Nadie que lo haya conocido ayer y lo conozca hoy, hablo del sistema de salud, puede negar que el gráfico que muestra a la muerte y a una ambulancia se asemeja cada vez más a la realidad. Uno y otro están por empezar una carrera para ver quien llega primero al lugar en el que una persona, digmaos por ejemplo un herido grave producto de un accidente automovilístico, aguarda saber si va a volver a ver la luz del día o ver crecer las zanahorias desde abajo.
¡EL SISTEMA DE SALUD ES UNA REVERENDA MIERDA!
Los hospitales y otras instituciones del sector, especialmente aquellas en las grandes áreas metropolitanas o urbanas, están en un colapso que se hace más y más evidente a medida que pasan los años. Algunos gobiernos, no importa su alcance (nacionales, provinciales, municipales...) por una cosa y otros por otra, la cuestión es que todos ellos se dedicaron a destruir uno de los sistemas de salud que supo encopntrarse entre los mejores en el continente. Transferencia a las provincias o a los municipios desde la nación, desinversiones, falta de personal idoneo para las diversas espeicalidades, instalaciones insuficientes, tecnología obsoleta, falta de insumos incluso los más básicos, personal no médico mal pago... esas y (otras tantas) causas condujeron a que el sistema público de salud argentino sea un desastre que provoca, sin exagerar, dolor de estómago y causa impotencia tristeza y que da vergüenza.
Ello es la causa directa e indirecta de la existencia d einstituciones privadas del sector. Se paga cada vez más de acuerdo (pero así y todo no hay inflación...) pero las persopnas que tienen la suerte de poder acceder a uno de estos lugares o a más, no importa si son pocas o muchas, no tienen que ser víctimas de la inoperancia y las falencias en la sinstituciones públicas, a las que a veces se les suele agregar el maltrato por parte del personal médico y el no médico.
Tenemos que (poder) evitar que cualquiera de las instituciones médicas que se encuentran bajo la órbita estatal sigan siendo la mierda más o menos grande que son hoy. O, lo que es lo mismo, evitar que la muerte y la ambulancia sigan compitiendo para ver quien deja atrás a quien.
¡LA SLAUD ES NUESTRO BIEN MÁS PRECIADO!
--- CLAUDIO ---
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