martes, 13 de agosto de 2013

El "Rin Raje"



¿Quién no jugo alguna vez en su infancia a este juego?, ¿quién no jugó alguna vez ya más grande este juego?, cuando tal vez haya estado medio alegrón y de regreso a su casa pasa por otra propiedad y se ve tentado de hacerlo.

El RIN RAJE no es nada del otro mundo: es simple y sencillamente tocar el timbre de una casa y salir corriendo. No implica violencia ni nada extremo… excepto que haya alguien con pocas pulgas en la “casa víctima” y nos haya visto justo en el momento en que tocamos el timbre. Fuera de eso, ninguna clase de riesgo.

Fue, sin dudas, una de las más sanas formas de entretenimiento que hubo ayer y, afortunadamente, que hay hoy. Lo fue para nuestros abuelos, para nuestros padres y para nosotros en nuestra etapa infantil. También lo es actualmente para quienes no superan los nueve o diez años, aunque las tecnologías nuevas (juegos en red, telefonía celular, televisión digital, juegos en red…) le patee sistemáticamente el culo a lo tradicional. Inadvertidamente, porque los /as menores de edad recién caen en la cuenta de esto siendo adultos /as, o quizás no, quienes hoy juegan al RIN RAJE  le están brindando un aporte y su granito de arena a lo tradicional con respecto al entretenimiento infantil y sano.

Eso era fenomenalmente divertido. Si, de verdad lo era. Ir con la misma barrita de amigos del barrio, tocar el timbre, furtivamente o no, y correr tan rápido como la situación lo ameritara (vuelvo a lo de alguien con pocas pulgas). Como se ve con esa acción, además, el RIN RAJE servía y sirve como ejercicio físico: tanto correr hace bien para mantener la forma.

Menores de edad en sus ratos libres, adolescentes y no tanto que vuelven a sus casas en las madrugadas o en la mañana del domingo con más copas que de costumbre (o en cualquier momento del día, eso que importa…) o adultos /as tempranos /as a quienes no les importa quedar en ridículo si llegaran a ser vistos… el RIN RAJE, afortunadamente, nunca va a desaparecer. Pero, por si las moscas, mejor no correr ese riesgo, así que les recomiendo que lean este artículo, aunque sea sencillo y poco elaborado, y lo transmitan a los /as menores de edad de su entorno (primos, hijos, nietos…) para que sean ellos /as quienes mantengan viva esta forma de entretenimiento tan sano. A todos nosotros ya nos tocó ocuparnos de el, y es tiempo de dejárselo a aquellos /as que están en la edad para hacerlo.


--- CLAUDIO ---

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