Montaron en el rodado y el originario de Las
Heras empezó a pedalear a una velocidad normal, con el hada de la belleza (otra
vez) con ambas piernas hacia la izquierda. Se dirigían ahora hacia el oeste,
por un camino de tierra que tenía su nacimiento en el vertedero, como definiera
Eduardo al anexo de los mercados centrales.
_Porque no haberlo hecho de esa manera fue
algo acertado. Caso contrario habríamos tenido un caos desde el principio. Si
mis antepasados de uno y otro sexo hubieran decidido construir los diez
mercados centrales y su planta auxiliar en un área reducida en cuanto a la
superficie, eso hubiera implicado directa e indirectamente consecuencias
negativas a medio, largo y muy largo plazo. Una concentración tan grande de
hadas y otros seres elementales, tanto movimiento en ese espacio tan reducido
bien pudo, y bien puede, provocar una merma en la calidad de vida entre quienes
viven en esa zona y sus adyacencias, además de ocasionar un impacto nocivo en
el medio ambiente y la ecología. La generación contemporánea a las
inauguraciones y las posteriores lo habrían lamentado – contestó Isabel,
apoyando sus manos sobre las de su huésped. La bicicleta todo terreno se movía
sin mayores dificultades y el barro acumulado producto de la lluvia no era un
obstáculo. Eso y que el conductor tenía talento para esto –. De manera que las
hadas de la antigüedad se esforzaron por encontrar otros emplazamientos,
siempre teniendo la ley en mente y la defensa del medio ambiente como banderas
irrenunciables. Con la ubicación actual de los once predios y la distancia que
existe entre ellos el ecosistema prácticamente no sufre alteraciones y la
contaminación, sino inexistente, podría encuadrarse dentro de los niveles más
bajos. Las hadas tenemos la conciencia ecológica como una obligación legal,
moral y natural, y por tanto le debemos respeto. En vigencia hay catorce leyes
a ese respecto en nuestro país, quince contando también la Ley Magna. Además,
como dije, forma una parte instintiva en mi especie.
-Acertaron, entonces, con esa decisión que
tomaron – apreció Eduardo, mirando hacia adelante. Las cuadrillas de
trabajo ya habían restaurado el camino,
dejándolo nuevamente en condiciones de ser transitado –. Pero, ¿de dónde
obtienen las materias primas y otros recursos para esos mercados y los otros,
como el de alimentos no perecederos?. En este último, sobre todo. Intuyo que
los deberán de conseguir, a todos esos
elementos, en el reino vegetal. Es lo mismo en el lugar del que provengo. ¿Qué
procedimiento siguen, o usan, los seres feéricos?. No creo que sea tan
diferente, de acuerdo a lo que vi en esos diez mercados centrales.
_Eso es verdad. Al menos las dos terceras
partes de los elementos base, es decir de las materias primas, proviene de una
manera o de otra del reino vegetal. También del fungi. Los sectores cultivados,
por ejemplo – indicó el hada de la belleza, corriéndose el flequillo de la
frente, porque su cabello ondeaba con el leve viento, y acomodándose el gorro.
Informaba a Eduardo, de paso, sobre los puntos que pasaban inadvertidos para
el… como un hueco al costado del camino que en realidad era uno de los puntos
de acceso a y salida de una madriguera laberíntica, contaba Isabel, en la que
vivía otra de las razas elementales. “Si, son los gnomos”, concluyó –. Los
alimentos y comestibles en general provienen de todos los rincones del planeta,
aún de los continentes polares. En este país, incluida la isla en la que
estamos ahora, crecen por todos lados las frutas tropicales, hierbas
aromáticas, cacao, cereales, caña de azúcar, arroz, y unas pocas plantas
exóticas, que son los cultivos principales insulares. También algunas plantas
curativas y medicinales. Lo que no tenemos, lo que sea, sino es a través de las
puertas espaciales, llega cada día a nuestros puertos locales, regionales y
ultramarinos. Si, cada uno de los países en el mundo tiene su propia flota
mercante. El comercio internacional, el
regional y el local son siempre muy activos – dos gnomos pasaron corriendo en
el mismo sentido, doblan do la velocidad de la bicicleta. No debían superar los
veinte centímetros de altura – También tenemos una para pasajeros, de alrededor
de cuatrocientos buques. Día a día vienen hombres y mujeres desde todos los
rincones del reino, e incluso desde el extranjero, para comprar… que se yo, lo
que se les ocurra. Lo que sea que necesiten. A la hora de llegar vienen por
aire desde cualquier distancia, o viajan usando las puertas espaciales.
