara así a Jîmu, la Cuidadora en los tiempos de la Guerra de los Veintiocho. Era, concluyeron las hadas, lo bastante seguro como para esconder esos documentos potencialmente útiles. Hablaron con Jîmu y su equipo de notables, quienes no objetaron ni pusieron reparos a la hora de aceptarlos en el lugar grandioso, sugiriendo que, dentro de este, el mejor lugar podía ser ese túnel que unía los círculos del este y el oeste, en los que había oficinas administrativas, a ciento cincuenta metros de profundidad. Era tan secreto este túnel que apenas dieciséis personas conocían de su existencia, y por tanto se convirtió en el lugar perfecto para esconder esos archivos, tras lo cual Jîmu, la Cuidadora, hizo la promesa de no revelar nada de todo cuanto pasara ese día. Desafortunadamente, la zona en que estaba situada la MabDe era propensa a los terremotos, como casi las dos terceras partes de Nimhu, y bastó con un pequeño movimiento sísmico para que ese y los otros túneles bajo el predio colapsaran, quedando sepultados todos los bienes almacenados en ellos y las oficinas, incluída la información que a tiempo y preventivas rescataran las hadas, y matando a noventa y dos seres feéricos. Las urgencias producto de la guerra hicieron que el proceso de recuperación fuera pospuesto por varios años, aún después del dieciséis de Abril / Llol número dieciocho de cinco mil ciento siete, y para cuando al fin empezaron, iniciado el segundo quinto (el siglo Cincuenta y tres) del sexto milenio, no quedaba ya nadie con vida que estuviera al tanto de que entre esas ruinas podrían encontrarse aquellos documentos.
_Jîmu fue la última, falleció el día posterior al fin de la guerra - ilustró Marina a su colega del Vinhäe, porque ella conocía esta parte de la historia -, las heridas que tuvo... bueno, ni siquiera los mejores médicos con la mejor ciencia de la época pudieron salvarla.
_Y el secreto oculto bajo la MabDe se mantuvo por miles de años., añadió el líder de la Mancomunidad Elemental.
_Hasta que pasó algo que nos puso sobre la pista - se alegró Lili, no apartando la vista de las carpetas con la información de las especies ilias originales -, el año pasado. Eduardo - se dirigió particularmente al Cuidador del Vinhäe -... Te dice algo la fecha diecinueve de Mayo / Uumsa número veinticinco de diez mil doscientos cinco?.
El aludido sonrió y se emocionó.
_Mi casamiento con Isabel., fue su respuesta.
_Ese día estuvo trabajando una cuadrilla en la MabDe, reorganizando las posesiones de Jîmu, que ella legara al lugar grandioso en su testamento. Libros, artesanías, unas pocas joyas y eso - informó a los Cuidadores la reina de -. No sé sabe cómo es que algo así pudo pasarse por alto, pero el caso es que esos trabajadores recuperaron un artículo que, como dijo Lili, nos puso sobre la pista. No fueron los documentos, sino algo que nos alertó sobre ellos. Las hadas y otros seres elementales tomamos conocimientos de su existencia.
Abrió la carpeta que expusiera en último lugar e instó al quinteto a que leyera las dos primeras semanas, escritas en el idioma feérico antiguo y, saltaba a la vista, a las apuradas, como si a la persona que hubiera redactado no le quedaran fuerzas y quisiera usar esas pocas que le quedaban para dar una pista sobre un artículo en particular, un recipiente de acero mágico, que podría estar en un punto de ese entramado de corredores subterráneos.
_Desde que empezaran las excavaciones apenas se recuperó la sexta parte de los materiales, pero nada de acero mágico, y es que nadie estuvo en conocimiento de ese túnel, que era prácticamente independiente de los otros  habló el fauno -. Apenas un único acceso que fue descubierto una semana después de que se recuperara esa carta, porque en ella la Cuidadora explicó todo, la presencia del túnel y cómo acceder a el. Y antes de que cualquiera pregunte, les contesto que si. Hay relación entre estos documentos y los interrogatorios que hiciera el rey Elías.

La carta era una despedida de la Cuidadora de la MabDe reservada para los altos funcionarios nimhuit y de este país sus soberanos. En esas dos páginas, Jîmu explicaba que, entrados los primeros años de la Guerra de los Veintiocho,  un grupo de empleados del Consejo de Relaciones Elementales nimhuit había retirado una parte del material de la Biblioteca Real porque pensaron que, vistos cuáles eran los planes del MEU, podrían ser destruidos. Desesperadas esas personas por hallar un nuevo escondite, llegaron a la conclusión de que el mejor, cuando no el único, era el lugar grandioso en ese reino. Allí había un túnel de ocho metros de circunferencia cuya construcción se remontaba a unos pocos años después de la inauguración misma de la MabDe. Jîmu había entendido que no podía morir con ella el secreto de esos documentos, ignorando por qué para ella, tanto como para las hadas que los llevaron allí, podían llegar a ser tan importantes, de manera que redactó esa carta y la puso encima de una pila de papeles que tuvo cerca en ese momento, pensando que eso sería suficiente para que alguien la encontrara en un instante. Desafortunadamente, nadie advirtió su presencia y, tras la muerte de la Cuidadora, la carta y otros elementos cercanos a ella se redistribuyeron en varias de las oficinas de la MabDe, al menos aquellos que se relacionaron con sus responsabilidades como Cuidadora. Como esa pila de papeles estuvo referida a la situación de la Casa de la Luz (estados contables y legales, condiciones estructurales, la situación de los empleados...), los llevaron a las respectivas oficinas, archivando la mayoría, por tratarse de información no importante en ese momento, o considerarla como tal. Así, repitiéndose esa interpretación en numerosas oportunidades, la carta de la Cuidadora que destacara por sus actos de heroísmo durante la Guerra de los Veintiocho, fue pasando inadvertida y quedando irremediablemente en el olvido, hasta cierto momento en la segunda quincena del pasado mes de Mayo, en que una cuadrilla revisara el contenido de una biblioteca para empezar la actualización de su inventario y hallara parte de esos papeles, de los cuales solamente dos no pudieron ser identificados, por lo ilegible de la letra. Por supuesto, supieron que hacer respecto a estas dos páginas, y las llevaron a los expertos en el lugar grandioso que estaban a cargo de la conservación de bienes, la arqueología y los asuntos legales, las áreas con competencia en este asunto, quedando por demás sorprendidos, al cabo de unas pocas y fugaces observaciones, al darse cuenta que la firma de una Cuidadora de las más valerosas estaba allí, pues esta carta había sido escrita por ella, no solo firmada.
