lunes, 12 de junio de 2017

2.4) Agricultura

Montaron en el rodado y el originario de Las Heras empezó a pedalear a una velocidad normal, con el hada de la belleza (otra vez) con ambas piernas hacia la izquierda. Se dirigían ahora hacia el oeste, por un camino de tierra que tenía su nacimiento en el vertedero, como definiera Eduardo al anexo de los mercados centrales.
_Porque no haberlo hecho de esa manera fue algo acertado. Caso contrario habríamos tenido un caos desde el principio. Si mis antepasados de uno y otro sexo hubieran decidido construir los diez mercados centrales y su planta auxiliar en un área reducida en cuanto a la superficie, eso hubiera implicado directa e indirectamente consecuencias negativas a medio, largo y muy largo plazo. Una concentración tan grande de hadas y otros seres elementales, tanto movimiento en ese espacio tan reducido bien pudo, y bien puede, provocar una merma en la calidad de vida entre quienes viven en esa zona y sus adyacencias, además de ocasionar un impacto nocivo en el medio ambiente y la ecología. La generación contemporánea a las inauguraciones y las posteriores lo habrían lamentado – contestó Isabel, apoyando sus manos sobre las de su huésped. La bicicleta todo terreno se movía sin mayores dificultades y el barro acumulado producto de la lluvia no era un obstáculo. Eso y que el conductor tenía talento para esto –. De manera que las hadas de la antigüedad se esforzaron por encontrar otros emplazamientos, siempre teniendo la ley en mente y la defensa del medio ambiente como banderas irrenunciables. Con la ubicación actual de los once predios y la distancia que existe entre ellos el ecosistema prácticamente no sufre alteraciones y la contaminación, sino inexistente, podría encuadrarse dentro de los niveles más bajos. Las hadas tenemos la conciencia ecológica como una obligación legal, moral y natural, y por tanto le debemos respeto. En vigencia hay catorce leyes a ese respecto en nuestro país, quince contando también la Ley Magna. Además, como dije, forma una parte instintiva en mi especie.
-Acertaron, entonces, con esa decisión que tomaron – apreció Eduardo, mirando hacia adelante. Las cuadrillas de trabajo  ya habían restaurado el camino, dejándolo nuevamente en condiciones de ser transitado –. Pero, ¿de dónde obtienen las materias primas y otros recursos para esos mercados y los otros, como el de alimentos no perecederos?. En este último, sobre todo. Intuyo que los deberán de conseguir, a todos  esos elementos, en el reino vegetal. Es lo mismo en el lugar del que provengo. ¿Qué procedimiento siguen, o usan, los seres feéricos?. No creo que sea tan diferente, de acuerdo a lo que vi en esos diez mercados centrales.
_Eso es verdad. Al menos las dos terceras partes de los elementos base, es decir de las materias primas, proviene de una manera o de otra del reino vegetal. También del fungi. Los sectores cultivados, por ejemplo – indicó el hada de la belleza, corriéndose el flequillo de la frente, porque su cabello ondeaba con el leve viento, y acomodándose el gorro. Informaba a Eduardo, de paso, sobre los puntos que pasaban inadvertidos para el… como un hueco al costado del camino que en realidad era uno de los puntos de acceso a y salida de una madriguera laberíntica, contaba Isabel, en la que vivía otra de las razas elementales. “Si, son los gnomos”, concluyó –. Los alimentos y comestibles en general provienen de todos los rincones del planeta, aún de los continentes polares. En este país, incluida la isla en la que estamos ahora, crecen por todos lados las frutas tropicales, hierbas aromáticas, cacao, cereales, caña de azúcar, arroz, y unas pocas plantas exóticas, que son los cultivos principales insulares. También algunas plantas curativas y medicinales. Lo que no tenemos, lo que sea, sino es a través de las puertas espaciales, llega cada día a nuestros puertos locales, regionales y ultramarinos. Si, cada uno de los países en el mundo tiene su propia flota mercante.  El comercio internacional, el regional y el local son siempre muy activos – dos gnomos pasaron corriendo en el mismo sentido, doblan do la velocidad de la bicicleta. No debían superar los veinte centímetros de altura – También tenemos una para pasajeros, de alrededor de cuatrocientos buques. Día a día vienen hombres y mujeres desde todos los rincones del reino, e incluso desde el extranjero, para comprar… que se yo, lo que se les ocurra. Lo que sea que necesiten. A la hora de llegar vienen por aire desde cualquier distancia, o viajan usando las puertas espaciales. Dependiendo de si las comprar son pocas o muchas, recurren a la flota mercante y los muelles locales para los envíos. Claro que eso aplica casi siempre a las comprar al por mayor. ¡Tomen todo lo que necesiten!, indicó a los gnomos.