Dependiendo de si las comprar son pocas o muchas, recurren a la flota mercante
y los muelles locales para los envíos. Claro que eso aplica casi siempre a las
comprar al por mayor. ¡Tomen todo lo que necesiten!, indicó a los gnomos.
Estos diminutos seres con el cuerpo cubierto
de un pelaje de color oscuro se habían detenido al pie de una parra y llenaban
un canasto. Eduardo recordó la frase “cada uno toma lo que necesita cuantas
veces quiera”. Hablaban los seres diminutos entre si en su propio idioma, de
forma animada, según las apariencias.
Isabel, recurriendo a una de sus habilidades,
la levitación, hizo lo mismo que sus congéneres del reino elemental. Tomó un
racimo cuando su amigo redujo la velocidad, al pasar junto a los diminutos
seres, porque justo allí había una pronunciada curva, y concluyó sus palabras
dando las informaciones complementarias: el primer lugar que a nivel mundial
ostentaba el reino insular en la producción (estaba cubierto y garantizado en
todo momento el consumo interno) y exportación de café, cacao, plátanos, tabaco
y caña de azúcar; y la existencia de mercados centrales menores dispersos
por todo el archipiélago, un total de
treinta y uno – había actualmente otros veinte en construcción, obras que
llevaban entre un treinta y un cuarenta por ciento de avances – y comercios
individuales en cada paraje, caserío, aldea y ciudad, para satisfacer la
demanda de todo tipo de comestibles, producciones editoriales y gráficas,
calzado, prendas de vestir, materiales y otros insumos para la construcción,
maderas, muebles, artesanías (ayudaban a las hadas a no olvidar quienes eran, y
a mantener en alto su cultura), flores, joyas, juegos y juguetes y entretenimiento.
Aún desde mucho antes de que ocurriera la Guerra de los Veintiocho, el comercio
y el consumo eran algo constante y activo en la sociedad de los seres feéricos,
de modo que los funcionarios habían encarado la construcción de la cifra enorme
de seis mil quinientos sesenta y un comercios que, de acuerdo al rubro al que
pertenecieran, pasaron a estar administrados por los Consejos AGA (Agricultura,
Ganadería y Alimentación), CS (Ciencias), CEST (Correos, Encomiendas, Sellos y
Timbres), CT (Cultura), DCS (Desarrollo Comunitario Y Social), HE (Hacienda y
Economía) e IO (Infraestructura y Obras). Hoy la mayoría de esos lugares
continuaba en pie y en pleno funcionamiento.
_¿Recurren a las artes mágicas, es decir a
sus habilidades, durante una parte o más en el proceso de obtención de los
recursos alimenticios, mejor dicho en la agricultura?., quiso saber el oriundo
de Las Heras, apoyando un pie en el suelo para mantener el equilibrio.
También el había tomado una fruta.
En su caso, un par de ciruelas de un árbol a
su izquierda.