Fue necesario que pasaran alrededor de treinta días para que la carta de Jîmu fuera totalmente legible, porque los milenios pasados desde que la escribiera (el paso del tiempo) la habían deteriorado. Siguiendo el protocolo especial establecido para estos casos, el hallazgo y posterior recuperación de documentos antiguos, lograron la restauración de ese par de páginas sin que la escritura ni la caligrafía se vieran alteradas. Entonces, mientras los escribanos y actuarios confirmaban la autenticidad de la firma de la heroica Cuidadora y daban su carácter legal a la carta, se produjo una reunión extraordinaria de la que participaron los notables de la MabDe y delegados de la familia real de Nimhu, el Consejo Supremo Planetario y la Mancomunidad Elemental. El asombro y la sorpresa fueron totales, pues estaban, por un lado, conociendo un evento que había ocurrido en los primeros años de aquella guerra tan catastrófica, y por otro descubierto que no todos los archivos que hacían referencia a los ilios habían sido destruidos por Iris y sus tropas del MEU, que al menos siete estaban a salvo, seguros en un recipiente de acero mágico y sepultados bajo decenas de miles de toneladas de escombros, piedras y tierra en un punto específico del lugar grandioso. Las autorizaciones para excavar e iniciar el trabajo arqueológico no se hicieron esperar, y dos días después un centenar de obreros de la MabDe estaban ya perforando el suelo, recuperando el recipiente al cabo de otro mes en los que las excavaciones fueron casi constantes. Al final, a mediados de la tercera semana de Junio del año pasado, las hadas tuvieron frente a sus ojos una serie de documentos y archivos históricos que habían sido redactados en un período de tres siglos previo al evento que motivara a Iris a querer hacer algo que fuera extremo, el asesinato de un guardia insular (el hermano de Mücqeu) y otro nimhuit. Todas las páginas estaban en excelente estado, algo producto del acero mágico, y a permanecer, por tanto, libre de cualquier elemento que pudiera alterarlos y dañar esa condición. Reaccionaron con sorpresa y consternación definitivamente superiores al descubrir, entre las páginas que formaban el archivo, unas ciento cuarenta y siete, otra quincena, escrita por otra persona, no aquella que redactara el texto histórico, y con un título por demás raro, que traducido al idioma actual era "Mejor nos escuchan y hacen caso". En estas quince páginas adicionales había información tan inesperada como desconocida, que recién podría ser confirmada en los últimos días, gracias a los interrogatorios que llevara adelante el rey Elías. Información que por sí sola delataba el uso de las artes mágicas por parte de los ilios, algo que estos decían despreciar.

_Y eso nos conduce a la evolución por inducción., apuntó Eduardo, leyendo parte del contenido de ese trabajo hecho por un hada que probablemente hubiera simpatizado con el MEU.
Quienquiera que hubiera sido, algo que quizás nunca se supiera, había puesto esas páginas adicionales para alertar a las hadas sobre lo que acababa de descubrir. Simpatizante o afiliado al MEU, este individuo anónimo se las había ingeniado para robar la información del templo en una aldea ilia que por aquellos días era la más grande y poblada en Centralia, pensando que, cuando llegara el momento indicado, sería de utilidad.
_Desafortunadamente, esa persona no contó con que otros retirarían así una parte del archivo histórico de mí país., lamentó la Cuidadora del Tep-Wo, releyendo algunos de los párrafos, procurando que nada, ningún detalle, se le hubiera escapado.
En tanto comprendía como su patria corría los mismos riesgos que los otros países centrálicos, Marina asumió que esa información anexada a los archivos históricos había sido sustraída antes del inicio de la Guerra de los Veintiocho, probablemente en ese período de quince años en que Iris diera forma y número a su grupo. El infortunio habría llegado al retirar las hadas los archivos sin ver si el contenido estaba completo o no, simplemente se lo llevaron y ocultaron en un desconocido túnel bajo la superficie de la Casa de la Luz. _Se acuerdan que hace unos minutos les dije que quedaba para después ese "mucho más que eso". Bueno, ese momento llegó. Y la parte que quedó pendiente es esta - los ilustró la reina Lili -, y hay, como dijera el - se dirigió con la vista al fauno -, hay tela entre este descubrimiento y lo que averiguara Elías con sus interrogatorios.
_Eso sin mencionar que tenemos frente a nosotros otra prueba de algo que los ilios intentaron mantener oculto - aportó la reina Salomé -, su alfabeto.
Porque con el estaban consignadas las instrucciones e información en las páginas, papeles primitivos que en algún momento aquellos seres robaran a las hadas. Más que eso, era otra prueba de hasta dónde estaban los ilios dispuestos a llegar con tal de alcanzar su máximo objetivo.
_La evolución ocurre de forma gradual en todas las especies y hay varios factores que influyen en ella - informó Lili, más para las Cuidadorad y Kevin, porque Eduardo conocía a fondo la teoría de la evaluación -. Pero ese no es el punto ahora - quiso aclarar -. Lo importante, o alarmante, según se mire, es que los ilios se las ingeniaron para acelerarla artificialmente, sin dudas recurriendo a las artes mágicas. Se me ocurre, y hay varios seres elementales que comparten conmigo esta posibilidad, que puede ser otro desarrollo armamentístico, uno que, por la razón que fuere, no consignaron ni ocultaron en el manifiesta que ustedes recuperaron en el Oi-Kal. Tal vez la evolución estuvo pasando entre las especies originales, antes y después de que estas empezaran a interactuar entre sí tras su llegada a Centralia, y los líderes ilios de la antigüedad vieron una oportunidad que no desaprovecharon. Y para estar seguros de mantener ese control absoluto sobre las masas, lo presentaron como un obsequio de la Trinidad Benigna, justo como dijera Lili hace unos instantes.
_Tenemos que concentrarnos en estos documentos que aquel grupo lograra poner a salvo de los combatientes del MEU, en las páginas adicionales y buscar todos los puntos que sean comunes a ambos, porque de seguro los hay - insistió el fauno, ojeando las páginas que fueron tomando los Cuidadores. Varias páginas cada uno repletas de anotación hechas a las apuradas, que ya las pasarían a limpio no bien esta reunión hubiera terminado -. Y no omitir los resultados de los interrogatorios del rey Elías al líder ilio de Centralia.
_Y estar más alertas que nunca, porque si los ilios se enteraran de algo de todo lo que estuvimos hablando y tratando ahora, literalmente van a lanzarse con todo su potencial bélico contra todo lo que tengan adelante - precisó la reina de, entendiendo que todos en ese recinto deberían quedar otra vez absolutamente concentrados en una lectura, indudablemente la más importante de todas -. No es solamente porque nosotros podamos descubrir otro de sus secretos mejor guardados, sino por la posibilidad de que, al leer estas páginas con detenimiento y estudiar su contenido encontremos alguna manera de ponerle un alto a esa evolución por inducción, o, peor para los ilios, la hagamos retroceder.
_Y ustedes tres qué creen? - preguntó Lidia a ambas reinas y el fauno -. Es posible que pase una de esas cosas o las dos?.
Los líderes se miraron entre sí, y los Cuidadores advirtieron que deseaban que ambas cosas ocurrieran no en sus pensamientos, sino en la realidad.
_Yo si., contestó el fauno.
_Yo me conformo con el freno., dijo la reina de Mibiroq.
_Y yo con que logremos por lo menos un progreso con esta reunión - deseó su colega de Insulandia -. Tenemos una guerra y lo principal, aparte de ganarla, es evitar que se prolongue.
Y los ocho individuos se abocaron a la lectura.