Estos diminutos seres con el cuerpo cubierto de un pelaje de color oscuro se habían detenido al pie de una parra y llenaban un canasto. Eduardo recordó la frase “cada uno toma lo que necesita cuantas veces quiera”. Hablaban los seres diminutos entre si en su propio idioma, de forma animada, según las apariencias.

Isabel, recurriendo a una de sus habilidades, la levitación, hizo lo mismo que sus congéneres del reino elemental. Tomó un racimo cuando su amigo redujo la velocidad, al pasar junto a los diminutos seres, porque justo allí había una pronunciada curva, y concluyó sus palabras dando las informaciones complementarias: el primer lugar que a nivel mundial ostentaba el reino insular en la producción (estaba cubierto y garantizado en todo momento el consumo interno) y exportación de café, cacao, plátanos, tabaco y caña de azúcar; y la existencia de mercados centrales menores dispersos por  todo el archipiélago, un total de treinta y uno – había actualmente otros veinte en construcción, obras que llevaban entre un treinta y un cuarenta por ciento de avances – y comercios individuales en cada paraje, caserío, aldea y ciudad, para satisfacer la demanda de todo tipo de comestibles, producciones editoriales y gráficas, calzado, prendas de vestir, materiales y otros insumos para la construcción, maderas, muebles, artesanías (ayudaban a las hadas a no olvidar quienes eran, y a mantener en alto su cultura), flores, joyas, juegos y juguetes y entretenimiento. Aún desde mucho antes de que ocurriera la Guerra de los Veintiocho, el comercio y el consumo eran algo constante y activo en la sociedad de los seres feéricos, de modo que los funcionarios habían encarado la construcción de la cifra enorme de seis mil quinientos sesenta y un comercios que, de acuerdo al rubro al que pertenecieran, pasaron a estar administrados por los Consejos AGA (Agricultura, Ganadería y Alimentación), CS (Ciencias), CEST (Correos, Encomiendas, Sellos y Timbres), CT (Cultura), DCS (Desarrollo Comunitario Y Social), HE (Hacienda y Economía) e IO (Infraestructura y Obras). Hoy la mayoría de esos lugares continuaba en pie y en pleno funcionamiento.
_¿Recurren a las artes mágicas, es decir a sus habilidades, durante una parte o más en el proceso de obtención de los recursos alimenticios, mejor dicho en la agricultura?., quiso saber el oriundo de Las Heras, apoyando un pie en el suelo para mantener el equilibrio.
También el había tomado una fruta.
En su caso, un par de ciruelas de un árbol a su izquierda.