_Casi nada. Prácticamente, las hada son
requerimos de la magia u otras de nuestra habilidades especiales en la
agricultura, la silvicultura u otras disciplinas como esas. Si la usamos, pero su aplicación en el proceso,
que arranca con la puesta de la semilla o del brote en adelante, nunca es
superior a los quince o dieciséis puntos porcentuales. A medida que las
técnicas y procedimientos en materia de agricultura se fueron volviendo o
haciendo más sofisticados, empezamos a prescindir de nuestras habilidades –
habló la hermana de Cristal, levantando por un instante la vista para observar
como los rayos solares se colaban entre las frondosas capas de ramas, lianas y
hojas. La bicicleta se detuvo en seco y los dos desmontaron. La magnificencia y
belleza del paisaje los indujo a querer cubrir a pie la distancia que les
restaba por recorrer hasta el punto en que habría de dar comienzo la segunda
parte del itinerario. Eran dos mil doscientos veinticinco metros – En el reino
de Insulandia el clima es propicio todo el año y las lluvias son suficientes,
así que en ese sentido tenemos una
posición de privilegio. Nuestros conocimientos en agricultura, hablo de las
hadas como un todo, son inmensos. Donde si recurrimos a las habilidades que
tenemos es en casos como ese. Mirá – señaló con los ojos a un par de
individuos, empleados estos del Consejo AGA (Agricultura, Ganadería y
Alimentación). Un hombre y una mujer, conversando entre si, avanzaban por el
camino en dirección contraria. Ambos, posiblemente un matrimonio, por el tono
con que se dirigían la palabra, estaban empleando la telequinesia y otras dotes
para transformar los restos de unas pocas frutas esparcidas en el suelo en el
polvillo fertilizante – Con ese método, además, le pudimos encontrar una solución
muy práctica al problema de la basura y los residuos orgánicos. Cualquier
material de esos que se encuentre en mal o muy mal estado, los restos de alguna
comida, cáscaras, plumas, las hojas de los árboles, por nombrar solo cinco
ejemplos, son transformados en ese polvillo que después se usa para fertilizar
el suelo.
_¿Y funciona?., le preguntó Eduardo, a la vez
que su visión se concentraba momentáneamente, lo mismo que su atención, n un
punto a la distancia a un lado del camino.
Había tres hombres cuya ropa de trabajo tenía
un emblema en la espalda con la sigla C-IO. Eran empleados del Consejo de
Infraestructura y Obras, y estaban tratando de remover lo que sin dudas eran
los restos de una pared de ladrillos y materiales, una construcción de uso público
– “¿Una estafeta postal?”, pensó Eduardo – venida abajo con la fuerza del
aguacero.
_De maravillas funciona – aseguró el hada de
aura lila –. Esa es otra de las razones por las que los arbustos con flores,
las cosechas, los árboles en general, el césped y todas las otras formas de
vida del reino vegetal crecen y prosperan de esa manera tan magistral.
Prácticamente podría ser literal eso de que escupimos una semilla o un carozo y
crece la planta, un brote en el suelo fértil – y agregó –. Te voy a demostrar
lo del polvillo fertilizante. Es de lo más sencillo, y cualquier individuo de
mi especie lo puede hacer.
Cortó unas pocas hojas de aquel arbusto
floral a su derecha y las sujetó con la diestra con bastante firmeza. La mano
tuvo de pronto un fugaz resplandor lila, de menos de dos segundos, y al
instante desapareció ese sexteto de hojas. Isabel relajó los músculos de esa
mano y extendió los dedos. En lugar de las hojas estaba un finísimo polvillo,
finísimo y minúsculo, de color verde, que el hada de la belleza muy pronto hubo
de esparcir frente a su persona, en el suelo.
_Fascinante – fue la opinión de su amigo,
viendo el polvillo , entremezclado con el césped - ¿Qué cosa hacen los
trabajadores agricultores una vez que extraen hasta la última cosecha?, ¿las
llevan a una barraca, a un silo o algo parecido?.
Eso era lo que el experto en arqueología
submarina prefería.
Una caminata a paso normal.
Le pareció que de esa manera podría observar
detenida y detalladamente los sectores dela ciudad Del Sol por los que el e
Isabel pasaran, en lugar de solo esos vistazos más o menos fugaces mientras
maniobraba con la bicicleta sobre los caminos. <si este habría de ser su
nuevo hogar, tendría que conocerlo a fondo.