En efecto, era otro desarrollo armamentístico, y, como sospecharon las hadas y el fauno, surgido al mismo tiempo que se producía la emigración de los primeros continentes de las siete especies originales de los ilios a Centralia, después del bombardeo planetario. Para cuando eso ocurrió, los líderes ilios comprendieron que su tarea no debía limitarse únicamente al establecimiento en el oeste-noroeste centrálico, sino a mantener dicha región bajo su control absoluto, evitando que los otros seres elementales, a los que llamaban "infieles" por el hecho de no compartir su religión volvieran a ella, evento que a la larga hubo de ocurrir. Al tiempo que en el más absoluto de los secretos iban desarrollando aquellos aspectos que permanecieron ocultos por miles de años - el alfabeto, y por consiguiente un sistema de escritura; el surgimiento de una religión en la que los propios fundadores repararon para someter a las masas, pero conscientes de que nada de eso existía; el sistema de gobierno definitivamente más complejo que lo que se creía; el hecho de conocer de antemano el desastre tan catastrófico y monumental que sería para ellos la Guerra de los Veintiocho; el robo de cualquier objeto que consideraran de utilidad para sus planes; el dominio sobre las artes mágicas; el ataque que causó los severos problemas de fertilidad y la alteración de los atributos de las hadas y las armas cada vez más sofisticadas -, pensaron,  estudiaron y planificaron durante largas y extenuantes jornadas, hasta que finalmente obtuvieron la respuesta: acelerar artificialmente, mediante la invención y posterior aplicación de una clase de magia que fuera realmente efectiva, los beneficios que ya estuvieron apareciendo a consecuencia de la interacción de las especies originales y los individuos que nacían de la unión de aquellas: Oi, la especie llegada de Trópica; Eri, de las tres partes de Alba (Este, Centro y Oeste); Mel, de Reikuvia; Bol y Yau, de los continentes polares del norte y del sur (Polus y Ártica), respectivamente; Nem, de Florentina; y Aig, de Lunaris. Cada una de esas especies poseía una ventaja que favorecía a las otras (velocidad, fuerza, resistencia...), a las que beneficiaba, pero esas "ventajas" se daban gradualmente, a un ritmo que para los ilios de la clase dirigente era desesperadamente lento. "Eso es la evolución", reconocieron, y fue entonces que concluyeron que si de verdad querían ejercer ese dominio absoluto sobre Iluria, e incluso más allá, tenían que hacer sin lo imposible por acelerar ese proceso, hacer en un tiempo muy breve lo que de forma natural tomaría miles de años, cuando no decenas de miles... o más.
Al final lo consiguieron, y el resultado, aunque esperaban que pasara, lamentaron que el plazo no fuera el que ellos habían esperado, tan breve que como mucho estimaron que ocurriría en un término de no más de mil años. La interacción constante en todos los aspectos sociales y culturales de los individuos de las siete especies, que permanecieron aisladas de los otros seres elementales, temiendo que eso terminara perjudicándolos de una u otra forma, aunados a la evolución natural (con esto, ninguno viviría para ver el resultado) y aquella que ellos mismos crearan fueron dando lugar a la octava especie, que reuniera las cualidades y capacidades de las otras, aunque los miembros de esta, tanto como los de las originales, comprendieron que aún faltaba, y mucho, para que pudieran lanzarse a su gigantesco plan, para dominar, en primer, las que para ellos eran sus tierras - parte del fraude pergeniado por sus líderes, quienes eran los versos enemigos, tanto como lo fueron sus antepasados y antecesores en esos puestos, y tanto como lo serían sus descendientes y sucesores - la dominara absolutamente. Tenían un programa bien orquestada y definido, solo necesitaban de paciencia, aumentar su extremismo religioso, despreciar cualquier otro culto y cualquiera otra sociedad, especialmente las hadas, a las que las masas ilias y sus líderes señalaron como la peor de sus amenazas, dejar esos dirigentes que el infortunio cayera sobre ellos y los suyos, algo funcional a sus propósitos - de esto, la Guerra de los Veintiocho fue una desgracia peor de lo que imaginaron; no pudieron calcular todos los efectos negativos que implicarían, tantos que los hizo postergar indefinidamente sus planes de dominación y conquista - y esperar que esa evolución por inducción hiciera su trabajo. Entre tanto, darían forma a su sociedad y cultura, o, dicho de otra forma, se quedarían en silencio y en su lugar hasta que fuese el momento indicado. Su única preocupación, esa que atemorizada a los dirigentes, era que los ajenos a su raza supieran lo que habían hecho y lo que harían. Se plantearon si de verdad era necesario conservar los registros escritos, pues no podían saber si los "infieles" algún día se apoderarían de ellos, pero decidieron correr ese riesgo, porque el fin lo justificaba. Algún día necesitarían nuevamente de esos registros y, más adelante en el tiempo, cuando ya no tuvieran amenazas que hicieran peligrarlos, no habría motivos para ocultarlos, porque, para cuando eso por fin fuera una realidad, los ilios serían los soberanos absolutos e incuestionables del planeta. Hasta entonces, deberían armarse de paciencia, confiando las masas ilias en que sus dioses, los componentes de la Trinidad Benigna, al final los recompensarían y los líderes (enemigos estos, en el fondo, hasta de su propia especie) en que sus fraudes monumentales servirían para aquel plan de dominación.

_Todo esto es muy confuso, al menos para mí y aún con las anotaciones que estuve haciendo - reconoció Eduardo, con unas cuantas páginas en las que consignara esa información, bajo el rótulo "evolución por inducción". Por causa de la velocidad con que estuvo escribiendo y la nada esmerada caligráfico, pareció revivir por un instante su época de universitario -. Si por lo menos tuviera fechas, eso me daría una línea de tiempo. Algo más acertado. Escuché con atención todo lo que estuvimos hablando desde que empezó la reunión, pero de a ratos me voy confundiendo.
_Lo mismo que yo - coincidió su colega de la Casa de la Magia -. Y eso sin contar que recién nos estamos enterando de todo esto. No es algo que podamos leer en una biblioteca, por ejemplo. Y si a todo eso le sumamos los secretos de los ilios que se descubrieron hace unos días, esa confusión se vuelve mayor. Y esto, por nombrar algo, me va a mantener ocupado - señaló con la vista la magia desarrollada por los enemigos de las hadas, la cual les permitió acelerar la evolución -. Voy a hacer todo lo que pueda, va en eso mí palabra.
En los archivos de la Casa de la Magia había registros muy detallados y completos que contenían toda la información acerca de cada una de las invenciones de los seres feéricos a este respecto (artes mágicas), pero esta no era una obra de aquellos. Habiendo sido desarrollada por los ilios y mantenida bajo el más estricto secreto desde el mismo instante de su concepción,  Kevin y su equipo de expertos tendrían mucho trabajo por delante.  Esta tarea consistiría en clasificar ese hechizo, o lo que fuera, y averiguar todo cuanto pudieran y fuera necesario sobre el, como cuáles materiales se usaban y en qué cantidades.
_A lo mejor no va a ser necesario - intentó tranquilizarlo la reina Lili, apartando las carpetas con la información acerca de las razas originales. Muy pronto, en la mesa quedó solo lo concerniente a esta evolución por inducción, incluidos los reportes sobre los interrogatorios de Elías -. Tal vez la solución esté en estas páginas.
_Ojalá., deseó Lidia, con las palmas apoyadas sobre el mentón.
Los adultos advirtieron que esa postura no obedecía al sueño ni al cansancio en la Cuidadora del Vinhuiga (que si los tenía), sino a lo que estaba sintiendo desde su expedición al Oi-Kal y la marca que había establecido (lo que hiciera) aquella jornada: desde los últimos días de la Guerra de los Veintiocho ningún hada había matado a un ilio, que se supiera al menos, y la nena híbrida de diez años había borrado del mapa alrededor de quinientos en cuestión de segundos, al descubrirse como una Selecta, y creyendo que sus colegas podrían resultar heridos de gravedad. Aunque trabajaba duro para procesarlo y superarlo, ella misma creía, tanto como sus padres y el equipo de profesionales que le estaba ayudando en esa tarea, la Cuidadora, demostrando su madurez y un pensamiento acorde a esa condición, sabía que podrían pasar años hasta que se recuperará completamente.  Definitivamente serían muchos, y eso sin considerar el que tuviera que encontrarse, en esta nueva guerra, en la línea del frente en forma casi constante.
_Está, lo se - dijo Qumi -, solo tenemos que leer esto. Y si estoy en lo correcto, lo teórico, y solo esto, vamos a entenderlo sin mayores dificultades.