_Casi nada. Prácticamente, las hada son requerimos de la magia u otras de nuestra habilidades especiales en la agricultura, la silvicultura u otras disciplinas como esas.  Si la usamos, pero su aplicación en el proceso, que arranca con la puesta de la semilla o del brote en adelante, nunca es superior a los quince o dieciséis puntos porcentuales. A medida que las técnicas y procedimientos en materia de agricultura se fueron volviendo o haciendo más sofisticados, empezamos a prescindir de nuestras habilidades – habló la hermana de Cristal, levantando por un instante la vista para observar como los rayos solares se colaban entre las frondosas capas de ramas, lianas y hojas. La bicicleta se detuvo en seco y los dos desmontaron. La magnificencia y belleza del paisaje los indujo a querer cubrir a pie la distancia que les restaba por recorrer hasta el punto en que habría de dar comienzo la segunda parte del itinerario. Eran dos mil doscientos veinticinco metros – En el reino de Insulandia el clima es propicio todo el año y las lluvias son suficientes, así que en ese sentido tenemos  una posición de privilegio. Nuestros conocimientos en agricultura, hablo de las hadas como un todo, son inmensos. Donde si recurrimos a las habilidades que tenemos es en casos como ese. Mirá – señaló con los ojos a un par de individuos, empleados estos del Consejo AGA (Agricultura, Ganadería y Alimentación). Un hombre y una mujer, conversando entre si, avanzaban por el camino en dirección contraria. Ambos, posiblemente un matrimonio, por el tono con que se dirigían la palabra, estaban empleando la telequinesia y otras dotes para transformar los restos de unas pocas frutas esparcidas en el suelo en el polvillo fertilizante – Con ese método, además, le pudimos encontrar una solución muy práctica al problema de la basura y los residuos orgánicos. Cualquier material de esos que se encuentre en mal o muy mal estado, los restos de alguna comida, cáscaras, plumas, las hojas de los árboles, por nombrar solo cinco ejemplos, son transformados en ese polvillo que después se usa para fertilizar el suelo.
_¿Y funciona?., le preguntó Eduardo, a la vez que su visión se concentraba momentáneamente, lo mismo que su atención, n un punto a la distancia a un lado del camino.
Había tres hombres cuya ropa de trabajo tenía un emblema en la espalda con la sigla C-IO. Eran empleados del Consejo de Infraestructura y Obras, y estaban tratando de remover lo que sin dudas eran los restos de una pared de ladrillos y materiales, una construcción de uso público – “¿Una estafeta postal?”, pensó Eduardo – venida abajo con la fuerza del aguacero.
_De maravillas funciona – aseguró el hada de aura lila –. Esa es otra de las razones por las que los arbustos con flores, las cosechas, los árboles en general, el césped y todas las otras formas de vida del reino vegetal crecen y prosperan de esa manera tan magistral. Prácticamente podría ser literal eso de que escupimos una semilla o un carozo y crece la planta, un brote en el suelo fértil – y agregó –. Te voy a demostrar lo del polvillo fertilizante. Es de lo más sencillo, y cualquier individuo de mi especie lo puede hacer.
Cortó unas pocas hojas de aquel arbusto floral a su derecha y las sujetó con la diestra con bastante firmeza. La mano tuvo de pronto un fugaz resplandor lila, de menos de dos segundos, y al instante desapareció ese sexteto de hojas. Isabel relajó los músculos de esa mano y extendió los dedos. En lugar de las hojas estaba un finísimo polvillo, finísimo y minúsculo, de color verde, que el hada de la belleza muy pronto hubo de esparcir frente a su persona, en el suelo.
_Fascinante – fue la opinión de su amigo, viendo el polvillo , entremezclado con el césped - ¿Qué cosa hacen los trabajadores agricultores una vez que extraen hasta la última cosecha?, ¿las llevan a una barraca, a un silo o algo parecido?.
Eso era lo que el experto en arqueología submarina prefería.
Una caminata a paso normal.
Le pareció que de esa manera podría observar detenida y detalladamente los sectores dela ciudad Del Sol por los que el e Isabel pasaran, en lugar de solo esos vistazos más o menos fugaces mientras maniobraba con la bicicleta sobre los caminos. <si este habría de ser su nuevo hogar, tendría que conocerlo a fondo.