_Cada una de las áreas cultivadas, sin
importar la superficie que abarque ni su nivel de producción o rentabilidad,
cuenta con un establecimiento que les es propio y exclusivo, aunque no es algo
del otro mundo. Es una estructura para el acopio, como bien dijiste, y una
planta de tratamiento y clasificación, para separar la buena de la mala
cosecha. La producción se hace fuera de
esos campos, que tienen una superficie no mayor, por ley, a las
cuatrocientas treinta y siete hectáreas y media (las tierras fiscales no
cuentan). Hay quinientas veinticinco fábricas alimenticias en el territorio
insular, y es a una de ellas al lugar al que estamos yendo ahora, una de las
diecinueve que hay en la ciudad. Hay otras tres decenas que están en
construcción, que van a inaugurarse entre Junio de este año y Abril del próximo
– informó Isabel. Al parecer, tenía cierta predilección por las frutillas,
porque el par de racimos que había cortado de ese otro arbusto floral, hubo de
“desaparecer!” en poco más de cinco minutos. Los restos (semillas, ramitas y
unas pocas hojas) rápidamente se transformaron en el polvillo fertilizante,
este pronto esparcido en los alrededores. Las manos de la hermana de Cristal,
sin embargo, no dejaban de estar pulcras – Como habrás notado, tenemos una
variedad muy amplia de productos manufacturados dentro del sector alimenticio.,
y la demanda nunca deja de ser alta o muy alta. Principalmente la de jaleas,
dulces, productor cerealeros y lácteos. Las fábricas de alimentos y bebidas
están entre los establecimientos con mayor actividad en todo el mundo, los de mayor
productividad y rentabilidad, y únicamente en Insulandia emplean alrededor de
doscientos seres feéricos cada uno, pero ese es el promedio. El mantenimiento
permanente y las mejoras en todos los sectores destinados a cultivos son
constantes. Son los únicos lugares en este planeta, junto a las instalaciones
médicas, en que se trabaja todo el día y la noche, a excepción de los feriados
y festivos.
_En este planeta – repitió Eduardo, que
sostenía con ambas manos la bicicleta. Se estaba esforzando por retener en su
memoria las palabras del hada. Cualquier cosa le serviría para insertarse en
esta sociedad –. ¿Cómo son en este planeta los continentes?, ¿los podría
comparar con los de la Tierra?.
_Excepto en la superficie, cantidad de
habitantes y densidad de población, son iguales en cualquier otra cosa. En
todo. Este cuerpo celeste tiene una docena – contestó su amiga. Con las manos
en los bolsillos del pantalón, avanzaba a paso lento y normal, siguiéndole el
ritmo al oriundo de Las Heras, en tanto en un rincón de su mente pensaba que
este, muy probablemente, tenía que resultar, sino el mejor, en uno de los
mejores días de este año –. A este lo bautizaron como Centralia, porque se
encuentra justo en el centro del planeta; el punto geográfico central del
continente tiene la coincidencia con el punto donde chocan el paralelo y el
meridiano cero. En ese lugar hay una isla de doce kilómetros cuadrados en la
que funciona la sede central del CSP, el Consejo Supremo Planetario, y Centralia
se compone de nueve países. Otro continente más, el segundo en cuanto a la
superficie, se llama Florentina, tiene únicamente dos países y tiene ese nombre
porque al menos cincuenta por ciento de las formas de vida del reino vegetal
son arbustos y plantas florales. Ese nombre, en nuestro idioma antiguo, se
puede traducir como “Museqámdki”, y cualquiera de las dos formas para referirse
al continente es correcta. Es una florería enorme a cielo abierto que a diario
recibe a cientos de miles de seres feéricos y elementales de todas partes del
planeta. Trópica es otro de los continentes, tiene cuatro países y está
enclavado en una región tropical del planeta, de ahí que se llame como se
llama. Son quince porciones principales de tierra rodeadas y mezcladas con
diecinueve mil trescientos setenta y cinco islas menores, islotes y atolones.