_Por un primer mágico que es común a todas las especies, no solo la nuestra - añadió Marina -. Siempre que se crea un hechizo, una poción o lo que fuere, irremediablemente se crea una contramedida; y esta, sin dudas, tiene que estar en estas quince páginas, los documentos acerca de las siete razas originales y los interrogatorios del rey Elías.
 El fauno, cruzado de brazos, sonrió.
_Adelante, es su momento., dijo a los Cuidadores.
Eduardo, Kevin, Lidia, Marina y Qumi se miraron entre sí.
_Ellos y yo tenemos confianza en que van a poder resolver este misterio - los alentó la reina de Mibiroq, aportando también una sonrisa -. En otras circunstancias, y esto es necesario repetirlo, considerando la situación, les diría que tienen todo el tiempo que haga falta, pero desafortunadamente este no es el caso.
_Una cosa más - indicó Lili -. Nosotros tres encontramos la respuesta en menos de una hora, pero necesitamos que la hallen ustedes sin más ayuda que la que se puedan proporcionar unos a otros. Cuando lo consigan, todos van a entender por qué quisimos que estén acá, en este recinto, aislados del exterior.
_Porque, sea lo que sea, nos va a tocar a nosotros llevarlo de la teoría a la práctica., advirtió Eduardo.
_Quizás seamos los únicos calificados, a causa de nuestros poderes y habilidades., tradujo Kevin las palabras del Cuidador del Vinhäe.
_No nos asusta lo que vayamos a descubrir. Es una parte de nuestras responsabilidades como Cuidadores., aportó Marina.
_Y vamos a hacer todo lo que se espera de nosotros, van a estar orgullosos., dijo Qumi.
_Menos de una hora, dijeron?. Apuesto a que podemos hacerlo en la mitad de ese tiempo - arriesgó Lidia -. Se que no es el momento para decir cosas así, pero mí mamá y mí papá dijeron que el humor sirve para contrarrestar los malos pensamientos y la tristeza. Y este es el caso.
_Kuza y Lara acertaron con eso - apreció Lili, que convalidó las palabras de la híbrida haciendo, en efecto, una apuesta -. Si lo resuelven en media hora o menos, vamos a hablar acerca de algún premio. Pero ahora, por favor, les pido que se pongan a trabajar.
"Considérenlo hecho", prometieron los cinco Cuidadores al unísono, acercándose unos a otros y reuniendo frente a si todo el material bibliográfico que había sobre la mesa.

Apiñados en un extremo de la mesa, los Cuidadores leían las páginas a diferentes velocidades, mientras tomaban notas y apuntes, sin dejar de estar conscientes de que el fauno y ambas reinas los observaban, confiados en que descubrirían la respuesta. Se suponía que debían hallar una forma de contrarrestar la evolución por inducción creada por los ilios, la cual fuera un "arma" para ellos, algo que les fuera útil para volver realidad su ambición máxima del dominio absoluto. Pero, al mismo tiempo, no podían evitar pensar en qué pasaría con esos seres no bien la hallaran y aplicaran. No conocían las representaciones positivas ni las negativas en lo físico y lo biológico, ni en qué manera ayudaría esa contramedida, si lo hacía, a las hadas y otros seres elementales, ni tampoco cuanto tiempo demandaría a ellos, los Cuidadores, llevar aquello de la teoría a la práctica. Esos eran apenas algunos de los planteos que daban una vuelta atrás de otra en la mente de los adultos y la nena híbrida, quienes veían con desilusión como sus intentos terminaban descartados al no tener los resultados que esperaban. Probaron uniendo las primeras o las últimas letras de cada palabra, oración o párrafo, a una de estas en particular por su antónimo, cambiando una letra por otra en determinadas palabras, intentaron hallar coincidencias, enfatizando ideas particulares, en detrimento de otras,  recurrieron varias veces a la sinonimia y la antonimia, a sus limitados conocimientos en la historia de los ilios - lo "limitado" se debía a que esos seres no eran amigos de compartir ni exteriorizar lo que pasara en su sociedad -, y cuando quisieron acordar, cada uno tenía ya una buena cantidad de anotaciones inservibles en numerosas páginas. Entendieron que eso era una prueba para ellos, para conocer hasta qué punto hubieron de desarrollar sus capacidades intelectuales, lo único de los cinco Cuidadores que rara vez había sido necesario poner a prueba, porque casi nunca requirieron Qumi, Marina, Lidia, Kevin y Eduardo de su intelecto para resolver tal o cual problema, al menos no como ahora, en que lo que estaba en juego podía ser, de esto no quedaban dudas, nada más ni nada menos que el destino del mundo y el de cada una de las especies de los cuatro reinos (animal, fungi, vegetal y elemental), porque las hadas estaban absolutamente convencidas de que los ilios destruirían, en el caso de que fueran los vencedores de esta confrontación armada, todo lo que no creyeran útil para su sociedad. Fue recién cuando asumieron que la criptografía no era su fuerte que apareció frente a ellos una esperanza, cuando el Cuidador del Vinhäe descubriera, involuntariamente, una posible pista, apoyando la mano derecha sobre una de las páginas de la carpeta, perteneciente a la etnia Eri, aquella proveniente de Alba, a la vez que en su mente aparecía nuevamente eso de las piezas del rompecabezas. Así se lo hizo saber a sus colegas, advirtiendo como se volvía acreedor de nuevas sonrisas y felicitaciones por parte del trío de espectadores, que, observando, advirtieron que los Cuidadores habían podido superar el lapso que al fauno y las reinas les demandara resolver el misterio, aunque resultó evidente que las hadas y la híbrida ni pensaron en eso estando con tal concentración en esta tarea; tal cual lo dijera Lidia, había sido una cuota de humor y nada más. "Una solución dividida en siete partes" - anunció Kevin, en voz alta, dirigiendo las palabras tanto a sus colegas como a los funcionarios -, "cada una tan importante como las otras". "Hay que encontrarlas a todas para tener las respuestas", apuntó Eduardo, trazando líneas en una página, buscando que no quedaran cabos sueltos. "Un mensaje compuesto por siete partes, en un pergamino, y esos fragmentos protegidos por el acero mágico", añadió Lidia. "Un solo fragmento no sirve, la única manera es tenerlos a todos y unirlos", advirtió Marina, especulando acerca de la ubicación de los fragmentos, a lo que Qumi, con una sonrisa irónica, dijo "Nada mejor para distenderse que estas excursiones a los templos antiguos de los ilios".  