_Cada una de las áreas cultivadas, sin importar la superficie que abarque ni su nivel de producción o rentabilidad, cuenta con un establecimiento que les es propio y exclusivo, aunque no es algo del otro mundo. Es una estructura para el acopio, como bien dijiste, y una planta de tratamiento y clasificación, para separar la buena de la mala cosecha. La producción se hace fuera de  esos campos, que tienen una superficie no mayor, por ley, a las cuatrocientas treinta y siete hectáreas y media (las tierras fiscales no cuentan). Hay quinientas veinticinco fábricas alimenticias en el territorio insular, y es a una de ellas al lugar al que estamos yendo ahora, una de las diecinueve que hay en la ciudad. Hay otras tres decenas que están en construcción, que van a inaugurarse entre Junio de este año y Abril del próximo – informó Isabel. Al parecer, tenía cierta predilección por las frutillas, porque el par de racimos que había cortado de ese otro arbusto floral, hubo de “desaparecer!” en poco más de cinco minutos. Los restos (semillas, ramitas y unas pocas hojas) rápidamente se transformaron en el polvillo fertilizante, este pronto esparcido en los alrededores. Las manos de la hermana de Cristal, sin embargo, no dejaban de estar pulcras – Como habrás notado, tenemos una variedad muy amplia de productos manufacturados dentro del sector alimenticio., y la demanda nunca deja de ser alta o muy alta. Principalmente la de jaleas, dulces, productor cerealeros y lácteos. Las fábricas de alimentos y bebidas están entre los establecimientos con mayor actividad en todo el mundo, los de mayor productividad y rentabilidad, y únicamente en Insulandia emplean alrededor de doscientos seres feéricos cada uno, pero ese es el promedio. El mantenimiento permanente y las mejoras en todos los sectores destinados a cultivos son constantes. Son los únicos lugares en este planeta, junto a las instalaciones médicas, en que se trabaja todo el día y la noche, a excepción de los feriados y festivos.
_En este planeta – repitió Eduardo, que sostenía con ambas manos la bicicleta. Se estaba esforzando por retener en su memoria las palabras del hada. Cualquier cosa le serviría para insertarse en esta sociedad –. ¿Cómo son en este planeta los continentes?, ¿los podría comparar con los de la Tierra?.
_Excepto en la superficie, cantidad de habitantes y densidad de población, son iguales en cualquier otra cosa. En todo. Este cuerpo celeste tiene una docena – contestó su amiga. Con las manos en los bolsillos del pantalón, avanzaba a paso lento y normal, siguiéndole el ritmo al oriundo de Las Heras, en tanto en un rincón de su mente pensaba que este, muy probablemente, tenía que resultar, sino el mejor, en uno de los mejores días de este año –. A este lo bautizaron como Centralia, porque se encuentra justo en el centro del planeta; el punto geográfico central del continente tiene la coincidencia con el punto donde chocan el paralelo y el meridiano cero. En ese lugar hay una isla de doce kilómetros cuadrados en la que funciona la sede central del CSP, el Consejo Supremo Planetario, y Centralia se compone de nueve países. Otro continente más, el segundo en cuanto a la superficie, se llama Florentina, tiene únicamente dos países y tiene ese nombre porque al menos cincuenta por ciento de las formas de vida del reino vegetal son arbustos y plantas florales. Ese nombre, en nuestro idioma antiguo, se puede traducir como “Museqámdki”, y cualquiera de las dos formas para referirse al continente es correcta. Es una florería enorme a cielo abierto que a diario recibe a cientos de miles de seres feéricos y elementales de todas partes del planeta. Trópica es otro de los continentes, tiene cuatro países y está enclavado en una región tropical del planeta, de ahí que se llame como se llama. Son quince porciones principales de tierra rodeadas y mezcladas con diecinueve mil trescientos setenta y cinco islas menores, islotes y atolones. Es como una versión más grande del reino insular, con clima cálido permanente y lluvias casi a diario – notable y admirable el sentido de la oportunidad de las mujeres y los hombres con quienes se cruzaban, no