Es como una versión más grande del reino insular, con clima cálido permanente y
lluvias casi a diario – notable y admirable el sentido de la oportunidad de las
mujeres y los hombres con quienes se cruzaban, no solo de la propia especie de
Isabel. Ninguno de los dos paseantes podía conocer cual estaba más contento, y
agradecieron, y en uno y otro lado se limitaron a saludar con sonrisas y una
variedad de gestos faciales –. Hay otro par de continentes que son enormes
porciones de tierra y se encuentran en los polos, en ellos hace frío durante la
mayor parte del año, por no decir todo. Por lo demás, como el aspecto
geográfico y la geología, son como… ¿cómo era que se los llamaba?... lo vi
cuando usamos el Espectador… ¡ah, ya me acordé!... como los países escandinavos
de la Tierra. Nuestros continentes polares no son solamente porciones
congeladas de tierra con lagos glaciales, y no tenemos un hueco en la capa de
ozono. Al del Polo Norte, que se divide en trece países, lo bautizamos Polus,
por una estrella que brilla sobre la parte central del continente. Si, el
conocimiento de mi especie en astronomía es inmenso – aclaró, dirigiendo la
vista a Eduardo – El del Polo Sur es Ártica, tiene doce países y es exactamente
igual al del norte. Hace tanto frío en uno como en otro y las temperaturas
oscilan entre los cuarenta y dos grados bajo cero en una madrugada de pleno
invierno y los quince sobre cero en una plena tarde de pleno verano. El sexto
continente también se compone de trece países; es Lunaris su nombre. Mis
antepasados remotísimos se lo dieron, porque nuestro satélite natural, que está
a trescientos ochenta y tres mil novecientos cincuenta y un kilómetros de
distancia, ofrece durante los últimos siete días de Junio y los primeros siete
de Julio, o sea a mediados de cada años, la rara apariencia, también
inexplicable, de tener el doble de su tamaño cuando pasa por allí, con lo que
alcanza a iluminar las cuatro quintas partes de la superficie del continente.
Es uno de los fenómenos astronómicos más hermosos que existen, y uno de los que
más desvela a las hadas. Una decena de países dan forma a Reikuvia, el séptimo
continente. El origen exacto de ese nombre se perdió en el tiempo, de modo que
nos resulta imposible conocer el exacto significado, la etimología, aunque
creemos que es la consecuencia de las primeras personas que llegaron a y
recorrieron la porción de tierra, en el hemisferio norte del planeta, que si no
me equivoco fueron un matrimonio, una mujer de nombre Kusaur y el marido
Reilama. Eso dicen los textos históricos – Isabel no pudo (ni quiso) contener
el gruñido, cuando aquel cuarteto de chicas jóvenes, de más o menos su edad,
que surcaron el cielo a velocidad lenta y a baja altura, casi flotando, hacia
el oeste saludó a Eduardo con amplias sonrisas, y aquel les respondía el saludo
de la misma manera –. Los últimos tres continentes forman una enorme letra H
separada por amplios y profundos cursos de agua navegables; no se trata de una
forma perfecta, pero asemeja bastante a una H. Son Alba del Oeste, con cinco
países, Alba del Centro, con tres, y Alba del Este, también con tres. El nombre
es un homenaje a una reina que hubo allí, cuando las tres partes formaban un
continente único y este un país único. Son los únicos continentes, una división
que ya lleva más de dieciséis mil años, que están conectados por… carreteras,
si se quiere. Puentes móviles y levadizos de entre siete y ocho kilómetros de
extensión, auténticas proezas de ingeniería. El oeste y el centro por ciento
cuatro puentes, y el centro con el este por ochenta y uno. ¡Ah!, por si te interesa
– exclamó –, y para ir dando por finalizado el tema de los cultivos y los
alimentos. En esta, la isla principal del reino de Insulandia, en ciertos
sectores, crecen muchas de las plantas exóticas que se usan en numerosas industrias
y se comercializan en la mayor parte, por no decir en toda, de los lugares
habitados del país, e incluso hay vendedores que pasan por las viviendas
solitarias respecto a eso. En la mayoría de los casos son plantas únicas, por llamarlas de alguna manera.
_¿Exóticas?., fue la reacción de Eduardo, con
sorpresa, reparando por vez primera, desde que abriera los ojos y asomara por
la ventana en su dormitorio, a mitad de la tarde anterior, en los límites a
ambos laterales de las calles y otros caminos.