Porque allí era a donde los Cuidadores debían ir, esas instalaciones que se construyeran bajo tierra para preservarlas junto con todos sus secretos. Los Cuidadores estudiaron el descubrimiento y concluyeron que los mejores lugares para conservar ese vital secreto eran, justamente, los templos erigidos en el oeste-noroeste centrálico en homenaje a las especies originales (Oi, Eri, Mel, Bol, Yau, Nem y Aig), por referirse estas a aquella magia que acelerara artificialmente la evolución en los ilios. Oi-Kal, en Insulandia; Eri-Kal, en Uzekû; Mel-Kal, a pasos de la frontera entre los reinos de Ucêm y Sacåro; Bol-Kal, en el reino de Sâmqei; Yau-Kal, en Nimhu; Nem-Kal en Mubge; y el Aig-Kal, cerca de otra frontera, la que compartían los reinos de Sqibam y Ribeobe. Los Cuidadores, el fauno y ambas soberanas, sin dejar de alegrarse porque hubieran hallado las respuestas en menos de una hora, tal cual lo prometiera el quinteto, intercambiaron miradas y expresiones que indicaron claramente un nuevo, aunque no inesperado, punto en contra: si estos templos estuvieron tan fuertemente protegidos antes de la primera expedición al Oi-Kal el miércoles siete de Enero / Baui número siete, ahora esas defensas no serían de menos del doble de eficaces, fuertes y, eventualmente, letales. "Eso no nos asusta", declaró el Cuidador del Vinhäe, tan dispuesto como cualquiera de sus colegas a hacer frente a estos nuevos y más exigentes retos, aceptando que eran los únicos con chances. Hallaron una dificultad en el hecho de no saber en qué lugar estarían exactamente los fragmentos, ya que los recipientes de acero mágico que los contenían no poseían ninguna característica particular que los delatara, pues ya habían visto algo así, cuando recuperaran el manifiesto. Y otras dos que no hicieron más que opacar la alegría que sintieran, cuando la reina de Insulandia hizo pública su teoría nada alentadora ni positiva, sobre que los ilios incrementarían exponencialmente la furia, violencia, ferocidad y letalidad en sus ataques no bien se hubieran enterado de lo que los Cuidadores pensaban hacer. "Si ya están atacando con todo lo que tienen...", lamentó Lili, a la vez que su colega de Mibiroq y el líder de la Mancomunidad Elemental reparaban en el otro punto en contra, que se desprendía del anterior, y era el tiempo, el lapso de que dispondrían Lidia, Marina, Qumi, Eduardo y Kevin para encontrar las piezas, reunirlas, componer el pergamino, leerlo y saber así cuál sería el siguiente paso. Nuevamente, los Cuidadores advirtieron que el tiempo era un problema: tendrían que viajar a los templos, recuperar los fragmentos y reunirlos en un plazo tan breve como les fuera posible. "No esperen que nuestra presencia en ellos pase inadvertida", lamentó Lidia, sabiendo lo que habría de esperarles, porque los ilios ya tenían una vigilancia extrema en los templos antiguos, verían acercarse a los Cuidadores desde cualquier dirección y habría monstruos formando parte de los equipos de seguridad, posiblemente aquellos que aún no habían sido vistos en acción, que por ser particularmente fuertes y poderosos hubieran sido puestos a defender estos y otros lugares que para los ilios revistieran importancia histórica, cultural y, consideradas las circunstancias, militar. Pensaron en que si por lo menos estuviera con ellos el Cuidador o la Cuidadora de la MabDe, y tuvieran por tanto ese poder tan descomunal del que tanto se había hablado y se hablaba, sus chances de éxito serían definitivamente superiores, cuando no totales.

_Si estuviéramos los seis nos podríamos dividir en tres grupos, y con eso ahorraríamos tiempo. Una mayor cobertura.,   imaginó Eduardo, observando como la reina Salomé iba guardando nuevamente la información en el cilindro.
La reunión estaba terminando.
_Nl sé si vaya a ser visto como una broma o no - empezó a plantear Kevin -, pero creo que con respecto a eso lo mejor que puede hacerse, o lo único, es hacer un llamamiento a escala planetaria de todas y cada una de las hadas que tengan como atributo a la luz, el rayo y cosas como esas, sin importar el sexo ni la edad. Que se presenten inmediatamente y sin pérdida de tiempo en la oficina de dirección de la MabDe. Si hay suerte, una de ellas va a ser la elegida de Musebqar.
Musebqar había sido la última Cuidadora de la Casa de la Luz, y había tenido un exitoso y próspero período de doscientos cuatro años, , entre ocho mil noventa y cuatro y nueve mil ciento noventa y ocho, en dicho lugar grandioso. Desde entonces, incontables hadas habían pasado, sin éxito, por la oficina, no buscando ningún beneficio personal, sino la gloria colectiva, porque si lograban que ese lugar grandioso, al igual que los otros, tuvieran a esa máxima figura de autoridad, y por ende un segundo o segunda al mando, se estaría recuperando una parte de la gloria de otras épocas. La Casa de la Magia, el Vinhäe, el Vinhuiga, el Tep-Wo y el JuSe ya lo habían logrado (por eso Kevin, Eduardo, Lidia, Marina y Qumi eran personas tan queridas en la sociedad) y ahora restaban, entre otros lugares grandiosos, la MabDe, el único sin ese par de figuras dedicado a uno de los elementos componentes de la naturaleza: el agua, el fuego, el aire, la tierra y la luz.
_Es una buena idea, pero difícil de llevar a la práctica - opinó Lili, que parecía estar considerándola, dadas estas circunstancias tan especiales y apremiantes -... el tiempo y la organización, por ejemplo... salvo que tengamos la inmensa suerte de que aparezca de pronto... no sé cuánto demandaría que cientos de miles de hadas desfilen una atrás de otra por la dirección de la MabDe.
Los presentes allí esbozaron una sonrisa al visualizar ese momento en su mente. Una fila de varios kilómetros, esos cientos de miles de individuos de ambos sexos aguardando su momento y permaneciendo frente a la oficina.
_Cuándo se supone que empecemos esta tarea? - quiso saber la Cuidadora del Tep-Wo, que acto seguido pidió -. Me gustaría empezar por el Oi-Kal, es un lugar que los cinco conocemos, y eso nos va a ayudar. Vamos a tener una idea más clara de lo que nos espera en los otros templos.
_Yo estoy de acuerdo con eso - coincidió Qumi, recordando el instante en que ella, Eduardo y Lidia recuperaran el manifiesto, mientras Kevin y Marina, en la superficie, repelían a los ilios que buscaban salvaguardar sus secretos -. Algo es seguro. No vamos a encontrar cada fragmento en unos pocos segundos.
_Yo pido que primero estudiemos las defensas externas e internas de los templos - quiso la nena híbrida, recordando su experiencia en el Oi-Kal, como ella usara las habilidades transmitidas por Kuza, su padre, para localizar las trampas caza bobos -, de esa manera vamos a tener una ventaja.