solo de la propia especie de Isabel. Ninguno de los dos paseantes podía conocer cual estaba más contento, y agradecieron, y en uno y otro lado se limitaron a saludar con sonrisas y una variedad de gestos faciales –. Hay otro par de continentes que son enormes porciones de tierra y se encuentran en los polos, en ellos hace frío durante la mayor parte del año, por no decir todo. Por lo demás, como el aspecto geográfico y la geología, son como… ¿cómo era que se los llamaba?... lo vi cuando usamos el Espectador… ¡ah, ya me acordé!... como los países escandinavos de la Tierra. Nuestros continentes polares no son solamente porciones congeladas de tierra con lagos glaciales, y no tenemos un hueco en la capa de ozono. Al del Polo Norte, que se divide en trece países, lo bautizamos Polus, por una estrella que brilla sobre la parte central del continente. Si, el conocimiento de mi especie en astronomía es inmenso – aclaró, dirigiendo la vista a Eduardo – El del Polo Sur es Ártica, tiene doce países y es exactamente igual al del norte. Hace tanto frío en uno como en otro y las temperaturas oscilan entre los cuarenta y dos grados bajo cero en una madrugada de pleno invierno y los quince sobre cero en una plena tarde de pleno verano. El sexto continente también se compone de trece países; es Lunaris su nombre. Mis antepasados remotísimos se lo dieron, porque nuestro satélite natural, que está a trescientos ochenta y tres mil novecientos cincuenta y un kilómetros de distancia, ofrece durante los últimos siete días de Junio y los primeros siete de Julio, o sea a mediados de cada años, la rara apariencia, también inexplicable, de tener el doble de su tamaño cuando pasa por allí, con lo que alcanza a iluminar las cuatro quintas partes de la superficie del continente. Es uno de los fenómenos astronómicos más hermosos que existen, y uno de los que más desvela a las hadas. Una decena de países dan forma a Reikuvia, el séptimo continente. El origen exacto de ese nombre se perdió en el tiempo, de modo que nos resulta imposible conocer el exacto significado, la etimología, aunque creemos que es la consecuencia de las primeras personas que llegaron a y recorrieron la porción de tierra, en el hemisferio norte del planeta, que si no me equivoco fueron un matrimonio, una mujer de nombre Kusaur y el marido Reilama. Eso dicen los textos históricos – Isabel no pudo (ni quiso) contener el gruñido, cuando aquel cuarteto de chicas jóvenes, de más o menos su edad, que surcaron el cielo a velocidad lenta y a baja altura, casi flotando, hacia el oeste saludó a Eduardo con amplias sonrisas, y aquel les respondía el saludo de la misma manera –. Los últimos tres continentes forman una enorme letra H separada por amplios y profundos cursos de agua navegables; no se trata de una forma perfecta, pero asemeja bastante a una H. Son Alba del Oeste, con cinco países, Alba del Centro, con tres, y Alba del Este, también con tres. El nombre es un homenaje a una reina que hubo allí, cuando las tres partes formaban un continente único y este un país único. Son los únicos continentes, una división que ya lleva más de dieciséis mil años, que están conectados por… carreteras, si se quiere. Puentes móviles y levadizos de entre siete y ocho kilómetros de extensión, auténticas proezas de ingeniería. El oeste y el centro por ciento cuatro puentes, y el centro con el este por ochenta y uno. ¡Ah!, por si te interesa – exclamó –, y para ir dando por finalizado el tema de los cultivos y los alimentos. En esta, la isla principal del reino de Insulandia, en ciertos sectores, crecen muchas de las plantas exóticas que se usan en numerosas industrias y se comercializan en la mayor parte, por no decir en toda, de los lugares habitados del país, e incluso hay vendedores que pasan por las viviendas solitarias respecto a eso. En la mayoría de los casos son plantas únicas,  por llamarlas de alguna manera.
_¿Exóticas?., fue la reacción de Eduardo, con sorpresa, reparando por vez primera, desde que abriera los ojos y asomara por la ventana en su dormitorio, a mitad de la tarde anterior, en los límites a ambos laterales de las calles y otros caminos.