En este caso se daba una diferencia casi
total con respecto a lo que el conocía. A falta de cordones de cemento o
concreto que corrieran en el suelo siguiendo algún esquema conocido – manzanas cuadradas
o de otras formas geométricas definidas – se hallaban esos gruesos tablones de
veinte centímetros de ancho incrustados en la tierra, de manera que su altura
total, suponía Eduardo, debía ser de por lo menos el doble de lo que estaba
visible, y prácticamente en su totalidad se encontraban cubiertos por helechos
frondosos y otras plantas enredaderas, que el Consejo EMARN (Ecología, Medio
Ambiente y Recursos Naturales) sometía a un cuidado permanente a fin de
conservar constantes la altura y la espesura. Esos tablones y su densa capa de
color verde, sin embargo, estaban presentes solo en aquellos tramos de los
caminos que daban a las estructuras (viviendas, fábricas, comercios,
instituciones de salud, reparticiones públicas…); en tanto que en las áreas sin
estructuras (plazas, parques, terrenos baldíos…), en cambio, los caminos
estaban delimitados por pequeñas zanjas de treinta centímetros de hondo por cuarenta
de ancho, una forma perfecta de U, y con alguna que otra tabla de madera
dispersa que actuaba como puente. “Por supuesto que no está prohibido traspasar
esos límites”, comentó la hermana de Cristal, cubriendo la sonrisa pícara con
ambas manos, porque dos individuos de la especie feérica, uno del sexo femenino
y otro del masculino, bastante contentos el uno con el otro, caminaron sobre
una de esas tablas, descolorida y gastada con el uso y el paso del tiempo, para
después internarse y perderse entre la espesura. Eduardo, sonriendo también,
los aplaudió y felicitó en su mente, en silencio.
_Si, exóticas. Las llamamos, o clasificamos,
de esa manera ante la ausencia de algo más práctico. Si existe una
clasificación para cada una, pero en la jerga popular las conocemos como
exóticas – definió Isabel para ilustrar a su nuevo amigo –. El algodón, la caña
de azúcar y la manzanilla son tres de los principales exponentes de esa jerga,
y el tabaco, por supuesto. Insulandia es uno de los productores líderes a nivel
continental y mundial. Parea que tengas una idea clara, entre el cuarenta y
cinco y el cincuenta por ciento del tabaco que se consume en el planeta, ya sea
que se trate de cigarrillos y puros o para fumar en pipa, se produce en este
país, que tiene a la tabacalera como una de sus industrias más prósperas.
Además crecen en este reino al menos las dos terceras partes de las plantas
curativas y medicinales que los seres feéricos entendidos en la materia, como
Nadia y su compañero de amores, usan para la fabricación de medicamentos,
pócimas, brebajes y pociones. Empleamos los mismos métodos para su conservación
y eventuales mejoras que con cualquiera de las otras cosechas. La agropecuaria
es la más intensa, por lejos, de todas las actividades laborales en este mundo,
aun en los continentes polares, y también es una de las que mayor cantidad de
personal emplea. En Insulandia es la segunda fuente de ingresos que tiene el
estado, con alrededor del dieciocho por ciento del total.
_Té y tabaco en el mundo de las hadas y los
seres elementales – corroboró el originario de Las Heras, reconociendo en eso
otra buena noticia –. ¡Magnífico diez mil veces!... ¡o más de diez mil! –
celebró con una exclamación, e Isabel sonrió –. No hay nada mejor que un té en
el desayuno y cigarrillos… que se yo, depende de cuánto fume cada uno, y con
los precios que tienen esos artículos.
_Compremos un poco de cada uno en cuanto se
presente la oportunidad., propuso el hada.
_¿En alguno de los mercados centrales?.
_En una herboristería, que es una de las
pocas bocas de expendio donde podés conseguirlos a los dos. La más próxima está
al final de este camino.
Nuevamente montaron en la bicicleta y
continuaron con el recorrido sin que ocurriera algo fuera de lo corriente. Al
menos así fue hasta unos pocos metros antes de llegar a una de las plantas
productoras de alimentos y bebidas que había en la ciudad. La lluvia
torrencial, que concluyera en los últimos momentos de la madrugada, había
derribado un añoso árbol. Fue a causa del fuerte viento y su implacable ferocidad,
algo característico y recurrente de los climas tropicales, y ahora una
cuadrilla de operarios de los dos sexos del Consejo de Infraestructura y Obras
estaba trabajando para despejar el camino y usar al gigante caído en la industria
maderera. En el suelo, cerca de los obreros, ya estaba el “reemplazo”: un
arbolito que otras dos hadas, estas a cargo del Consejo EMARN, iban a plantar y
asegurar con un trío de varas de metal.
Continúa
--- CLAUDIO ---
Continúa
--- CLAUDIO ---
No hay comentarios:
Publicar un comentario