En esos planteos se concentraron durante los últimos cuarenta minutos de la reunión (un silbido agudo le había indicado a los Cuidadores del Vinhuiga y el Vinhäe que debían ser las siete y media de la mañana en el reino de Insulandia; Lara e Isabel de seguro estaban ya asumiendo sus responsabilidades en el liderazgo interino, sin dejar de preocuparse por lo que pudieran estar haciendo Lidia y Eduardo quien sabe dónde), tras los cuales los Cuidadores efectuaron un convenio de sangre, mediante el que se comprometieron a hacer todo cuanto estuviera dentro de sus posibilidades y capacidades, y más aún, porque esta misión, tan arriesgada como compleja, resultara exitosa. "Vamos a triunfar!", exclamaron en simultáneo, a la vez que levantaban las copas e ingerían el contenido. "Tiene validez así, cierto?", preguntó la híbrida después de dejar la copa sobre la mesa, porque los adultos no habían consentido que bebiera alcohol, ni siquiera para algo tan importante como este juramento. "Si, la tiene" - la tranquilizó el fauno, que había estado observando la escena -, "siempre que haya una determinada cantidad de sangre es válida". Previo al ritual, los Cuidadores, la reina Lili y los dirigentes del CSP y la ME acordaron que esta misión, extrema por donde se la mirara, no se llevaría a cabo de un día para otro. Aunque les continuara sonando descabellada en parte, seguirían la idea de Kevin, sobre la convocatoria en masa de las hadas para que se presentaran en la MabDe cuanto antes, una tarea en la que invertirían todos los recursos y el tiempo que hicieran falta, y, en simultáneo a eso, enviarían destacamentos armados a explorar los alrededores de los templos antiguos, comprobando así cuantos ilios y cuántos de sus monstruos estaban allí para vigilarlos, y estudiar las otras defensas y su ubicación específica. Con esa información a su disposición, los Cuidadores, eventualmente entre estos el de la MabDe, trazarían su plan de acción y lo estudiarían a fondo. Decidieron que si no aparecía esta hada faltante, marcharían todos juntos templo por templo hasta reunir los fragmentos y armar el pergamino, aunque eso les demandaría más tiempo, una falta que compensarían con el enorme poder e iguales destrezas resultantes de estar juntos y trabajar como el equipo que eran. Si esta nueva hada aparecía antes de que estuvieran de vuelta los exploradores, en cambio, formarían tres grupos, cada uno de estos se ocuparía de dos templos - cuando tuvieran estudiado a fondo el plan de acción, "sortearían cuáles templos para cada dúo -, confluyendo al final en el séptimo, del que dedujeron que sería el más difícil y mejor protegido, porque los ilios ya estarían al corriente y conocerían todos los detalles acerca de cuanto ocurriera en la otra media docena de templos. "Tal vez no, si nos apuramos y no perdemos un segundo", se esperanzó Eduardo, recuperando su bastón, lo mismo que hicieran sus colegas, y preparándose para salir. Ahora, los cinco volverían a los lugares grandiosos para empezar sus obligaciones ya de por si exigentes, atentos y dispuestos a hacer lo mismo que en los últimos días: su trabajo. "Nuestro esfuerzo en esta guerra", tradujo el artesano-escultor, todavía impresionado por los eventos ocurridos en el lugar grandioso a su mando: los monstruos que intentaron llegar a la costa y fueron destruidos por las defensas externas. Los demás compartieron con el esa preocupación. Si los ilios - aseveraron - fueron capaces de orquestar un ataque contra uno de los lugares más recónditos, aislados y mejor protegidos del mundo, eso significaba que bien podrían llegar a cualquier otro lugar... "Como este edificio?", llamó Eduardo, a lo que la reina de Mibiroq le contestó que si. "No nos hubiéramos enterado estando en ese recinto", agregó, explicándole que tal espacio había sido diseñado y construido de manera que proporcionara un complejo aislamiento a quienes estuvieran dentro. "Ni siquiera mí técnica de la comunicación mental funcionó en tanto estuve allí", dijo Lili, y eso causó alarma en los Cuidadores, los que tenían en la soberana insular una excelente fuente de información gracias a esa habilidad. Ahora, fuera del recinto, la situación era otra, y al conocerla no pudieron menos que intranquilizarse, porque escucharon pasos acelerados por los cortes, voces elevadas, gritos y llamadas de auxilio. "Lo dicho, cualquier otro lugar", lamentó el fauno, y tanto el como las dos reinas y los Cuidadores emprendieron raudos la carrera hacia el frente del edificio del CSP, pues, al parecer, allí se estaba librando una batalla. De pronto, las voces y gritos cambiaron su tono, pasando de la alarma a algo parecido al júbilo, lo que indicó al grupo que la confrontación había terminado y los seres feéricos obtenido el triunfo. "Igual apuremos el paso" - insistió la reina Salomé, y apeló -, pero precavidos y listos, por las dudas".

En efecto, la batalla había terminado.
Pero vieron un panorama distinto al que imaginaron.

Una cincuentena de individuos de la raza feérica, apenas unos pocos heridos, estaban ocupados en una tarea poco agradable, la de reunir los cuerpos sin vida de cuatro centenas de ilios de la clase guerrera que habían lanzado un ataque contra el edificio, uno de los dos más importantes para la política internacional. En el suelo iban quedando sus armas, tanto las tradicionales como las nuevas. En el frente del edificio casi no había señales de lucha, lo que indicaba que los agresores fueron derrotados y eliminados antes de que pudieran causar daños mayores. Más desconcertante era el hecho de ver esos escombros dispersos en el suelo, tal vez a unos cincuenta metros, que indicaban que los uc-nuqt también intentaron llegar hasta el edificio.
_Qué pasó acá?., reaccionó la reina Lili con tono de asombro.
Al verla allí, y a Salomé y el líder de la Mancomunidad Elemental, los guardias abandonaron sus tareas y adoptaron la posición de firmes.
_Un intento que no fue y salió para mal, solo dos ilios sobrevivieron y escaparon, y ya salieron a perseguirlos - explicó uno de ellos, que llevaba la mano izquierda envuelta en vendas -. Se deben haber tele transportado, porque recién los vimos cuando estuvieron a menos de cien metros, o a cien cuando mucho. Creímos que estuvimos perdidos, porque además habían traído esos monstruos.
_Y ustedes los vencieron a todos?., se interesó la reina Salomé.
Los Cuidadores, bastones en mano, remontaron el vuelo a diferentes alturas y se ubicaron estratégicamente en los alrededores del edificio, temiendo que hubiera otro ataque. Lo mismo hizo una veintena de hadas guardianas, ballestas y arcos en mano.
_Nosotros casi no participamos en la batalla, nos limitamos a defender el edificio - dijo otro guardia -. Alguien más eliminó a los ilios y destruyó a los monstruos, el mismo individuo que salió en persecución de los individuos.
Les explicó que una sola hada había aparecido de la nada, acabando uno por uno con los uc-nuqt en menos de treinta segundos, atacándolos con una destreza y velocidad de vértigo desde el aire. Tan fulminante y sorpresivo había sido el ataque que, para cuando los ilios se dieron cuenta de lo que estaba pasando, ya era tarde y ellos también empezaron a caer, incapaces de poder reaccionar e indefensos ante semejante fuerza. La misma hada quiso luego perseguir y capturar al par que se había dado a la fuga, lo cual había pasado hacía menos de un minuto. Los testigos informaron que se había tratado de un Selecto que tenía el don o atributo del rayo, había aparecido de la nada manifestándose justo delante de los atacantes – “Hagan de cuenta que la electricidad adquirió una forma corpórea”, pidió el informante – y barriéndolos, como dijera, sin esfuerzos. “Pensamos que puede ser el Cuidador de la MabDe”, agregó otro de los testigos, diciendo que alrededor de cinco minutos antes de que se avistara a los invasores, los ilios y sus monstruos, el símbolo de la luz había aparecido en el cielo en un tono claro de rojo, el del aura de Musebqar, la última Cuidadora. “¡Son excelentes noticias!”, se alegró la reina Lili. “Y pésimas para los ilios”, aportó su colega de Mibiroq.
_¡Allí viene!., alertó el líder de la ME, señalando hacia arriba.
En efecto, la figura estuvo pronto posada sobre la superficie, con esos rapidísimos movimientos que sorprendieron a los presentes, algo propio, una de sus habilidades distintivas, de las hadas con este atributo. Traía consigo a los ilios fugitivos, por lo que los testigos dedujeron que debían de ser importantes para la cadena de mando de su especie. Así lo creyeron especialmente los Cuidadores, porque advirtieron que aquella persona no los hubiera dejado vivir de no haber estado convencida de que revestían alguna importancia. Y también reconocieron quien era este Selecto, era un hombre, precisamente por aquello, y porque aun habiendo intentado modificar su voz no logró ocultar su identidad.
_Y eso no es todo., dijo Zümsar, recuperando su forma habitual y enseñando a la multitud, mientras cuatro guardias se llevaban a los ilios, el bastón que le cediera Musebqar.