En este caso se daba una diferencia casi total con respecto a lo que el conocía. A falta de cordones de cemento o concreto que corrieran en el suelo siguiendo algún esquema conocido – manzanas cuadradas o de otras formas geométricas definidas – se hallaban esos gruesos tablones de veinte centímetros de ancho incrustados en la tierra, de manera que su altura total, suponía Eduardo, debía ser de por lo menos el doble de lo que estaba visible, y prácticamente en su totalidad se encontraban cubiertos por helechos frondosos y otras plantas enredaderas, que el Consejo EMARN (Ecología, Medio Ambiente y Recursos Naturales) sometía a un cuidado permanente a fin de conservar constantes la altura y la espesura. Esos tablones y su densa capa de color verde, sin embargo, estaban presentes solo en aquellos tramos de los caminos que daban a las estructuras (viviendas, fábricas, comercios, instituciones de salud, reparticiones públicas…); en tanto que en las áreas sin estructuras (plazas, parques, terrenos baldíos…), en cambio, los caminos estaban delimitados por pequeñas zanjas de treinta centímetros de hondo por cuarenta de ancho, una forma perfecta de U, y con alguna que otra tabla de madera dispersa que actuaba como puente. “Por supuesto que no está prohibido traspasar esos límites”, comentó la hermana de Cristal, cubriendo la sonrisa pícara con ambas manos, porque dos individuos de la especie feérica, uno del sexo femenino y otro del masculino, bastante contentos el uno con el otro, caminaron sobre una de esas tablas, descolorida y gastada con el uso y el paso del tiempo, para después internarse y perderse entre la espesura. Eduardo, sonriendo también, los aplaudió y felicitó en su mente, en silencio.
_Si, exóticas. Las llamamos, o clasificamos, de esa manera ante la ausencia de algo más práctico. Si existe una clasificación para cada una, pero en la jerga popular las conocemos como exóticas – definió Isabel para ilustrar a su nuevo amigo –. El algodón, la caña de azúcar y la manzanilla son tres de los principales exponentes de esa jerga, y el tabaco, por supuesto. Insulandia es uno de los productores líderes a nivel continental y mundial. Parea que tengas una idea clara, entre el cuarenta y cinco y el cincuenta por ciento del tabaco que se consume en el planeta, ya sea que se trate de cigarrillos y puros o para fumar en pipa, se produce en este país, que tiene a la tabacalera como una de sus industrias más prósperas. Además crecen en este reino al menos las dos terceras partes de las plantas curativas y medicinales que los seres feéricos entendidos en la materia, como Nadia y su compañero de amores, usan para la fabricación de medicamentos, pócimas, brebajes y pociones. Empleamos los mismos métodos para su conservación y eventuales mejoras que con cualquiera de las otras cosechas. La agropecuaria es la más intensa, por lejos, de todas las actividades laborales en este mundo, aun en los continentes polares, y también es una de las que mayor cantidad de personal emplea. En Insulandia es la segunda fuente de ingresos que tiene el estado, con alrededor del dieciocho por ciento del total.
_Té y tabaco en el mundo de las hadas y los seres elementales – corroboró el originario de Las Heras, reconociendo en eso otra buena noticia –. ¡Magnífico diez mil veces!... ¡o más de diez mil! – celebró con una exclamación, e Isabel sonrió –. No hay nada mejor que un té en el desayuno y cigarrillos… que se yo, depende de cuánto fume cada uno, y con los precios que tienen esos artículos.
_Compremos un poco de cada uno en cuanto se presente la oportunidad., propuso el hada.
_¿En alguno de los mercados centrales?.
_En una herboristería, que es una de las pocas bocas de expendio donde podés conseguirlos a los dos. La más próxima está al final de este camino.


Nuevamente montaron en la bicicleta y continuaron con el recorrido sin que ocurriera algo fuera de lo corriente. Al menos así fue hasta unos pocos metros antes de llegar a una de las plantas productoras de alimentos y bebidas que había en la ciudad. La lluvia torrencial, que concluyera en los últimos momentos de la madrugada, había derribado un añoso árbol. Fue a causa del fuerte viento y su implacable ferocidad, algo característico y recurrente de los climas tropicales, y ahora una cuadrilla de operarios de los dos sexos del Consejo de Infraestructura y Obras estaba trabajando para despejar el camino y usar al gigante caído en la industria maderera. En el suelo, cerca de los obreros, ya estaba el “reemplazo”: un arbolito que otras dos hadas, estas a cargo del Consejo EMARN, iban a plantar y asegurar con un trío de varas de metal.


Continúa


--- CLAUDIO ---

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