La primera pregunta, indudablemente, fue cómo lo había descubierto, a lo que Zümsar contestó dando un relato pormenorizado sobre lo ocurrido, en tanto el y el grupo que hasta hacía unos momentos estuvo reunido en el recinto volvía a este (para contarle al nuevo Cuidador todo aquello de lo que hablaran). El e Iris habían retomado esta nueva e igual de irrenunciable tarea luego de un alto justificado, porque si había algo que los dos tenían como definitivamente más importante y absolutamente prioritario era Mïzuk, su hijo, y alguien les había informado que este estaba empezando a evidenciar los primeros síntomas de fiebre, algo frecuente en Insulandia dadas sus temperaturas elevadas constantes. “Vamos a estar de vuelta al mediodía”, prometieron ambos padres a los médicos, y habiéndose asegurado de que su hijo recibiera la mejor atención, en las últimas horas de ayer, y se dirigieron, sin dejar a un lado la preocupación, y lo único que los hizo dudar de si continuar con su parte en la nueva guerra – ni los ilios i sus monstruos tuvieron al momento oportunidad contra estos dos oponentes –, pero hicieron uno a otro la promesa de volver a Plaza Central no bien hubieran terminado esta tarea, la de interceptar a una horda ilia que, habiendo partido desde algún punto en el reino insular, se las había ingeniado para entrar en el reino vecino de Nimhu sin ser detectados por los guardias en la frontera. Se habían tele transportado, y fue esta la misma técnica que usaran para quedar a tan solo cincuenta kilómetros de la MabDe. Iris y Zúmsar llegaron antes, deduciendo que los ilios irían allí, porque si se habían arriesgado de semejante manera al cruzar la frontera era porque querrían lanzarse contra un objetivo vital e importante para sus enemigos, en especial las hadas. El lugar grandioso era el más cercano, y también los ilios, pues las aldeas de estos seres en Nimhu más próximas estaban al triple de distancia que aquel punto desde el que partiera la horda. “¡Ahora!”, exclamó Iris, y tanto ella como su marido lanzaron una tras otra las descargas de energía, rayos turquesa y verde oliva, y los atacantes ilios advirtieron que estaban ante su peor pesadilla. En el fragor de la batalla, varios de ellos aceleraron el paso y, junto a los monstruos que fueron creando, alcanzaron el perímetro exterior de la MabDe, y al hacerlo, los defensores, no menos de una centena de guardias nimhuit, se unieron a la lucha, armados hasta los dientes y usando algunos sus propias descargas. Pero los ilios eran muchos y se dividieron en numerosos grupos cuyos componentes oscilaron entre seis y once, a excepción de dos de ellos, de estos formado uno por veinticinco individuos y el otro por treinta, que se propusieron llegar hasta la dirección desde dos caminos diferentes, apoyado cada grupo pos las tres clases de monstruos. “¡Voy tras ellos!”, anunció Zümsar, remontando el vuelo y teniendo desde las alturas una visión más amplia de hasta donde se habían extendido los invasores. Alcanzó a uno de los grupos numerosos y lo  atacó con una rapidez fenomenal, centrando sus ataques en los monstruos, pues sin dudas estos representaban la mayor de las amenazas (la otra eran los propios ilios), aunque quizás poco pudieran hacer, porque las estructuras de este lugar grandioso tenían las mismas características y cualidades que las de los demás, lo que las volvía prácticamente invulnerables, eso estaba quedando de manifiesto con los ataques de los monstruos e ilios que no acertaban en el blanco, o bien que Zümsar los frenaba con una o ambas manos y los llevaba hacia las estructuras, sabiendo que de lo contrario habría destrozos en la MabDe. Los atacantes vieron en ello una oportunidad, la de sobre exigir y llevar a este oponente al cansancio extremo al tener que frenar los ataques, y no la desaprovecharon.
El hada del rayo, sin dejar de ver como otros de sus congéneres, entre estos su compañera, se enfrentaban a la misma situación, hizo hasta lo imposible por impedir que cualquiera de los monstruos o ilios se acercara a la estructura principal – cuatro pisos con once oficinas, entre estas la dirección, sobre media decena de columnas de veinticinco metros de alto –, no olvidando que el otro grupo numeroso estaba a pocos pasos. Atacando primero a los monstruos, logró destruir a varios, estando transformado, en el cocodrilo rey primero y con la forma combinada después y entre tanta confusión fueron apareciendo los componentes del otro grupo, que se abrieron camino violentamente, derribando árboles y barriendo obstáculos. Zümsar pronto encontró las debilidades y en base a eso fue lanzando las descargas (energía eléctrica, los ilios no tenían defensas contra eso, ni tampoco la mayoría de los monstruos), deteniendo su avance y logrando que se concentraran en el en lugar de hacerlo en la estructura principal la cual era su objetivo. “Por fin un reto que vale la pena”, dijo, convencido que no radicaban en la dificultad ni peligro en la fuerza de los enemigos, sino en su número, y debían ser al menos cincuenta contra uno. Sin dudas, los mint-hu representaban la fuerza superior entre los atacantes, por sus cualidades, su instinto de conservación y la semi inteligencia, con la cual estudiaban y se concentraban en lo mismo que el hada del rayo, buscar el punto débil de su oponente. Pero Zümsar parecía no tenerlos, ya fuera por su descomunal altura, de alrededor de cinco veces mayor a la de los monstruos y diez con respecto a los ilios, lo gruesas que eran sus escamas, la resistencia al daño o el don del rayo, al marido de Iris no le insumió mucho tiempo ni grandes esfuerzos destruir a los monstruos y lograr con eso que los ilios, los que sobrevivieron a la embestida, menos de la mitad, se batieran en retirada, aterrorizados, serpenteando entre los árboles y arbustos. “Cobardes”, concluyó el hada, transformándose nuevamente en un hombre, recolectando los guantes, una de las armas nuevas, que usaran algunos de los ilios, y con las que intentaran absorber sus poderes. No habían tenido suerte, porque con las escamas era eran increíblemente duras y, además, los ilios estuvieron aterrados como para arriesgarse a posar sus manos en este poderoso oponente (los que lo hicieron no vivieron para contarlo), que hizo que la valentía, euforia y ánimos se esfumaran tan rápido. Decidido a unirse a los defensores, quienes aun libraban las batallas en una treintena de locaciones en la Casa de la Luz, había desplegado sus alas en preparación para el vuelo, viendo cual era el foco más próximo, cuando reparó en que esos cinco ilios que habían permanecido ocultos, a la espera de tener una oportunidad como esta: aprovechar que Zümsar estuviera distraído, celebrando en su mente el triunfo contra más de cincuenta enemigos, para colarse en la escalera caracol que había entre las columnas sobre las que estaba la dirección de la MabDe y otras oficinas administrativas. “Grave error”, dijo en voz alta el marido de Iris, corriendo velozmente a la estructura, asestando un golpe letal al ilio que tuvo más próximo, el cual murió electrizado antes de dar contra el suelo. Al final, apenas uno de los invasores estuvo frente a la puerta de acceso a la dirección, golpeándola inútilmente con un bastón, otra de las armas nuevas. “¿Vas a algún lado?”, llamó Zümsar al alcanzarlo, a lo que el ilio, sabiéndose perdido, intentó un último y desesperado movimiento, que consistió en golpear al hada con ese mismo bastón, pero su oponente fue más rápido, y, apoyando una de sus manos en la puerta, para no perder el equilibrio, asestó el golpe fatal. “Ahí está tu merecido”, le dijo en ese instante, y en tanto se disponía a tomar el cuerpo, porque no pensaba dejarlo allí (iba a arrojarlo al suelo desde casi veinticinco metros), sintió como la energía de Musebqar empezaba a llamarlo.

_lo que siguió no fue diferente a lo que vivieron ustedes cinco., dijo el nuevo y flamante Cuidador de la MabDe, habiendo llegado ya al recinto.
Efectivamente, Eduardo, Kevin, Lidia, Marina y Qumi estuvieron frente a situaciones prácticamente idénticas al haber entrado a las oficinas de los lugares grandiosos y encontrar los remanentes de Biqeok, Rorha, Seuju, ZXak´lu y Qïma. Zümsar les describió como la última Cuidadora de la MabDe le hubo de explicar os motivos por los que lo eligiera, los mismos por los que el otro quinteto eligiera a sus sucesores – solvencia moral compromiso, decencia, honor… – y acto seguido le hizo entrega de los dos tributos de mando que distinguirían al arqueólogo urbano de ahora en más, el bastón y la cinta con el emblema, el cual, al sostenerlo el “heredero” de Musebqar, cambió y se transformó en el del rayo. La antigua Cuidadora le explicó algo que de todas formas el nuevo ya conocía, que el cambio se producía cuando llegaba un hada con otro atributo siempre dentro del elemento principal (agua, aire, fuego, luz y tierra), como era el caso del rayo con respecto a la luz, y, con una última reverencia y el cordial saludo de despedida, dio por terminada la conversación, se transformó nuevamente en esa diminuta esfera de energía y emprendió el viaje final a una velocidad de vértigo desde una de las ventanas, ascendiendo y transformándose en el símbolo de la luz al llegar a cierta altura.
_¿Puede pasar eso?., se extrañó el Cuidador del Templo de Agua, refiriéndose a los dones de su amigo y la antecesora de este.
Se preguntó como hubieran sido las cosas si al Templo del Agua llegase un individuo con el don del hielo o el de la nieve, dos de los “componentes” del elemento agua.
_Si, aunque no es frecuente – aseguró la reina Lili, en tanto ellos y los demás ocupaban otra vez los sofás, en el recinto. Había que explicarle a Zümsar, con detalles, los descubrimientos y el proyecto para recuperar los fragmentos, ocultos en los templos ilios antiguos, y con eso derrotar definitivamente a sus eternos e históricos enemigos – Creo que hubo veinticinco casos desde el Primer Encuentro, contando también este.
La peor pesadilla de los seres de Iluia, el peor escenario posible, era una realidad. Allí estaba la media docena de Cuidadores, tres mujeres y tres hombres, intercambiando los recuerdos de las primeras impresiones y opinando acerca de ellas. Sin dudas, los seis estaban listos para cada uno de los nuevos enfrentamientos y desafíos que se avecinaban. Incluido este, el cual ya se disponían a tratar nuevamente.
_Quizás sea lo único contra lo que ellos no tienen ninguna defensa, ni siquiera con los monstruos ni sus armas nuevas – apostó la reina Lili, mientras su colega volvía a dejar sobre la mesa los documentos e informes. Esta vez, creían ambas y el fauno, no demorarían mucho, pues era una sola la persona que debería adquirir este conocimiento – Ahora que ustedes están juntos son sin dudas la fuerza más poderosa que existe, además de que tampoco las hay acerca del porvenir. Los únicos que tienen posibilidades de realizar esta misión, completarla y vivir para contarlo.
_Cuenten conmigo, si es para derrotar a los ilios- fue el ofrecimiento del flamante Cuidador de la MabDe, completamente voluntario –-. ¿De qué se trata la misión?.
_¿Te gustaría hacer una expedición por los siete templos antiguos de los ilios en este continente?., le preguntó el líder de la Mancomunidad Elemental.
Con ese planteo, el trió de funcionarios y los Cuidadores empezaron a explicarle a Zümsar todo aquello de lo que estuvieron halando y estudiando. Los extractos de la historia antigua, que involucraban particularmente a las hadas y los ilios, los secretos que se develaran en parte con el resultado de los interrogatorios del rey Elías y en parte con los documentos recuperados en la Casa de la Luz – interpretaron que por eso los ilios quisieron atacar ese lugar grandioso – la evolución por inducción, el control total de los líderes desea raza sobre su pueblo y en toda Iluria, la confusión al no tener fechas más precisas, el pergamino dividido en siete partes, los templos erigidos en homenaje a las especies originales, las tareas previas para tantear las defensas, la convocatoria masiva que ya no sería necesaria, la forma en que los Cuidadores se repartirían las tareas, el convenio de sangre que hicieran ellos y la salida del recinto, tras lo cual se encontraron con ese panorama, en el que un individuo feérico por entonces desconocido había impedido un ataque sin ayuda ni esfuerzos superiores . Para cuando las explicaciones concluyeron y el nuevo Cuidador terminara de descubrir el mensaje (en menos tiempo que los demás), había una pequeña alarma anunciado la llegada de una nueva hora. “Las dos de la tarde en Insulandia” advirtió Eduardo, convencido de que Isabel debía estar comiéndose las uñas y con los nervios de punta. Lara debía estar atravesando una situación idéntica y sin dudas también Cristal, en la Casa de la Magia, y los familiares de Marina y Qumi en sus respectivos países. Los funcionarios lo advirtieron, por lo que la reina insular dijo:
_Vuelvan con ellos, eso es muy importante. Y algo más. Cuando les vayan a contar lo que halamos acá… bueno, son dos cosas – quiso aclarar – Primero, sean suaves. No digo que les tienen que mentir ni ocultar una parte de la información, sino que procuren no asustarlos, a ninguno. Y segundo, asegúrense de que por el momento lo sepan únicamente sus familiares. No digo que los demás no sean de confianza, pero son los únicos lo bastante cercanos como para contarles esta tarea tan peligrosa que van a hacer.
_Eso se debe a que siempre existe la posibilidad de que los ilios se enteren de todo esto – complementó el líder de la ME –. Aun con todas las medidas de seguridad que tomamos y estamos tomando, siempre es viable la idea de que uno o más de ellos las puedan burlar. Estamos trabajando en eso, como en alguna forma de neutralizar su técnica de camuflaje, pero nos va a llevar tiempo.
_Suponemos que los informes van a estar listos en una semana – les informó nuevamente la reina Salomé –. A más tardar el décimo octavo  día de este mes los exploradores van a estar de vuelta, espero que todos, y van a contarnos como son las defensas en los templos antiguos. Hasta que eso pase, dividan las responsabilidades que tienen entre defender los lugares grandiosos y repasar todo lo que estuvimos halando en este lugar – miró al nuevo Cuidador y agregó –. En tu caso, además, ponerte al día con tus nuevas obligaciones, conocer la situación actual de la MabDe, hallar un segundo o segunda al mando y prestar ambos el juramento.
_Hecho – se comprometió Zümsar, quien tendría, en efecto, muchas más obligaciones que sus colegas –. No bien abandone este edificio voy a ocuparme de todo eso.
La vida de este hombre cambiaría tanto como  la de los otros cinco cuando se revelaran como los herederos de los antiguos Cuidadores. Sería, por supuesto, un desafío que debería superar en menos tiempo y con más empeño que el que emplearan Eduardo, Kevin, Lidia, Marina y Qumi, pues, contrario a ellos, Zümsar había descubierto lo que era (un cuidador y un Selecto) cuando el mundo atravesaba los primeros días de una guerra feroz desde su inicio, en la que estaba en juego nada más y nada menos que la vida misma de todas las especies que conformaban el reino elemental.
_Por ahora terminamos – insistió la reina Lili –, y acuérdense de usar palabras suaves cuando comenten esto. Tampoco dejen de repasar, ni de entrenarse ni de proteger los lugares grandiosos.

Fue recién cuando estuvieron con sus familias que los Cuidadores, creyendo uno que los demás tal vez pudieran estar teniendo el mismo pensamiento, repararon en algo prácticamente nuevo, un evento improbable, pero no imposible, que aunque había pasado por sus mentes sin que le hubieran dado importancia, y el cual ahora que eran seis los Cuidadores empezó a cobrar más fuerza:
¿Podría la guerra terminar antes que este primer mes del año?.



FIN



--- CLAUDIO ---

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